Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Vivense en el
presente, dos corrientes: de la legalidad y, de ilegalidad; es decir, fuerza
contra derecho, en la que se busca forzar los hechos políticos, únicamente con
el favor de la opinión pública nacional, forzando así, los hechos políticos.
Esto hace inviable al país, a futuro: exige una reacción nacional, en defensa
del sistema republicano, democrático y representativo.
Sentencias que no
se cumplen y, prohíben la violación masiva, de garantías constitucionales,
funcionarios que pretenden estar sobre la ley, imposibilidad de fiscalizar el
gasto público, ofrécese crédito sin garantía, a base de deuda pública, tomada
de los ahorros de los particulares; ante violaciones a la ley, se protege al funcionario
que controla la fuerza pública, otorgándole fuero, a despecho de la propia ley
que rige su institución.
Al incumplimiento
de la ley, debe agregarse el control territorial de las pandillas y, el uso que
ésta, hace del país; el narcotráfico, cuyas relaciones llegan hasta el mismo
Gobierno, por medio de varios de sus funcionarios y, apoyos políticos, que vienen
del conflicto armado pasado, con relación el terrorismo y el crimen organizado
transnacional.
Se presenta, para
las calificadoras de riesgo, una inviabilidad del Estado, que prevé un decrecimiento
económico, muy bajo, para la media mundial y regional. Imposibilita la
inversión que, podría estabilizar al país; alejándolo, aún más, si van a
competir las inversiones, con el Estado o, con empresas de dudoso capital, cuyo
objetivo es el lavado de dinero transnacional, explotando nuestra única
ventaja: la dolarización.
De lucha política,
se ha pasado a la inestabilidad del sistema, pues los continuos incumplimientos,
del ordenamiento jurídico, se extienden y dañan otros sistemas sociales. El incumplimiento
a la entrega del FODES, a las Alcaldías, paraliza sus funciones locales
indispensables para el funcionamiento cotidiano y, la retención de fondos,
amenaza desestabilizar al sistema económico pues, aunque sólo reciben el 10% de
los ingresos, ese llega al sistema bancario, por diferentes vías y, desde donde
se pueden obstaculizar otras actividades: Un empleado que no cobre, no puede
pagar su alquiler y sus alimentos o, pagar sus préstamos personales, generando el
detonante de una crisis generalizada.
La persecución a opositores
políticos, por temas fiscales y laborales, convierte a los Ministerios de
Hacienda, Trabajo y Salud, en aparato represor, que persigue a quien se le
opone o favorece, a quien le conviene al gobierno, siendo su cómplice, la PNC.
Esta actitud, aleja la inversión nacional o extranjera: no hay seguridad jurídica
y, en la presente situación, que la actividad de servicios representa un 53% de
la actividad económica ésta, puede verse imposibilitada de continuar. El rubro
más estable y de más rápida recuperación, es la agricultura, que sólo
representa un 5%, la cual no podría soportarlo, por sí sola, una crisis
generalizada, pues es la más golpeada por la naturaleza, por los precios y, el
desinterés político.
Esta es la razón,
por la que muchos jóvenes emprendedores, buscan el exilio y, la inversión
extranjera se aleja. Sólo una reacción política fuerte, basada en la unidad
nacional, que sostenga firmemente nuestra Constitución, que establece el sistema
democrático, republicano y representativo, podrá oponerse, a la fuerza que el
Gobierno actual, pretende ejercer contra el sistema.
Puede apreciarse,
que la mayoría de los Diputados y Alcaldes están, por sus continuas
arbitrariedades, contra el Gobierno y, que el Poder Judicial, ha manifestándose,
en defensa de las garantías constitucionales; el sistema político ha forzado
los mecanismos de contraloría existentes. El presente Gobierno, ha logrado
despertar la conciencia de la importancia del sistema, sin el cual, la lucha
ideológica, carecería de sentido, pues tendremos la voluntad arbitraria, únicamente
del dictador.
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