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jueves, 23 de enero de 2014

FRAUDE ELECTORAL DE FEBRERO DE 2014


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 23 de enero de 2014.

Cuando se habla de fraude electoral, se piensa, generalmente, en el voto repetido, en la anulación de votos o en el relleno o cambio en el conteo electoral. No ha llegado todavía el momento de tales subterfugios, pero el fraude ya se está realizando, muy sutilmente: actúa como serpiente astuta y silenciosa que esquiva los espinos pero sabe alcanzar la apresa. Así, astuta y silenciosamente, el fraude de las elecciones presidenciales de 2014 en El Salvador, es un suceso inadvertido que se está realizando: es la manipulación de la voluntad ciudadana por medios  muy simples, a la luz del consentimiento de la voluntad que se expresará en la papeleta de votación y que será, el resultado del error, de la fuerza y el dolo.

En las figuras abstractas del Derecho pueden presentarse los hechos con claridad y sencillez, pero no sucede lo mismo cuando se quiere deslindar de los hechos la intención con la cual se realizan, pues en la práctica, es muy difícil separar el acto preparatorio de la intención tentada y consumada. Y es en esta práctica en donde vamos con el presente fraude electoral de 2014.

La insistente propaganda en los medios de comunicación, de “los logros” del Presidente Funes y, de su insistencia en que éstos deben continuarse en los cinco años subsiguientes, es un “error” de la campaña electoral  (en un sentido estrictamente jurídico, como vicio del consentimiento) pues esta no es para elegir a Funes sino a su correligionario Sánchez Cerén. Estas acciones de campaña, están prohibidas por el código electoral, en dos de sus aspectos: primero que la campaña sólo puede hacerla el interesado que es el candidato o, su partido y con fondos, claramente limitados de su propiedad y no del erario público y, en segundo lugar, no se debe usar la gestión pública para hacer propaganda electoral: actualmente se ha usado como propaganda, el subterfugio de dar a conocer obras del Estado, todavía sin terminar y que no se han inaugurado; esto es, a todas luces, violación a la ley. Por esta propaganda, pudiera pensarse que es a Funes a quien se pretende reelegir y, reforzada esa impresión, por el anuncio de Vanda Pignato de que ella continuará en el gobierno de Sánchez Cerén y lo afirma aunque todavía este señor candidato no se lo ha orecido públicamente. Se está procediendo de manera semejante con los grupos fantasmas del Ministro de Hacienda y del Presidente de ANDA.

En la actual campaña electoral, es notorio el dolo (intención manifiesta de engaño) porque se hacen ofrecimientos que, en la práctica, resultarían contradictorios: Sánchez Cerén ofrece a la pequeña empresa, protección y libertad económica pero, advierte a la gran empresa reglamentación progresiva, hasta llegar al socialismo. Dicho proceder anuncia una contradicción y, esta, muy grave porque el sistema económico, pequeño y grande, es un todo armónico, condición para su sostén y progreso. Ofrece también, el mismo candidato, volver al colón o alguna otra moneda nueva que pueda el gobierno imprimir a voluntad pero,  otras veces ofrece la estabilidad del dólar norteamericano; es también contradictoria cuando ofrece que habrá seguridad ciudadana pero se sabe de su relación y pacto con las pandillas de delincuentes.

Es esto último, lo que nos lleva al uso de la fuerza (moral y física) pues las Maras dicen que, a solicitud del FMLN y, siguiendo instrucciones de sus mandos superiores, han ordenado,  en sus territorios, censar a la población para conocer la intención del voto, del propio y del contrario y, con especial detalle en los activistas de sus contrarios, ARENA y UNIDAD. Estas acciones, imposibles de evitar y comprobar por que las niegan tanto la policía como el FMLN y ahora hasta el mismo Mauricio Funes, son evidentes en las viviendas informales y en las colonias en las cuales es numerosa la presencia de pandilleros.

Las acciones de las Maras, no sólo tienen como propósito conocer la intención del voto, sino además provocar la intimidación del votante, en los centros poblacionales más congestionados, como son las zonas de los mercados, sobre todo de San Salvador, Santa Tecla, Santa Ana y San Miguel. Esta situación real, pasa inadvertida a la Fiscalía General de la República, que espera,  para proceder, la información de la Policía Nacional Civil cuyos miembros,  no están interesados en investigar dichos actos, ya sea por complicidad, por negligencia o por conveniencia.

Pues no obstante lo disimulado que se hace el fraude, podría evitarse, si funcionasen debida y honradamente los mecanismos del Estado, pero es notorio que no hay voluntad para evitarlo: judicialmente, sólo se ha detectado un caso de violencia electoral, no han sido sancionada las violaciones al Código Electoral pues, no se sabe que se atienda a las demandas; pueden contarse con los dedos de las manos, las únicas demandas a las que sí se ha atendido. Se ha resuelto a la mayor parte de las demandas con el calificativo de “inadmisible” y esto, aunque la demanda haya sido comprobada con las respectivas fotografías en las cuales se ve cómo se han empleado automotores del Estado para colaborar en la campaña del FMLN y otras, en las cuales se ven los vehículos de la Policía Nacional Civil, sirviendo para transporte de activistas del FMLN.

Los elementos de la Fuerza Armada han permanecido al margen de la campaña electoral pero el Sr.  Ministro de Defensa, David Munguía Payés ha sido uno de los estrategas en el uso de las Maras y de otras estrategias claramente políticas y reñidas con la democracia.


En conclusión,  lo corrupto de la campaña electoral, es un hecho del que todo salvadoreño interesado en su porvenir de ciudadano debe estar consciente.  El FMLN por la doctrina que predica,  por sus ataduras con Venezuela, por su afán de cambiar el sistema político, por su insistencia, casi enfermiza de que los ciudadanos dependan para vivir de la asistencia del Estado,  y por su protección a las Maras y al narcotráfico, es un peligro que debemos evitar  no concediéndoles el voto. El fraude electoral se consuma con sólo su planeación.

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