Por
Lic. Fernán
Camilo Álvarez Consuegra
San Salvador, 21
de enero de 2014.
El 16 de enero
de este año 2014, se cumplieron veintidós años de los Acuerdos de Paz. No hubo celebración:
apenas un artículo de un venezolano locutor de Radio Venceremos que, nostálgico
recordó aquella época. Hubo también un desplegado de ARENA recordando a Alfredo
Cristiani firmante de los Acuerdos de Paz, el Dr. Armando Calderón Sol
que, Presidente que reconstruyo la
estructura física destruida por el FMLN. No obstante esta desvaídas memorias,
es hoy cuando podemos advertir los resultados de dichos Acuerdos y son frutos
amargos los resultados: de ganar las elecciones
el FMLN, y tiene gran probabilidad de ello, transformará la estructura
del país, llevando a la realidad los pretendidos proyectos de su lucha.
Para muchos
tratadistas y estudiosos del Derecho Internacional Humanitario, el conflicto de
El Salvador (1981-1992) fue meramente interno o a lo sumo internacionalizado
(CANI) por causa de la contribución logística de la Unión Soviética dentro de
su estrategia geopolítica de dominación mundial. Como lo que estaba en juego
era el territorio salvadoreño, lo llamo “guerra” pues aunque en el movimiento
participaren nacionales, el interés era el territorio salvadoreño para su control
extranjero, por parte de la Unión Soviética. De hecho así lo razonaron varios
Magistrados en la Demanda Nicaragua vrs Estados Unidos, ante la Corte
Internacional de Justicia.
Al fin de la
Campaña Militar 1981-1992, con los Acuerdos de Paz, fue la Fuerza Armada su
primera víctima: se la mutiló en sus Cuerpos de Seguridad, se disminuyó su
organización, se dio de baja a muchos oficiales, y se cambió muy notablemente
su Doctrina Militar, desde sus bases en la Escuela Militar y centros de Comando y Doctrina Militar. Y todo
a pesar de que sus servicios fueron no sólo patrióticos sino además, de
valientes con estricto apego a su deben y de que sin su defensa no hubiera habido
acuerdos de paz: la guerrilla del FMLN triunfante no los hubiese hecho
necesarios. Y lo más triste de esto, fue la argumentación empleada: “para
evitar el poder militar y que no se repitiera el pasado”, como que si la guerra
hubiese sido creada por la Fuerza Armada y que su accionar no fuese el ejercicio
del poder legítimo del Estado de El Salvador.
Como segunda víctima
podernos señalar al pueblo salvadoreño que rechaza doctrinas extrañas a la
liberal que esta expresada en nuestra Constitución Política. Los sobrevivientes
de las masacres de la guerrilla del FMLN, han quedado sin poder ver a los
asesinos de sus familiares juzgados y, por el contrario, son ahora
gobernantes, por lo que hay una re
victimización para cada uno de ellos.
La tercera
víctima, es la juventud actual, pues aunque para ellos está muy lejana la
guerra, hoy sufren sus efectos. Aunque algunas de las necesidades sociales son
diferentes a las que eran propias de los años 80 muchos de los problemas
actuales tienen su origen en los Acuerdos de Paz. El Estado se debilitó en
cuanto a la Seguridad Pública y las Maras encontraron terreno fértil para su
desarrollo y el cual fue y es justificado por el pensamiento de izquierda que
abona su crecimiento. Además, gran número pierde en incentivo del trabajo pues
que sobreviven con el monto de las remesas que envían los emigrados, quienes en
vez de regresar a su patria, se llevan a sus familiares residir en el exterior.
La lucha armada
es hoy, política y ha dado al sistema
democrático debilidad y corrupción, vale decir a todas las instituciones del
Estado, pero es preciso observar que el relevo de la lucha del militar al
político, sólo se dio en la Fuerzas Armadas que defendieron el Estado, pues los
políticos no estuvieron conscientes de las situaciones a las que deberían
enfrentarse; no tuvieron visión clara de la naturaleza de los Acuerdos de Paz y
así no fueron capaces de vislumbrar y prevenir las intenciones y estrategias de
su contrincante el FMLN.
El FMLN no muto;
se unificó tomando una dirección política única; desplazando a los líderes
militares y políticos de los grupos que originalmente lo conformaron. Por
ironía de la política, estos líderes desplazados sirven hoy de asesores de la
Derecha, que ingenuamente pretende
aprovechar los conocimientos que ellos tenían del FMLN. En sus nuevos cargos
(Paolo Lüers, los “Pollos” Samayoa, Joaquín
Villalobos, Facundo Guardado, los hermanos Galeas y algunos otros) no han
abandonado sus ideas izquierdistas ni aceptan su ineptitud política que los
expulsó del FMLN, por lo que de hecho,
la Derecha ha recogido la basura o los desechos de la izquierda.
En su tiempo, la
Cruzada Pro Paz y Trabajo denunció públicamente lo nefasto que sería para
nuestra vida política, los dichos Acuerdos de Paz. Hubo otras personas que
reconocieran la necesidad de Acuerdos de Paz pero hasta que ya se hubiese
neutralizado a la cúpula del FMLN (su eliminación física) y esa fue la razón de
que muchos permaneciesen en el extranjero
hasta los últimos días de la guerra. Estos han sido en resumen, los frutos de
los Acuerdos de Paz de 1992 hasta hoy. Pronto se verá cual amargo es su sabor
si en las elecciones de febrero y marzo del 2014 triunfa el FMLN.
En resumen, el fácil apreciar en conjunto, los frutos de los
Acuerdos de Paz: disminución de la
Fuerza Armada en sus fines y en su estructura; ímproba labor de la derecha para
reconstruir las todo lo destruido por la guerrilla y, la astuta campaña del
FMLN para el desprestigio de la derecha. El FMLN se ha mostrado dolido de los
males y sufrimientos que su lucha armada ocasionó y ha pedido, por boca de su
candidato perdón, pero ha sido un acto sin efecto pues no puede reparar el mal
que hicieron. Mauricio Funes en su calidad de Presidente pido perdón a Cuba;
este acto no tuvo efecto ni sentido, pues el pueblo salvadoreño jamás ofendió
al de Cuba y si rompimos relación con su gobierno fue porque jamás hemos estado
de acuerdo con regímenes comunistas, y si han muerto cubanos y extranjeros en
nuestro suelo ha sido por defender los intereses soviéticos en Latinoamérica,
por lo que sus muertes, están más que justificadas ante los intereses patrios.
Finalmente, el
FMLN llegó al poder por el subterfugio de un individuo que no era miembro del
partido, Mauricio Funes, lo que fue astucia del lobo disfrazado con piel de
oveja; hoy, su oportuna campaña en favor del partido que lo postulo, le asegura
ser bien recibido por éste cuando deje el poder, porque le abrió la puerta
ancha y segura: fruto amargo de los Acuerdos de Paz. Ahora compete al ciudadano
común, evitar que ese fruto amargo sea consumido, no por beneficio o acción de
los políticos, sino por supervivencia patria.
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