Por
Lic. Fernán
Camilo Álvarez Consuegra
San Salvador, 11
de enero de 2014.
En días
recientes, el Secretario General del FMLN, Medardo González, en entrevista de
Radio Maya Visión, comentada luego en un prestigioso rotativo, afirmó: “el
control de las instituciones del Estado, por parte del FMLN asegurará la
democracia en el país”. A la luz de la Teoría del Estado, esta afirmación es
absurda: a mayor separación de poder, la democracia es más fuerte, por la
posibilidad de mayor control en las actuaciones del funcionario público. Dicha
declaración, permite develar un poco sobre la estructuración de las fuerzas
fácticas de la izquierda y su visión del ejercicio del poder público.
Si comparamos a
los miembros de la dirigencia actual del FMLN, con los que pactaron los
Acuerdos de Paz y también con los firmantes del pacto de Constitución del FMLN,
encontraremos que con pocas excepciones son los mismos personajes. Se han excluido
a los de las tendencias no ortodoxas o no afines al Partido Comunista y a los que no son favorables a la influencia cubana
o venezolana. Esta exclusión en la dirección del FMLN, responde a los poderes
fácticos dentro del mismo. Los excluidos Joaquín Villalobos, Dagoberto Gutiérrez
y otros, que como ellos poseen un buen número
de partidarios y cierto apoyo internacional, después de un tanteo político,
luego de las pasadas elecciones de Diputados y Alcaldes (negativa para el FMLN)
optaron por realizar una labor de distanciamiento y abstencionismo electoral,
con el fin de restar apoyo al FMLN pero sin favorecer a la derecha, y
asegurarse una representatividad mayor de la que poseen, al proclamar luego de
las presentes elecciones, que el abstencionismo, es de su exclusivo mérito y
que es debido a la no representatividad de su ideología en las presentes
elecciones, estrategia ya empleada en las elecciones de 1991.
La tendencia
firme y declarada del FMLN, es la
concentración del poder, tanto dentro
del partido como en las instituciones del Estado. Este dominio en total círculo, le permitiría aglutinar, en su derredor, a
las fuerzas que, por diversas causas les son afines, sin ceder un ápice, su
poder de decisión. Sería similar a lo que ha sucedido con el binomio Funes –
Saca: se inició con la independencia de Funes, frente a la Dirección Política
del FMLN, pero con la colaboración de Tony Saca. La relevancia de Saca, al cabo
de cuatro años y medio, ha decaído, revelándose
que no es el candidato con mayores posibilidades presidenciales y, esta
realidad, ha movido a Funes a plegarse nuevamente al FMLN, actuando no obstante
su alto cargo, como una activista del partido, siendo su participación
meramente operativa: ha ganado nuevamente un puesto aceptable pero sin el poder
de participar en las decisiones del partido. No obstante, Funes está utilizando
en favor del FMLN, todos los recursos del Estado (Defensa, Casa Presidencial,
Economía, Hacienda y Agricultura) para diseñar e implementar las políticas
contra la oposición, ya se trate de la
estrategia elaborada contra Francisco Flores, del desprestigio de ex
funcionarios de gobiernos pasados y de disidentes del presente, utilización de
las Maras en beneficio del FMLN y contra la empresa privada, golpes en general,
muy especialmente a las empresas y personas que son financistas de ARENA. Esto
último, tiene para Funes, un doble beneficio: distraer sobre las
irregularidades de su gobierno: a) clientelismo político y b) corrupción
política y privada.
Es lógica la
forma en que actúa la dirigencia actual del FMLN, si la juzgamos a la luz de su
formación política y militar soviética, de la época de Nikita Jruchehov, Leonid
Brézhnev y Yuri Andrópov. Por la hoja de vida de cada uno de los actuales
dirigentes del FMLN, se comprueba que en su mayoría, son oficiales asimilados
del Ejército Soviético, lo cual
significa lealtad inquebrantable a la doctrina comunista y, en consecuencia, se
puede afirmar que la contienda electoral contra el FMLN político es en
realidad, contra el FMLN guerrillero, el cual hoy, lucha en un frente político,
no armado y por lo cual, su estrategia es la misma que en la lucha armada: la
destrucción total del enemigo, por cualquier medio. Esta estrategia no es
propia de una elección política democrática.
Para completar
esta semblanza, es oportuno hacer referencia a las alianzas del FMLN que son, únicamente,
a nivel operativo, con el fin de aumentar el caudal de votos, pero sobre todo,
para debilitar a sus contrincantes “cercanos”, de lo cual es vivo ejemplo su
reciente alianza con antiguos simpatizantes y cuadros del Partido Demócrata
Cristiano y, que tiene el fin de restar a Tony Saca, fuerza política y, en
consecuencia también a Funes; se prepara
así, para una segunda vuelta electoral (aunque su propósito es ganar en primera
vuelta), el riesgo de perder las elecciones en la segunda vuelta está en ¿a cuál
ideología se acerca más el voto de su contrincante? En la realidad el voto de
UNIDAD, fuera del de PDC hoy PES, se acerca más a ARENA que al FMLN.
La tendencia de
control y dominio, por parte del FMLN,
de todos los órganos del Estado, sólo puede ser fáctico y no, orgánico. Tal control garantizaría una
apariencia de democracia, previo a la oportunidad del siguiente paso: la
transformación formal del Estado hacia un poder concentrado, tal como se hizo
en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador. Transformación que será proclive al
dominio total de la economía por parte del Estado, siendo una de sus armas más
eficaces con las que contar que son los impuestos y la inseguridad jurídica en
favor del Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario