Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 25 de octubre de 2014.
Mientras que durante el
presente año, han sido asesinados, en el cumplimiento del deber, más de treinta
agentes de la Policía Nacional Civil y,
se da de baja, a un promedio de, entre
doscientos cincuenta a trescientos agentes por año, por deserción en el
servicio, debido a las deficientes condiciones laborales o, a las amenazas de
los pandilleros, la PNC anuncia, como parte de su estrategia anti delincuencial
de la Policía Comunitaria, el entrenamiento, en la Academia Nacional de
Seguridad Pública, de los “Artistas de
la Comicidad”: payasos. Esta es situación surrealista, si la comparamos con los
entrenamientos en Colombia, Brasil, Argentina o Chile, de sus fuerzas
policiales y, es denigrante en su profesión para quienes ejercen la función de
policía y, además desnaturalizante para la institución.
El principio en el que se sustenta la creación en
Latinoamérica, de la Policía Comunitaria, es el de la necesidad de crear estrategias de organización y actuación
policial, con el claro objetivo de “responder a los abusos de poder, falta de efectividad, pobre confianza pública
y, duda sobre la legitimidad de la policía”; así, basándose en las
experiencias de las comunidades indígenas en Filipinas y en Ghana. Y buscando
la reducción de la actividad delincuencial, basándose en una gestión
comunitaria, sin la intervención directa de la policía como agente represor,
actuando conjuntamente con otras instituciones gubernamentales que es necesario
porque, el detonante de la criminalidad,
es el alcohol, la intolerancia étnica o, la violencia intrafamiliar, por la no
aplicación de las normas básicas de convivencia humana.
En América Latina, a
partir de la década de 1980, iniciose un debate sobre el papel de la policía y
de la comunidad, en la prevención de la criminalidad. Los cambios políticos en
los 90´s (Argentina, Brasil y Chile) pusieron de manifiesto la necesidad de que
las policías experimentasen transformaciones que les permitiesen insertarse en
dicho régimen político. La creación en El Salvador, de la Policía Nacional
Civil, se efectuó bajo estos principios, por lo que, desde sus orígenes, fue
una Policía Comunitaria, colaborando en la formación de su doctrina, la Guardia
Civil española.
En cuanto a este cambio
de concepción y de funciones de la Policía,
es posible identificar claramente, tres conceptos que sirven de base a las
políticas de prevención modernas: conceptos de prevención, comunidad y
asociación (partnership). Estos conceptos, han sido también, utilizados en el diseño de
las políticas de seguridad ciudadana, en América Latina, aunque la carencia de claras definiciones conceptuales, ha
permitido su utilización en estrategias que involucran perspectivas sociales e
ideológicas distintas.
En El Salvador, los niveles de violencia social han crecido debido a
la permisividad de las políticas de Estado, que crearon, bajo principios
sociológicos falsos, las instituciones de policía, fiscalía, tribunales penales
y estructura penitenciaria, luego de los
Acuerdos de Paz de 1992. El problema de las pandillas, no es falta de
entendimiento dentro de una comunidad y, el tráfico de drogas, no es producto
de la necesidad social, de escapar a la realidad por medio de un tóxico, sino la
intención aviesa, de crear estructuras paralelas al Estado, con cuyo producto
poder vivir, creándose así una estructura delincuencial con capacidad
suficiente para oponerse al Estado.
La idea de que el
policía ha de residir, en el mismo lugar en donde realiza sus labores, réstale
protección, frente a la estructura delincuencial del lugar; facilita además, su
propia corrupción. El asesinato de miembros de la corporación policial, es la
respuesta a la presencia física de los mismos, en territorios controlados por
el crimen organizado. La inteligencia policial, que se espera de la presencia
policial en las comunidades, se ve nulificada por la falta de confianza en la
misma y no, por ser un ente represivo, sino por ser lo contrario: su poder de
brazo del Estado, se ve anulado, por el poder en la comunidad de las pandillas
y el narcotráfico.
La instrucción para ser
“payasos” que se está impartiendo a miembros de la PNC, tiene según se dice, el
propósito de que, como papayos puedan ganarse fácilmente la confianza de la
comunidad; este proceder resulta ser un chiste cruel e indigno para quienes tienen como deber y obligación cuidar y proteger
a la comunidad. Esta ¡Operación HA
JAJAJA! es la que hará reír a la delincuencia, y hará llorar de impotencia a la
comunidad. Si los maestros de los policías
Payasos, son Pizarrín y Tortillaso, ¿cómo se llamarán los policías payasos …?:
tal vez Bastonazo de Corcho y Plaquita
Feliz….
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