Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
San Salvador, 12de octubre de 2014.
El retiro de Norman
Quijano de la contienda electoral, ha causado, en ciertos sectores de ARENA bastante
satisfacción y esperan que suceda a Quijano, su candidato y que sea éste el más
favorecido. Carecen, estas personas, de la capacidad para entender que éste
retiro, ha sido la primera derrota de ARENA, en las presentes elecciones. Ha sucumbido ante la buena mercadotecnia que entreteje
a Nayib Bukele. Las recientes declaraciones del Diputado Mario Valiente, son la
expresión de esta forma de pensar, declarando en Radio Cadena Mi Gente: “Norman
renunció, confirmó, y añadió que no le quedó más alternativa, luego de darse
cuenta que las encuestas no le favorecían, y que ponían con amplia ventaja al
candidato del FMLN, Nayib Bukele.”
Las actuaciones de
Norman Quijano y los procesos de su elección interna, tanto como candidato a la
Presidencia como a la Alcaldía, no han estado libres de cuestionamientos dentro
de ARENA, pero sí tiene él, en el Municipio de San Salvador una muy favorable
imagen de “moderación y seriedad”, ante las propuestas de Bukele, en
consecuencia, débese considerar, la renuncia de Quijano como la primera derrota
de ARENA en la presente campaña electoral y que atendió por causa varios
factores: falta de liderazgo, es decir, de decisión acertada, segundo pretender
conocer la realidad por medio de suposiciones, tercero, pretender alcanzar el
poder con un proceso libre de riesgos y cuarto, falta de visión del riesgo que
la derecha corre en El Salvador.
En todo partido
político, las disputas internas por el poder, son esperadas y por lo mismo,
normales y no causan efectos negativos, ni al inicio de una organización, ni
cuando el partido ejerce o domina el poder político, pero sí son funestas,
cuando se está en posición desventajosa y, son muy peligrosas si las fuerzas
contrarias pugnan por su destrucción y, más aún, si no se tiene plena claridad,
de quienes conforman un bloque aliado o, cual es el de sus enemigos. El
reacomodo de fuerza en tiempos de crisis, debe hacer prevalecer las más idóneas y la sumisión
o exclusión de las que han fallado, de lo contrario se debilita el todo.
Para medir la fuerza electoral,
tomemos como ejemplo el número de alcaldías ganadas en 1994 por ARENA: fueron
217; dieciocho años después, se han ganado solamente 116; puede argumentarse
que, aún así, se conserva la supremacía sobre su principal opositor, el FMLN
que ha logrado sólo 83 alcaldías pero que, sin embargo, gano el poder
Ejecutivo. Débese entender pues que, la fortaleza del partido, no se mide en
relación con la de sus contrarios, sino, en razón, de su propia evolución
histórica. Esta medición de fuerza no será ya posible hacerla con los Consejos
Plurales, que a la postre debilitará la confiabilidad en los partidos
políticos.
El resto de
municipalidades (que no son de ARENA ni del FMLN) están bajo la seudo -
Derecha, en muchos casos, bajo la autoridad de antiguos areneros; así, la
comparación entre partidos, sirve para determinar la eficacia de las campañas
en la contienda electoral y poder elaborar, acertadas estrategias futuras, pero
no, para medir las fuerzas internas del partido.
Otro problema que se
presenta para el éxito de la campaña, es el espejismo de lo local y el interés
personal: cada candidato (sobre todo en el caso de los diputados) suele
preocuparse de los resultados que le afectarán directamente, descuidando lo que
atañe a los temas de nación, cuya importancia está sobre sus intereses
personales con los electores. Este gravísimo error ha sido causa también del gravísimo
error de ignorar a la empresa privada y sus intereses gremiales, qué sólo
dentro del liberalismo pueden desarrollarse plenamente; también ha sido este
error, causa del divorcio con las diferentes organizaciones cívicas y de la
veteranía militar.
El último problema
político que se ofrece, es la corrupción generalizada que desde la Asamblea
Legislativa, fluye muy peligrosamente. Esta corrupción, tiene origen en la
degeneración de la aplicación de los principios constitucionales, que pretenden
crear una estabilidad política (todas las elecciones de segundo grado dependen
de la Asamblea Legislativa, especialmente los de contraloría) ha sido fomentada
ampliamente por la Izquierda y, por conveniencia, aceptada por la Derecha. Esta
corrupción tiene para el FMLN, un fin político, explicado ampliamente por la
teoría marxista: llevar al Estado a
una crisis tal, que obligue al cambio del sistema, por otro que se dice será
incorruptible, a saber, “el poder único, nacido del marxismo”.
Para poder revertir la
crisis de la Derecha, sólo se ven posibles, dos acciones: primero, crear un
liderazgo claro, firme y absoluto o segundo, ante la conciencia de la
destrucción colectiva de la Derecha, se renuncie a los intereses particulares,
en aras del interés colectivo que no es otro que el de la salvación común de
los valores que nos han dado la existencia y libertad durante ya casi
doscientos años, y con ello el bienestar de cada uno de los que sustentan tales
ideas.
El asistencialismo que
ofrece el actual Gobierno, más el fomento de la corrupción gubernamental (en
los tres órganos del Estado), harán, en muy poco tiempo, muy difícil la vida
económica del país y, en consecuencia, también la vida será políticamente
inviable. La lucha de poder interno dentro de la Derecha, sólo alimenta a la
seudo - Derecha (que sí se proclama de Derecha pero que actúa, por conveniencia
económica o política, en favor de la Izquierda); cada persona que se siente
excluida de ARENA, busca y encuentra un nuevo nicho político, en otro partido:
GANA, Democracia Salvadoreña, Concertación Nacional e incluso el PES; estos dos últimos partidos, que han sido los
cerrados políticamente, para aceptar nuevos miembros, hoy se están abriendo
para recibir la disidencia arenera, que esperan por lo menos, favorecerse económicamente con alianzas con ARENA, en
vista de su patente atrofia política y tratar la Derecha de conservar el
balance necesario para preservar su existencia frente a la Izquierda.
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