Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 25 de
noviembre de 2014.
En el Socialismo del
Siglo XXI, el sistema público primario es un medio para la construcción del
Poder Popular, desarrollando, según tal sistema, los principios de la
Conferencia de Alma – Ata, de la Unión Soviética (Almaty, Kazajistán) de 1978,
implementado en Venezuela, por el Ministerio del Poder Popular para la Salud y,
promovido por médicos cubanos y venezolanos, en los países allegados al
Socialismo. La promoción de Congresos con tal fin, son promovidos dando a
entender al público, que se trata de un congreso médico ordinario.
La Declaración de Alma
– Ata, en sus numerales I, II, III, IV, y V, establece que sus principios generales,
pueden explicarse de la manera siguiente: el bienestar del individuo no sólo
consiste en la ausencia de enfermedades o dolencias sino también en las desigualdades
económicas como causantes de dichos males; además, de que el pueblo (la
sociedad) deberá participar en la estructuración, y toma de decisiones sobre la salud pública.
En términos generales, la
Declaración de Alma – Ata no nos dice mucho, sin embargo, cuando estudiamos el
documento “De la Participación en la
Salud a la construcción del Poder Popular. Experiencias para el debate”,
del Gobierno Venezolano, encontramos que sus dos directrices principales son:
la Nueva Geopolítica Internacional y la Suprema Felicidad Social de nuestros
pueblos.
En cuanto a la visión
de la Nueva Geopolítica Internacional, Venezuela plantea la constitución del
polo latinoamericano (liderado por Venezuela, en su visión geopolítica bolivariana
del ALBA), en oposición, a los intereses imperialistas europeos y
norteamericanos, en América Latina, y apoyándolo en los polos: chino, ruso e iraní. En cuanto a
la felicidad social de los pueblos, esta depende de situaciones sociológicas: “La
desigualdad de las condiciones de vida está determinada por estructuras y procesos
sociales más profundos. Las desigualdades son sistemáticas y son el resultado
de normas, políticas y prácticas sociales que toleran o incluso favorecen una
distribución injusta del poder, la riqueza y otros recursos sociales
necesarios, y del acceso a éstos.”
Para lograr estos
objetivos de la salud, se plantean tres líneas
de acción: la primera, “Luchar contra la distribución desigual del
poder, el dinero y los recursos, esto es, los factores estructurales de los que
dependen las condiciones de vida, a nivel mundial, nacional y local”.
La segunda es: “Dar poder efectivo a todos los grupos de la sociedad mediante un
sistema de representación justo en los procesos de toma de decisiones relativos
al funcionamiento de la sociedad”. Y tercero: “Esta dinámica, en Venezuela, está
marcada, entre otros aspectos, por una diversidad de expresiones de la
participación de la población, así como por múltiples esfuerzos desde el Estado
por generar esos procesos y espacios de participación nuevos en todos los
niveles de su gestión”.
La gestión médica se
centra en la concientización de su realidad, de todo individuo, en el entorno
social; en la práctica; en cuanto a la atención de salud, no se realiza más de
lo que se consideraba como “promotores” de salud o de “campañas sanitarias
ambientales”. Esta visión de la medicina, es contraria al desarrollo médico, que
se basa en la especialización y en la investigación, pues estas funciones
propias del desarrollo médico, al llevarse a cabo por agentes privados, son rechazadas
como excluyentes de la sociedad y contrarias a los intereses sociales.
Así concebida, la
participación del Estado en la medicina pública, debe estar conformada dentro de la organización de
estas instituciones políticas: Consejo Comunal, Consejo de Tierras Urbanas
etc., como coadyuvante político; más, no es visto como sistema que vela por la
salud individual del paciente, sino salud de la sociedad en general. Esta
concepción degenera el sistema de salud, en su concepto Constitucional
salvadoreño, que dice: “ARTICULO 67.- Los servicios de salud
pública serán esencialmente técnicos. Se establecen las carreras
sanitarias, hospitalarias, paramédicas y de administración hospitalaria.”
Está claro que lo que está promoviendo actualmente el Ministerio de Salud de El
Salvador, está en abierta contradicción con lo que define y manda nuestra
Constitución.
En un plano, fuera de
todo contexto médico, las redes propuestas, por esta concepción de la “salud
pública”, son para crear un activismo político y parte de la red de informantes
(inteligencia) en favor del Estado, como se denuncia públicamente en la página
web de Infobae, en su edición del 24/11/2014, en la nota periodística intitulada
“La red chavista para promover el
socialismo y espiar a la oposición”. Esta noticia también es congruente con el anuncio de crear “consejos
ciudadanos” para la Seguridad Pública, según el modelo nicaragüense. Débese
aclarar que este modelo, surgió durante los años del conflicto, como una acción
para evitar el desarrollo político de la Contra en Nicaragua, y que, es el
resultado del modelo de inteligencia creado en dicho país, por la STASI (Ministerio
para la Seguridad del Estado, en alemán Ministerium für Staatssicherheit, más
conocido por su abreviatura Stasi, que era el órgano de inteligencia de la República
Democrática Alemana).
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