Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 13 de
enero de 2016.
¿Por qué tantos
homicidios, si en El Salvador no hay guerra declarada? Muy complejos son sus
motivos: trátase de una lucha de poder interno por el control territorial que
los diferentes grupos de pandillas se están disputando, para cobro de la renta
y del usufructo del tráfico de la droga, causa de que reclamen control
territorial. Tres factores impiden que El Estado pueda combatirlos eficazmente:
falta de elementos para combatirla, erróneo
enfoque ideológico del conflicto, e indecisión política.
La tregua con las pandillas
ha permitido que en ellas, surja el espíritu “político” de grupo, haciéndolas
conscientes de su poder. Por esta nueva visión, se ha roto la cohesión interna
entre las diferentes pandillas y, hace que cada grupo o sub-grupo luche por los
frutos recolectados en su territorio particular, aún contra miembros de su
misma pandilla; situación que
intensifica la lucha, aumentando el número de muertos.
La contención de la
insurgencia durante el pasado conflicto armado, fue gracias a 65,000 soldados y
200,000 defensas civiles que
proporcionaban control territorial e inteligencia. Nunca hubo más de 18,000 guerrilleros
y aproximadamente 85,000 simpatizantes organizados en los diferentes frentes de
masas. Hoy tenemos, entre PNC y Fuerza Armada, sólo 34,000 hombres, contra
60,000 pandilleros y 340,000 dependientes que surten su necesaria logística.
Débese notar que la diferencia no sólo está en la relación numérica de las fuerzas,
sino también, en la capacidad de inteligencia que puedan generar, pues las
pandillas basan toda su estructura y sus líneas operacionales en los reportes
de inteligencia que suministran 400,000 personas. El sistema de información que
posee el Gobierno, es casi nulo: su estrategia se basa en planes de patrullaje,
con fines disuasivos. Como se podrá apreciar, es una situación que permite a
las pandillas, su impunidad al cometer asesinatos y demás actos delictivos.
Las pandillas crecieron, porque vieron en ellas un potencial político
y constituyen hoy una forma de vida; son ahora un poder que puede servir al que mejor le
convenga. Por otra parte, para los teóricos de la izquierda salvadoreña, como
Dagoberto Gutiérrez, el país es un inmenso laboratorio donde se están llevando
a la práctica, análisis teóricos de la
situación. Esperan que dentro de poco se de una “somalización” de este presente
conflicto, con lo cual el país, entraría en una crisis mayor: de la cual sólo
podría salir, creando una nueva sociedad, basada en las teorías del socialismo
latinoamericano. Por lo que concluimos que
el Gobierno no puede controlar la situación, por falta de elementos
materiales y por falta de la debida estrategia y cambiar el enfoque
significaría reconocer un error político que viene desde el 2009; mientras la izquierda, que no está en el poder, desea
una agudización de la crisis, que considera necesario, para la construcción de
un nuevo Estado.
Por otra parte, vemos en
el pacífico salvadoreño, un aumento en el decomiso de droga, lo que indica que
ha aumentado por esa vía el tráfico de droga y, han disminuido
(comparativamente) los decomisos en carretera o en almacenamientos terrestres, por lo cual se puede presumir, que la lucha
interna por el control territorial, aún no se ha definido, por el contrario, se ha incrementado, obstaculizando
los envíos de droga por tierra. Cuando la situación interna se estabilice
(disminuyan los homicidios porque hay un bando vencedor) aumentará posiblemente,
el trafico terrestre; además tomando en cuenta que por la paz en Colombia, disminuirá
la producción de droga y que hay un aumento de la misma, en el Perú, habrá más
tráfico por el pacífico que por el atlántico, esto fortalecerá aún más a las
pandillas que finalmente, controlen el territorio nacional.
La agudización del
conflicto de las pandillas ya está dando sus frutos perversos: aumento del
riesgo país, aumento de los costos operacionales de las empresas desplazamiento
de población e intranquilidad y, no será evitando que se comenten estas
realidades en los medios de comunicación, que se evitarán sus efectos, pues el problema tiene una dimensión tal, que
afecta la Seguridad Nacional y sus efectos atentan contra la Seguridad Hemisférica,
anulando todo esfuerzo por la pacificación del Triangulo Norte.
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