Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 24 de
enero de 2016.
A veinticuatro años de
firmados los acuerdos de paz y, de promulgada la Ley de Amnistía, se ha puesto
un velo histórico sobre dos hechos que aún no han sanado y excluidos del Informe
de la Comisión de la Verdad: los lisiados por minas y los asesinatos cometidos
por el Comandante Mayo Sibrián, el “Carnicero de la Zona Paracentral”. Estas
dos situaciones, exigen una
investigación y dictamen del Procurador
de los Derechos Humanos; precisamente, por su papel de defensor del pueblo y capacidad de investigación irrestricta, que
se deriva de su papel moral dentro del Estado y la naturaleza no vinculantes de
sus Resoluciones.
De la Fuerza Armada, existen
dos mil ochocientos treinta lisiados , otros tres mil treinta y ocho lisados
que registra el Fondo de Protección de Lisiados de Guerra; sin embargo, por el
número de prótesis donadas, es muy probable que su número ascienda a poco más
de ocho mil personas, todas ellas, víctimas de las minas “quita-pié”. Así, el número total de lisiados de guerra
(por diferentes causas) excede los treinta mil.
Se utilizaron las minas
quita-pie para provocar el colapso de servicios médicos del Estado, degradar la
moral de las tropas y desplazar a los civiles. De estas minas, los efectos más
comunes son: amputaciones de miembros inferiores, mutilaciones en genitales,
lesiones musculares y en órganos internos. Aunque El Salvador se ha declarado
libre de minas desde el año de 1994, Ladmine Survivors Network de El Salvador,
ha reportado, como el último caso registrado formalmente en Quezaltepeque, en el dos mil cinco, a un
joven que fue lesionado por una mina,
en la periferia de un antiguo campamento guerrillero. Además se han detectado
cincuenta y tres lugares con minas aún no desactivadas y que, no han causado
más víctimas, porque sus habitantes ya no recorren esos lugares.
El dos mil diez, El Salvador, en la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU, propuso una
Resolución contra el uso de minas terrestres, e informó que había destinado
para ello, en El Salvador, diecinueve millones y medio de dólares (sin detallar
su destino) cantidad aún no percibida por las víctimas; pero, a lo que me
refiero, es al trauma psicológico de las víctimas, que aún esperan una
explicación ¿por qué se emplearon tales artefactos, prohibidos por el Derecho
Internacional Humanitario? ¿Podría la Comandancia del FMLN, satisfacer esa
pregunta? El único que puede presionar dicha respuesta, es el Procurador de los
Derechos Humanos.
Entre 1986 y 1991, en el Frente Paracentral, el Comandante Mayo
Sibrian asesinó a poco más de tres mil personas: un mil combatientes eran de
las FPL y el resto, civiles, sin que importase edad y género, todos sufrieron
en común: el salvajismo previo a su muerte, por las torturas infringidas y debido todo, a la paranoia de la
infiltración: era el manual de Mayo
Sibrian, un libro sobre la Guerrilla de las Filipinas, que fue destruida por la
inteligencia militar contrainsurgente.
Goyo (Parada Andino),
en un extenso reportaje publicado en El Faro, da los detalles de su
investigación sobre tales asesinatos, investigación ordenada por el Comandante
Leonel, quien ignoró tal reporte. Mayo Sibrian dijo al momento de ser fusilado
por las FPL, que todo había sido bajo la autorización de la Comandancia de las
FPL - Lorena Peña y Salvador Sánchez Cerén, eran miembros de dicha comandancia-.
Miles de familiares de
tales víctimas, aún quieren saber el destino de sus deudos, cuyos restos deben de ser identificados; los registros de
sus asesinatos, deben tenerlos la antigua comandancia de las FPL. Por los altos
cargos que hoy tienen Salvador Sánchez Cerén y Lorena Peña, sólo pueden ser
interpelados en tal sentido, por el Procurador de los Derechos Humanos: es el único
que puede satisfacer a las víctimas que
proceden de las FPL y que, aún otros comandantes de los grupos que conformaban
el FMLN, lamentan aún, la muerte innecesaria de sus camaradas y hoy, es el
momento actual en que pueden colaborar
efectivamente con dicha investigación.
Es obligación del
Procurador de los Derechos Humanos, investigar estos casos y, de no
hacerlo, obligará a las víctimas, a
recurrir a otras instancias, exigiendo Habeas
Corpus en favor de las víctimas aquí en El Salvador o, en el extranjero, en
Tribunales de Derechos Humanos.
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