Dirijo a Uds. esta
carta abierta, en gracia a que fueron las únicas personas que advirtieron,
oportunamente, a finales de 1991 la inconveniencia de la firma de los Acuerdos
de Paz, en los términos en que fueron éstos redactados y también las
consecuencias negativas que tendría dicha firma para la sociedad salvadoreña.
Considero a Uds., la última reserva moral de la Derecha (conservadurismo) en El
Salvador y, en consecuencia sabrán comprender y sentir lo que está sucediendo.
Firmados los Acuerdos
de Paz, vivimos un período de reconstrucción nacional e ingenuamente, creímos
que habíamos ganado la guerra. Dicha creencia planteó un enfoque diferente a la
realidad: veo con claridad que hasta hoy podemos concluir que la Comandancia
del FMLN si bien perdió el conflicto armado, ha ganado la guerra. Son hoy
partido en el Gobierno, con la misma estructura del conflicto aunque con la
exclusión del ERP y unos pocos ideólogos y, no sólo han cambiado la doctrina
militar de nuestra FFAA, sino que juzgan ahora con impunidad, a sus miembros.
Es muy triste también que muchos abogados de Derecha, aprueban dichos
juzgamientos con la excusa de estar de “acuerdo a derecho”, siguiendo los
tratados internacionales suscritos y la doctrina nacional e internacional
moderna.
Cuando China perdió la
guerra y su Gobierno se refugió en la isla de Formosa los derrotados
funcionarios reflexionaron que su derrota era consecuencia de la ignorancia que
ellos tenían sobre las capacidades de su enemigo. A la luz de dicha reflexión,
los derrotados organizaron una nueva estructura, la resistencia de Taiwán. Firmados
los Acuerdos de Paz no nos creímos derrotados y por consiguiente no hubo
reflexión sobre la naturaleza de la guerra del FMLN.
La Sala de lo
Constitucional, al dictar su Sentencia con respecto a la Ley de Amnistía, ha
procedido conforme a la doctrina política que la distingue y cuya, es su fe; culpable es la misma Derecha que los aceptó y
los defendió frente al Decreto 743: marcharon en defensa de la Sala, políticos,
empresa privada, civiles y militares.
El desgaste de la
estructura política de la Derecha, ha
permitido la llegada al poder del FMLN que en sí, no tenía para ello, la debida
capacidad. La Derecha política, sin dar nada a cambio, se dedicó a usufructuar
su posición de Gobernante durante veinte años. Hoy, el FMLN hace lo mismo, sólo
que con más descaro e impunidad. Los Diputados suplentes que hoy se quiere
defender, en muchos casos, han sido
acusados de enriquecimiento ilícito y narcotráfico. Se
permitió que los Alcaldes negociasen votos con los mareros, aceptando
todo por conveniencia partidaria.
Y aún hoy, cuando ya se
tiene la cabeza puesta en la guillotina, se duda que es lo que conviene hacer: ¿Se
inician procesos contra la guerrilla o se la perdona porque nuestro espíritu es
más elevado? ¿Propiciamos una nueva ley de amnistía o un recurso? Hay miedo de
actuar porque abrigamos la esperanza que no nos tocarán. Así sucedió en el
gueto de Varsovia: hasta que fueron exterminados doscientos setenta mil judíos,
reaccionaron los últimos treinta mil, revelándose, pero ya era tarde e
igualmente fueron exterminados.
El FMLN, firme en su
manipulación, pretende crear un frente común contra la Sala de lo
Constitucional para, escudándose en la Derecha, derribar el último obstáculo
que tiene para ejercer el poder absoluto en El Salvador. Esta maniobra, sin
embargo, no detendrá las persecuciones: primero a los militares ya enjuiciados,
después a la mayoría de estamentos de oficiales que actuaron en el conflicto y
el proceso contra Alfredo Cristiani, no
será sólo por el caso de los Jesuitas, él será el primero de los políticos en
ser juzgado. Ya están los antecedentes. Seguirá la Empresa Privada y luego
sucumbirán gremio por gremio, tal como ha sucedido en Venezuela, Ecuador y
Bolivia; pudiera ser como en Nicaragua,
donde hay libertad empresarial, siempre que se pague un impuesto doble: uno a
Nicaragua y otro, a los Ortega.
Es ilusorio pensar que un “recurso o una ley”,
detendrá este vislumbrado proceso. Se han engañado quienes han afirmado que se
ha puesto fin a la lucha ideológica y que lo que hoy llamamos Socialismo del Siglo XXI,
no es comunismo. La lucha geopolítica de la Guerra Fía ha terminado, pero las
fuerzas que la sostuvieron están intactas en Latinoamérica y hoy reclaman su
espacio de poder y transformación social.
Si los salvadoreños no
nos unimos en un frente común en defensa de nuestro sistema Democrático, Republicano
y Representativo, con conocimiento claro de los fines que persigue el FMLN para
cambiar dicho sistema, caerá nuestro último baluarte. Es preciso abandonar las
lamentaciones y no escudarnos en la pusilánime actitud de: “no me meto en
política porque es sucia y corrupta.” Porque
es sólo pretexto para que otros actúen y logren lo que nuestra cobardía no
puede defender.
San Salvador, 17 de julio
de 2016
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
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