Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 6/ de
julio de 2016.
Se ha realizado en el
presente, una degeneración perversa de los fines del Estado: el Gobierno se
propone que los impuestos, que son para el sostenimiento de la entidad organizadora
de la sociedad, es decir, el Estado,
sirvan para lucro del Gobierno y de terceros, los “nini”. Esta condición la ha
provocado un cobro excesivo de impuestos que, ya no son utilizados para
beneficio de la ciudadanía, sino para el clientelismo político, para cumplir
objetivos de naturaleza política y, sobre todo, para cumplir objetivos de política inconstitucional: repartición de los
bienes privados.
El Estado,
doctrinariamente, jamás puede extorsionar al ciudadano ya que este, es uno de
sus elementos. La recaudación de impuestos debe retornar a la ciudadanía, por
medio de los servicios que dicho impuesto ha generado. Pero cuando los impuestos
percibidos por el Gobierno, son tomados en proporción mayor a lo que se
devuelve en servicios, se verifica una expoliación de los bienes privados; si
ésta expoliación se hace por medio de la ley, utilizando argucias, violando los
debidos procesos y amparándose al poder coercitivo del Estado y al
ejercicio de la coacción, el Gobierno
está extorsionando a la ciudadanía. Si
dicha extorsión, tiene el fin de sostener a un sector de la población que tiene
capacidad para ejercer violencia contra el Estado, se está extorsionando al
mismo Estado.
Situación ya fue
examinada desde 1841, por Frédéric Bastiat (estadista, filósofo y político
francés), y dice: “La ley, pervertida!
La ley y tras ellas todas las fuerzas colectivas de la nación – la ley, digo no
solamente apartada de su finalidad, sino que aplicada para contrariar su
objetivo lógico -. ¡La ley, convertida en instrumento para que todos los
apetitos inmoderados, en lugar de servir como freno! ¡La ley. Realizando ella
misma la iniquidad, de cuyo castigo estaba encargada! Ciertamente, se trata de
un hecho grave, si es que existe y sobre el cual debe serme permitido llamar la
atención de mis conciudadanos”.
Bastiat consideraba expoliación (robo) todo cobro excesivo a la propiedad privada,
pues el Estado, no es una entidad para
la cual labora el individuo y que el Gobierno, explota a discreción: es el
medio donde el individuo alcanza su satisfacción. Hoy, el Gobierno pretende
presentar a los “ninis”, como parte de la sociedad, a la que hay que ayudar, pero si el dinero que se dará, tiene el fin o propósito de que no se
ejerza violencia contra la sociedad, es el Gobierno el que está extorsionando a
la sociedad y, al entregar el dinero, son los pandilleros o ninis los que están
extorsionando al Estado.
En realidad, la forma
de imponer los nuevos impuestos, es una expoliación a los bienes privados por
el objetivo que tienen. El hecho de haber nacido dentro de un Estado, no genera
impuesto, éstos se derivan, del Hecho
Generador, producto de la actividad económica o de los servicios recibidos de
forma directa. Pero cuando el Gobierno ocupa argucias para que por medio de un
fraude de ley, el ciudadano tendrá la obligación de pagar impuestos por causa
de los servicios básicos, éste deja de ser un impuesto a la “actividad
económica” y lo es sobre el individuo por el hecho de ser tal, en total
contravención a los art. 1 y 2 Cn.
Si el Gobierno, sin
consideración alguna a nuestro sistema de organización política procediese de
esta manera, sin atender a las razones expuestas, estará actuando en calidad de
un dictador que gobierna a su voluntad, atenido a su fuerza y voluntad y, la ciudadanía, tendría el derecho natural y
legal a oponerse, a lo injusto.
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