Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez
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San Salvador, 12 de
julio de 2016.
El Gobierno actual se
esfuerza por crear la estructura de Asambleas Populares, con el propósito de
presionar a los Órganos legítimos del Gobierno, a seguir sus lineamientos, sin
prestar a la verdadera naturaleza de nuestro sistema y por
lo mismo, dicha gestión, encuéntrase muy cerca de lo inconstitucional, y lo ilegítimo, cumpliendo sin embargo, un
objetivo populista.
Las Asambleas Populares,
son la práctica de lo que hoy llaman Democracia Participativa – tuvieron origen
y realización, en la Grecia antigua que
se gobernaba por las decisiones de la mayoría de dichas asambleas -.
Actualmente, en el contexto latinoamericano, los gobiernos “anti-imperialistas”,
pretenden con ellas, justificar su autoridad. Por esta razón, algunos
encuentran sus orígenes, en los Tribunales del Pueblo o en los Comités de
Barrio.
Quienes creen que las
Asambleas Populares son una evolución de la Democracia latinoamericana, se
encuentran con que ésta, sólo la ejerce un pequeño grupo de personas
ideologizadas, que siguen una línea política preestablecida por el
Ejecutivo, y de manera muy restrictiva,
excluyendo a todo el que no comulgue con tales ideas. Esta es la respuesta a la
pregunta planteada por varios autores: ¿Podrá el Socialismo del Siglo XXI, construir
la Voluntad General del Soberano, dentro
del Proyecto Revolucionario Bolivariano? La Constitución de Venezuela de 1999
así lo plantea y también, las Constituciones de Ecuador y Bolivia.
Nuestra Constitución,
al establecer la libertad de asociación, permite la celebración de Asambleas
Populares, tal como las plantea hoy el Ejecutivo, más, si éstas tienen el
propósito de presionar o pretenden
suplantar la legitimidad de la Asamblea legislativa, dichas Asambleas Populares
se vuelven inconstitucionales. En su práctica, ninguna organización que se
atribuya el poder soberano o la representación de un grupo, puede asumir atribuciones propias de de la Asamblea legislativa, o darle validez
legal, a decisiones en contrario.
Todas las
organizaciones populares, han seguido en la práctica, clara línea de izquierda.
Hoy, conscientes de los serios errores del presente Gobierno, han quebrado su
posición ideologizada y, en muchos casos son hoy, opositores del Gobierno, lo
cual ha obligado a éste a construir nuevos apoyos basándolos, esta vez en el
clientelismo político el cual se verá reflejado en las Asambleas Populares. En
la medida en que el desgaste del FMLN sea mayor, acudirá al clientelismo
político que se verá reflejado en las Asambleas Populares.
Estas estructuras
fueron en Venezuela el fundamento para crear las “Milicias Bolivarianas”, hoy
son la estructura a la que el Gobierno provee bienes y servicios, creándose un
clientelismo político. Más de cinco mil jóvenes salvadoreños, simpatizantes del
FMLN, fueron entrenados en Venezuela, antes del triunfo de Mauricio Funes, para
preparar el adoctrinamiento y las bases de las Asambleas Populares. Más, no fue
posible durante el Gobierno de Funes pues al tratar de implementar estas
durante dicho Gobierno, desde el Ministerio de Gobernación la población, no se
aglutinaba por ideologización, sino por protección ante los desastres
naturales. Luego se trató de crear los comités de seguridad. Hoy, en un tercer intento, se está haciendo
desde la Presidencia de la República.
La Sociedad Civil, se
esfuerza hoy, en limitar la acumulación de poder evitando que, quienes ejerzan el poder, se
solidaricen para conservarlo, salvando las diferentes formas de contraloría. La
Democracia Participativa, permite al Gobierno, reforzar su poder, pudiendo
crear presión sobre los otros órganos del Estado a su conveniencia y bajo promesas
populistas. En la medida que los partidos políticos se alejan de sus electores,
será más fácil que las ideas de la Democracia Participativa tengan el éxito
buscado, será más grande la desgracia de la sociedad salvadoreña.
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