Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
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San Salvador, 11 de
julio de 2016.
En la Sala Nacional de
Exposiciones Salarrué, el 28 de abril pasado, se exhibirían varias obras
cuyo tema central, es “La Última Cena – Alegoría Religiosa”, más, por su
contenido herético, dicha exhibición fue suspendida. El día 16 de los
corrientes, durante las Fiestas Julias, en honor de Señora Santa Ana, SECULTURA
y la Alcaldía Municipal de Santa Ana, han decidido la exhibición de dichas
obras, mitigando su impacto, con la exhibición
de otras noventa y tres obras, de pintores de alta valía pero, los cuadros
en cuestión, lesionan la naturaleza
religiosa de las Fiestas de la Ciudad, en honor de Señora Santa Ana, ofendiendo
gravemente, el sentimiento católico y cristiano de la Ciudad.
Representar a Cristo,
en la Última Cena, con una cerveza en la mano y, en estado de ebriedad, rodeado
de apóstoles mareros, e indiferente a una disputa entre Donald Trump y Fidel Castro,
acompañados de un político suicida y una prostituta, no es pintura sacra. Y pintar a Jesús, con un cáliz en forma de
bracero, en el que cocina un cerebro y
al Corazón de Jesús en forma de demonio, subiendo de dicho cáliz, son blasfemias
que, por supuesto, no mueven el
sentimiento cristiano. Estos cuadros - los menos ofensivos al espíritu
cristiano de los salvadoreños -, presentan a los revolucionarios
latinoamericanos como los apóstoles, en derredor de Monseñor Romero,
representando a Cristo, flotando sobre
una cornamenta o, un cuadro que representa a la Iglesia Católica cual cortina
vieja y pasada de moda.
Si es o no, arte, carece
de importancia, como, si está o no, dentro de la libertad de expresión. Lo
grave es que dichas representaciones, lesionan la fe católica y cristiana,
lesionando, las ya débiles estructuras de
valores que sostienen la moral social.. Ingentes son los esfuerzos que hacen sacerdotes y pastores, para inculcar los
valores, que sostienen la moral social, esforzándose
por disminuir la violencia en la que
vivimos.
Múltiples son las
causas de la violencia social que nos aqueja porque el individuo, volviéndose un
ser primitivo sólo recurre a la violencia y el crimen para satisfacer sus
necesidades: ha perdido los valores familiares y cívicos; sin embargo todavía
hay la esperanza de que, en el fondo de su alma, conserve la fe religiosa de
nuestra sociedad civilizada; más si la sociedad misma contribuye con actos
irreflexivos a minar esa fe, ya no habrá esperanza ni para el delincuente ni
para la sociedad.
La libertad de
expresión tiene límite: la calumnia y el escándalo público. Ya hubo, este
último, en San Salvador y hoy lo habrá en Santa Ana y lo hará SECULTURA, la que
recibió orden del Ejecutivo de no exhibir dichos cuadros. Se ha solicitado a la Municipalidad de Santa
Ana que haga la exhibición, y ésta, lo ha permitido en consideración a que, una
negativa pudiese cuestionar los fondos que dicha entidad, provee para el arte de
Santa Ana.
¿Tolerará la ciudadanía
de Santa Ana, el irrespeto a su sentimiento religioso? Durante las fiestas
estará aquí nuestra Señora, la Virgen de la Paz de San Miguel y el insulto será
para madre hija, ambas divinas. La visita profundiza el sentimiento religioso
de la ciudad.
El arte es expresión de la belleza, expresa un mensaje positivo a la sociedad, pero si la obra expresa irrespeto o denigra los valores
sociales, el arte, despojados de sus fines, ya no lo es, aunque sus autores hayan hecho de pintar, una profesión.
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