Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 26 de
agosto de 2013.
Hace algunos días se
leía en los periódicos hondureños lo siguiente: “Nuestra presencia, con la
compañía de personalidades que trabajan con otras instituciones como la
Cancillería de la República, Ministerio de Cultura, Fuerzas Armadas,
Universidad Pedagógica Nacional y otros entusiastas compatriotas que
haciendo acto de presencia demuestran calor patriótico a este pequeño jirón de
nuestra Honduras. Con ello estamos demostrando que la isla Conejo establecida a
pocos pasos de tierra firme (unos 600 m.) nunca ha sido motivo de disputa con
otro país, ya que ha tenido la misma formación geográfica, geológica, histórica
y jurídica como la misma formación del Estado de Honduras. Tomado de un
artículo intitulado “Golfo de Fonseca e
isla Conejo”, de Noe Pineda Portillo y publicado en la La Tribuna, el 20/10/2013.
Y el día 24 se leía en el mismo periódico las declaraciones de nuestro del
Ministro de la Defensa Nacional, que honduras, ahora ya hoy con la isla Conejo,
puede extender sus aguas territoriales.
Estas noticias, además
de indignar a los salvadoreños y, hacer grave ofensa a los cánones de conducta
a los que se debe un oficial de la Fuerza Armada, pone en grave riesgo, la
Seguridad Nacional y amenaza, la estabilidad del área centroamericana, porque
las declaraciones del Ministro de Defensa y del Presidente de la República,
hacen desaparecer el efecto disuasivo de la Fuerza Armada salvadoreña,
violentando los fines y objetivos de la Ley de Defensa Nacional, cuya
responsabilidad recae directamente sobre el Presidente y su Consejo de
Seguridad. Además de legitimar la soberanía hondureña sobre la isla Conejo,
afirma que dicha posesión permitirá a honduras extender su dominio marítimo
sobre nuestras aguas territoriales, lo que supera con creces el valor puramente
terrestre de la isla Conejo.
Se supone que, dada
nuestra debilidad (aparente), Honduras haría uso de la fuerza para legitimar su
posesión marítima; para ello, este mes ha trasladado sus lanchas torpederas del
atlántico al pacífico. Es oportuno recordar que la superioridad aérea hondureña
desde mucho tiempo atrás, desde su participación en la Segunda Guerra Mundial
y, como responsable de patrullar aguas del Caribe. Y por esto, los Estados
Unidos han potenciado la fuerza aérea hondureña, hasta llegar hoy, a la posesión
de 84 aparatos y 15,000 efectivos. Recordemos sin embargo, que esta
superioridad no fue obstáculo para que en 1969, fuesen sus aviones destruidos
en tierra y, equiparadas así las fuerzas en tierra fueron los hondureños
derrotados por nuestra Fuerza Armada.
Además de la
indignación que ha causado en los ciudadanos las declaraciones impropias de
Munguía Payes sobre nuestra inferioridad de defensa nacional, está la de ver en estas declaraciones, un ardid para que se apruebe la compra de
aviones, a precios exorbitantes pero cuyo negocio sería la última oportunidad
de este gobierno para aprovechar en favor personal las posibles regalías del
negocio, se descubre algo más y, es la realidad ideológica profunda del FMLN y en la política exterior de Tony Saca. El
FMLN descubre su intención de limitar o hacer desaparecer a la Fuerza Armada
para substituirla por una Milicia Popular y cuya finalidad sería enfrentar
problemas de desavenencias ideológicas en la población, pero con nula capacidad
de defender el territorio nacional, ante amenazas del exterior, sean éstas
terrestres, marítimas o aéreas. Tony Saca presento la visión de una zona
geopolítica del Golfo de Fonseca, basada en el turismo y el comercio, con un condominio
de los tres países, sin considerar las tendencias expansionistas de Honduras. Esa es la visión política que presento Tony
Saca y que hoy Funes la hace suya.
Estamos hoy, pagando
frente a los hondureños las erradas políticas anteriores, sobre la Fuerza
Armada y sobre nuestros intereses en el Golfo de Fonseca. Las declaraciones de
Munguía Payes no fueron por azar, pues su habilidad política ha sido siempre
relevante y, en consecuencia debemos ver cuál es el trasfondo de sus
declaraciones; podría ser prepararnos para anunciar que se pactará
políticamente con las maras debido a la incapacidad de nuestra policía y de la
Fuerza Armada para combatirlas; podría ser que las zonas productivas del país,
deben pagar un impuesto especial para que el Gobierno las pueda proteger o,
pudiera ser que, las elecciones deben de ser suspendidas por causa de inminente
guerra con Honduras. Pues bien, fuese lo
que fuese, debe exigirse públicamente, la destitución del Ministro de la
Defensa Nacional y someterlo a un juicio disciplinario por contravenir las
disposiciones internas de la Fuerza Armada; aunque el Ministro se encuentre de
baja, el grado militar que posee le obliga a estar sujeto a la debida conducta.
Para concluir, pensemos
que Inglaterra y Francia en 1939 hubiesen realizado un razonamiento como el
expresado por Munguía Payes, seríamos hoy acémilas de los Nazis, el Estado de
Israel no existiría, pues se habría declarado vencido ante los ejércitos árabes
y que 200,000 salvadoreños hubiesen muerto a manos de la Mancha Brava
hondureña. Pensemos que, uno de los factores que miden la potencialidad de una
fuerza militar, es su moral y la capacidad de sus mandos: no dudemos de la
moral pero sí, de la capacidad de este mando, el cual por eso, debe ser
removido de su cargo inmediatamente. Débiles o no, nuestra obligación es
defendernos pues en esta defensa están el honor nacional y la supervivencia del
país, en la integridad territorial, el cual es inalienable e imprescriptible.
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