Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 16 de
mayo de 2014.
Las propuestas de más
endeudamiento para el país (1,015 millones de dólares) y una reforma
tributaria, que es sólo el inicio de una extensa reforma fiscal, es pastel
envenenado que se pretende, trague la
Derecha o más bien, la oposición política;
confiando en que, si ésta la acepta, el Gobierno tendrá liquidez y, la
credibilidad de la oposición, quedaría seriamente dañada para las elecciones
del 2015, Y si no lo acepta, se aprobará lo mismo y la oposición, quedará como que no vela por
los intereses del empresariado quedando su credibilidad dañada para el 2015.
La cuestión a resolver
no es, si conviene o no, endeudarnos más, pues ya estamos en un abismo
financiero, es ¿podemos parar la caída del país en dicho abismo fiscal? La
Diputada del FMLN, Lorena Peña, en una entrevista televisiva matutina afirmó
que, la responsabilidad del Estado, no es pagar la deuda o el déficit fiscal,
sino llenar las necesidades de la población. Su opinión es populismo puro, pues
la responsabilidad del Gobierno no consiste en llenar necesidades del pueblo,
sino distribuir los recursos estatales, de tal manera que se realice el bien
común y atender las prioridades del Estado según los principios básicos de la
economía pública: Gastar lo que se tiene y cubrir los compromisos internacionales
e internos.
Los argumentos que
presenta el Gobierno son de diferentes tipos, según convenga al segmento social
a conquistar y en uno de ellos, apela a
las deudas del Gobierno con los medianos y micro empresarios, (y este es sólo
un ejemplo) a los que se les debe el 95% del valor de la confección de uniformes
y zapatos, y así, es la situación con un buen número de otros proveedores del
Estado.
El caso es que se
pretende obligar a los proveedores que exijan a la oposición que apruebe el
endeudamiento, para que el Gobierno les cumpla su obligación y el que se oponga
a esto, estará contra sus intereses y así su preferencia será para el
oficialismo que vela por el “interés del pueblo”. Esta forma populista, fue
mencionada por el Padre José María Tojeira, en un programa nocturno de opinión
el día 15/5/2014, afirmó que le habían informado que en los municipios más
pobres, se había suspendido la entrega de la ayuda a las personas necesitadas,
hasta que asumiera el poder Sánchez Cerén, en la pretensión de manipular la
opinión pública.
Por otra parte, si la
oposición acepta los préstamos, decaerá su credibilidad, pues estará favoreciendo al oficialismo y se
considera que si una oposición, no se comporta como tal, deja de ser oposición.
Además, si acepta avala y oxigena la maquinaria electoral del oficialismo.
El criterio es que si
la oposición se opone a la aprobación de nuevos impuestos, “es porque que vela
por los ricos de este país” y está contra los pobres, que son defendidos por el
oficialismo, que es lo que hace el FMLN. Si para ganarse a la masa, la
oposición aprueba dichas reformas fiscales, perderá la credibilidad del
empresario y la clase media, en la cual reside su fuerza electoral.
Algunos opositores
creen que esta maniobra del FMLN se puede paliar, si la oposición aprueba los
préstamos para evitar un desgaste con el sector empresarial y dar a la economía
un respiro, pero oponiéndose a mayores
impuestos. Esta posición, aparte de
favorecer momentáneamente al Gobierno, encubre la grave crisis existente y
sobre todo, y después la oposición hacia
los prestamos expresada en la Asamblea Legislativa, nadie dejaría de creer que
los diputados de oposición, no han dado los votos “por algún beneficio
económico personal”, o que la dirigencia de ARENA negoció a conveniencia.
Lo único que puede
beneficiar al país y a la oposición, es que no se aprueben los préstamos ni las reformas fiscales, pues esto
sería congruente con las necesidades del
país: evitar su quiebra económica, aunque algunos economistas extranjeros
afirman que la iliquidez e insolvencia del Estado, es ya una realidad. Países socialistas como
Francia y Alemania, han tenido que frenar su gasto público, ya sea de manera
drástica como en el caso de Francia, o de manera escalonada como el caso de
Alemania y, forzosamente como el caso de Grecia, que parece ser nuestro futuro inmediato.
Pudiese ser que hoy
hubiese muchos descontentos por la falta de pago por parte del Gobierno, pero
resulta que el Gobierno ya se gasto los fondos aprobados para esas
contrataciones en otras “cosas”. Hoy quieren más dinero para pagar los fondos que
ya se desviaron y que continúan desviándose
para poder pagar la lujosa toma de posesión de Salvador Sánchez Cerén.
Todo salvadoreño debe estar
consciente de que cada invitado extranjero, a la toma de posesión, viene con los gastos pagados por el Estado de El
Salvador y que los whiskies, el champan
y la comida que degustarán Maduro, Morales, Correa, Ortega, Castro y demás similares, será a costa de lo que el
gobierno no ha pagado a los proveedores connacionales por su laborioso trabajo
y también que el Gobierno quiere que
cada individuo capaz de trabajar, se esfuerce más para que con los impuestos
contribuya al Estado para que puedan comer todos los Ministros y Diputados del
régimen. También debe de estar consciente el pueblo salvadoreño que el dinero
para uniformes, gorras de gala, zapatos para la oficialidad policial que
asistirá a la toma de posesión, es acosta de los uniformes, botas y armas para
la policía que arriesga su vida cada día.
Es muy probable que
algunos ciudadanos no comprendan la realidad a que nos lleva el futuro Gobierno
y que por ahora se pierda alguna aceptación hacia la oposición, pero si la comprende el ciudadano urbano de
clase media, que será el más golpeado por la presente crisis y como
consecuencia, se revierta estrepitosamente el resultado electoral que
para sí muy favorable espera el
FMLN en las elecciones del 2015.
AUSTERIDAD
FISCAL: De forma simplificada, podría definirse como el rigor en el
control del gasto público. Una política económica basada en la austeridad
fiscal (también denominada política fiscal restrictiva) tiende a aplicarse
cuando las cuentas públicas registran un déficit (diferencia negativa entre
los ingresos y el gasto públicos) abultado o difícil de corregir si no se
adoptan medidas específicas para ello.
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