Por
Lic. Fernán
Camilo Álvarez Consuegra
San Salvador, 3
de abril de 2014.
Habiéndose ya
hecho público que el nivel de endeudamiento del país, llegó al 60% del PIB y
que se han solicitado 215 millones de deuda para finalizar el período del
Presidente Funes, es natural afirmar que se necesitan condiciones económicas mundiales, excepcionalmente
bonancibles, macroeconómicas favorables, y además de confianza internacional
sólida en El Salvador, para que todas debidamente conjugadas puedan revertir el
caos económico, en el que hoy se encuentra este país, por causa de los niveles
de endeudamiento a que ha llegado.
Ha previsto, Sánchez
Cerén un crecimiento económico del 3% en relación al PIB, pero el país necesita
el 7%, el cual podría no ser una quimera, ya que fue posible lograrlo en los
años subsiguientes al conflicto armado, gracias a que en tal época, se
conjugaron las condiciones ya arriba apuntadas; más, en las condiciones
actuales sí es una quimera el considerar posible no el 7% sino ese 3% que
predice Sánchez Cerén
En el Día del
Trabajo, Sánchez Cerén además de vaticinar el crecimiento favorable de la
economía, advirtió la necesidad de una “reforma fiscal” en la cual “los ricos
pagarán más”; hecho que de tajo, no sólo resta estimulo y competitividad a la
inversión en El Salvador, sino que es nuncio de una baja en esa competitividad
de los productos que exporta el país y también de alza de la inflación local:
condiciones que forzosamente frenarán la economía.
Pero debe además
considerarse aún el proyectado ingreso de El Salvador a Petrocaribe, como parte
del proyecto “Grannacional” de Venezuela, visión geopolítica a la cual ya se
apego Salvador Sánchez Cerén en su visita a Maduro.
El ingreso a
Petrocaribe obliga a una primera pregunta de carácter económico: ¿ingresará El
Salvador con el pasivo generado por el ALBA o, habrá una deuda “quebrada” con Venezuela?
Pregunta que es oportuna porque la pretensión venezolana es que la deuda sea en
su totalidad, absorbida por el Estado pues que la relación es de Estado a
Estado; no obstante, miembros del FMLN, consideran que deben ser dos deudas:
una, del Estado y la otra, la ya existente, privada o de las alcaldías
(ENEPASA). Se debe, tal interés, a que
de esa manera no habría posibilidad legal para una intervención de la Corte de
Cuentas de la República, o posibles inconstitucionalidades y reparos públicos
por desvíos de fondos hacia altos personajes del ALBA y del FMLN y, por otra
parte, si el Estado absorbiese otra deuda, mucho más elevada sería la deuda
pública en relación con el PIB.
Ingresando a
Petrocaribe seríamos ya formalmente,
miembros del bloque político venezolano, el cual estimula el “intracomercio”
y que categóricamente, se opone al TLC y a las propuestas económicas de la
Cuenca del Pacífico, por lo cual sufriríamos una auto aislamiento económico, sujetándonos
al mismo tiempo a los intereses políticos de Venezuela y a su petróleo y, en
llegando a tal situación, pasaremos de
la esfera política de aislamiento de los intereses occidentales, lo cual sería como si entrásemos a una cárcel.
Aunque algunos
grandes pensadores económicos, aseguran que las luchas ideológicas han terminado,
parece que no es así. Basta con leer el siguiente comentario del catedrático catalán Salvador
López Arnal : “Sin olvidar antecedentes y tradiciones propias, los soviets han sido
(lo siguen siendo) una de las grandes aportaciones praxeológicas, de democracia
directa, participativa y popular, de la revolución socialista de 1917”.
Y los comentarios venezolanos oficialistas, defendiendo la represión de parte
del Gobierno, se hace hincapié en la frase: “Los medios informativos
occidentales se han hecho portavoces de la derecha venezolana y han denunciado
una decisión liberticida” .Estableciéndose una clara diferencia “ideológica”
propia de la Guerra Fría, pero extendida hoy a tierras latinoamericanas.
En este sentido,
la posición del bloque venezolano nos hará sufrir las consecuencias propias de
la debilidad de dicho bloque, en el cual ni un solo país, tiene la capacidad de
auto sostenibilidad, a no ser que se tengan recursos naturales en manos
estatales. El nuevo socialismo, se encuentra en América Latina, pero las pretensiones
geopolíticas rusas y chinas aún subsisten a la guerra fría, pues les son
naturales a su “hinterland”. El bloque latinoamericano del ALBA, en su visión Grannacional,
al ver la multipolaridad hace frente común con las pretensiones geopolíticas
rusas, chinas e iraníes, viendo en ellas, una alternativa a su comercio con los
Estados Unidos y Europa a los que ellos llaman claramente, “occidente” y ven en
aquellos países la posibilidad de apoyo político y económico contra el
capitalismo occidental, siguiendo la máxima: el enemigo de mi enemigo es mi
amigo.
Este giro
económico y político que inevitablemente dará El Salvador afectará nuestra
economía, no sólo por la pérdida de confianza en el cumplimiento de las
obligaciones internacionales, sino también en cuanto al modelo económico (no sólo
de producción sino también de venta del producto) que será insuficiente para
sostener y salvar la economía salvadoreña.
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