Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 17 de mayo de 2014.
De muy reciente
difusión es el libro del Dr. Salvador Arias intitulado: “MANUAL DE LA
CORRUPCIÓN DE ARENA”, cuyo texto, más que acusación contra el partido ARENA, es una
serie de consideraciones económicas, ya debatidas, en los inicios del siglo XX,
y lo cual, en esta época, parece ser una “chochería” del brillante economista
socialista, amargado por lo inaplicable de sus teorías ante la realidad de El
Salvador y el mundo.
El propósito de este
artículo, no es rebatir el contenido de tal obra, pues los grandes padres de la
economía, ya lo han hecho y, para saberlo basta leer: EL SOCIALISMO (Ludwing
Von Mises, traducción al español, de Luis Montes de Oca, en su edición de 1961).
Es pues, más bien para llamar la
atención sobre el fin político de la obra del Dr. Arias: la manipulación de la
opinión pública en El Salvador (puro populismo) y la estrategia de “tanteo” en
la que es presentada esta obra en relación a la aplicación de cambios
económicos, planificados metódicamente, por el Gobierno actual y futuro del
FMLN.
La obra del Dr. Arias,
es un eslabón entre la propaganda política electoral y los cambios económicos
hacia el socialismo; eslabón que
pretende volver el sentimiento natural de bienestar del ser humano, en un
estado de insatisfacción, con la natural aversión hacia quienes se aprovechan
indebidamente, del erario público y mostrando las utilidades privadas como un
robo al Estado, es cual es un robo al ciudadano. Una situación planteada muy
hábilmente, en este momento que parece
muy apropiado.
Pues bien, la obra del
Dr. Arias, merecería un nombre diferente, por ejemplo: “Manual de la aplicación
del liberalismo, frente a la deseada visión del socialismo”. Pues en dicha obra,
se concede a ARENA, méritos que no
tiene: la creación del modelo neoliberal, aunque en la práctica, débese a dicho
Partido, su implementación, como antídoto a los efectos nefastos de una guerra
injusta iniciada en 1981 y cuyos efectos sociológicos y económicos, vienen
desde 1971.
En la visión política
de Schafik Handal, Salvador Arias,
Salvador Sánchez Cerén, Eugenio Chicas, Joaquín Villalobos, etc., los Acuerdos
de Paz sólo fueron un medio para poder alcanzar el reconocimiento político, e
iniciar, una carrera que, les ha llevado al control de todas las instituciones
del Estado, con legitimidad formal, y así pasar a la siguiente fase, que puede
ser explicada de la manera siguiente, ¿Para qué sirve el poder?: para la
aplicación práctica de sus ideas
políticas. El poder no sirve para el reconocimiento personal, pues ya lo tienen
por trayectoria política-militar de más
de cuarenta años y ya gozan de riqueza personal que les ha llegado por los desvíos de fondos
venezolanos, legitimados por el mismo sistema que ellos combaten. Sólo fáltales
la última razón del poder: implementar
sus ideas, no solamente por satisfacción personal, sino también por la
destrucción de un sistema antagónico, cuya existencia pondría siempre en
peligro su propio régimen.
La obra del Dr. Arias,
tiene un primer fin práctico: servir de tanteo para medir las fuerzas
contrarias o sea, en este caso, medir la resistencia al cambio económico, para
adecuar su estrategia, de acuerdo con la aceptación de dichas ideas expuestas
así, aunque se apele al sentimentalismo o ignorancia del ciudadano.
El segundo fin práctico
es fijar, en la conciencia del
ciudadano, que el modelo liberal es corrupto, ligando la corrupción de personas
naturales a un sistema, como si el sistema, fuese creado para el beneficio
especifico de una persona y no, para beneficio del que lo pueda utilizar en su provecho
y alcanzar el bien común, por medio del bien individual colectivizado. En tal
sentido, quien quiera que opine en
contrario con la tesis del Dr. Arias, está defendiendo la corrupción y, sólo
por ese comienzo, con el sólo debate del mismo, “ya están saliendo los
corruptos” dirán estruendosamente en los
medios de comunicación y, si por el
contrario no se debate es porque se da legitimidad a su obra, por la aceptación tácita de los
términos allí expresados.
La iniciativa está en
manos del oficialismo, el poder político,
está también en sus manos y el poder económico, de la misma manera, está en sus manos también. Lo único que nos
queda es la conciencia limpia de que el sistema que se ha implementado en los
últimos años, fue el correcto; no debe haber miedo para decirlo, ni vacilación al afirmarlo, pues si hoy actuamos
con miedo de decir: “soy de derecha”,
“soy liberal y democrático”, el FMLN, sin ninguna formalidad, habría puesto
cadenas morales a nuestra conciencia. Tal
vez en este período presidencial del FMLN, aún podamos desplazarnos libremente
en el territorio nacional (en la medida que lo permitan los pandilleros, nuevas
fuerzas físicas de la Izquierda) pero siempre pesara sobre nuestras espaldas, el pecado
con el cual pretende marcarnos la izquierda y, ese sentimiento no nos permitiría
gozar la libertad.
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