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domingo, 22 de junio de 2014

EL JIHADISMO ACTUAL Y SUS EFECTOS EN LATINOAMÉRICA


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 22  de junio de 2014.

“La posición de los Estados Unidos en relación a la Guerra contra el Terrorismo, por las presiones internas y el alto costo material y humano de la guerra, favorece en todos los campos a China y Rusia sobre estos países,  y necesitan tener o dejar en la zona a aliados fuertes para que combatan a los radicales ya que para ellos y sus regímenes también serán amenaza  en el futuro”. Reflexión de un General de División y Prof. de Geopolítica.

El Estado Islámico de Iraq y el Levante, (ISIS o EIIL, según sus siglas, o DAESH, su acrónico árabe), ha tomado, en muy pocos días, importantes territorios en Irak y Siria, y así se ha constituido en una fuerza muy superior a la de los gobiernos establecidos y sostenidos por occidente. Esta toma de los dichos territorios,  ha sido posible porque los Estados Unidos abandonaron una la guerra inconclusa en Irak, lo cual permitió que la resistencia pudiese cohesione. Y que los Gobiernos impuestos se preocupasen más por apoyar situaciones tribales a conveniencia que por buscar un acomodo de las diferentes fuerzas existentes para un Gobierno en relativa calma. Los  gobiernos locales han velado  por sus intereses tribales minoritarios. Por esta causa  fue  imposible la reconciliación o más bien que se alcanzase  un nivel de entendimiento con las otras partes beligerantes  de acuerdo a la realidad política. El espíritu de conquista por un mundo islámico, auspiciado por el mismo Occidente a partir de la caída del Sha Mohammad Reza Pahlevi y las políticas occidentales hacia esa zona, que parecen ser contradictorias entre sus  intereses de muy corto plazo, en relación con los de largo plazo de las potencias occidentales, han creado también una situación política de muy difícil contención.

El origen de la jihad (guerra santa según denominación occidental), se remonta a la autoproclamación de Muhammad Ahmad ibn as Sayyid abd Allah como “El Mandi” (El señor de la Época), aunque hay en las dos sectas: chiíes e ismailíes, discrepancias sobre diferencias escatológicas del Corán y sobre a quién debe de atribuírsele ese título, pero no la hay en cuanto a la lucha del islam contra la dominación occidental y las religiones  no musulmanas. En 1898 Lord Kitchener  en el pináculo de la dominación británica en África,  creyó haber puesto fin al peligro islámico, con la batalla de Ondurman,  pero al presente se ha decantado otra vez como un verdadero y muy serio peligro para occidente.

Las fuerzas islámicas han logrado victorias rápidas (el EIIL) porque están integradas por gran número de combatientes reclutados en decenas de países en los cuales actúa una red jihadista (guerrera) , que son reclutados por una red  que abarca  Asia y Europa, contando con el apoyo de las antiguas fuerzas del Partido Baaz en Irak. Aunque no existe concordancia ideológica entre éstos y los  jihadistas, sí la tienen frente  al que consideran el enemigo común: occidente y los aliados locales de éste. Parece ser  que con el tiempo, el jihadismo será la fuerza preponderante, deduciéndolo  de la toma de  Mosul y de la rápida influencia de esta tendencia mayoritaria aunque también parece que sólo será así, cuando sus objetivos comunes, estén ya satisfechos.

Las fuertes críticas de los grupos de de Izquierda sobre los fines perseguidos por el EIIL y sus posibles financiamientos, permiten calificarlo como un movimiento auténticamente islámico  y es así como debe valorársele: es de una dimensión política-religiosa cuya pretensión es  alcanzar un equilibrio étnico-religioso interno,  con un claro rechazo a los intereses occidentales más, con la firme ambición de su  expansión por sobre las fronteras árabes.

No deben ver las naciones latinoamericanas el jihadismo del Oriente Medio con indiferencia, considerándola una guerra para resolver idealismos que no pueden afectarlas; sin embargo es preciso que consideren lo siguiente: la amenaza del jihadismo en el Oriente medio, obligará a los Estados Unidos y a Europa a volcar sus intereses hacia tal región; no obstante, el interés norteamericano se ve forzado a volverse hacia la inmigración latinoamericana que le representa gravísimo problema, tanto como la  volatilidad de los países latinoamericanos aún no Izquierdistas.  Estos problemas, aunque tal vez a muy largo plazo, no dejan de tener ciertos elementos comunes y proclives a conflictos muy similares  a los que se están actualmente desarrollando en el oriente medio.

¿Cuáles son esos problemas? Primeramente, la presencia del islam en Latinoamérica, la cual ha sido favorecida por las relaciones políticas con Iran e incrementada por la inmigración palestina no cristiana. En México se encuentra la mayor concentración del islamismo en Latinoamérica. Los líderes religiosos, en su mayoría provienen de las zonas actualmente en conflicto y viven y predican las ideas religiosas y políticas que traen de sus lugares de origen. La expansión del islam en Latinoamérica es de temerse: lo favorece la tolerancia religiosa que es principio del liberalismo; la religiosidad de la población que se ha debilitado grandemente a causa del materialismo y el sensualismo y finalmente porque las sociedades, cansadas de los desordenes de la vida social, de la corrupción política, de la inmoralidad y perdida de sus sentimientos religiosos, buscan finalmente en religiones extrañas el consuelo y esperanza que han perdido. La curiosidad y la novedad de prácticas y ritos extraños son fuertes asideros y siendo ya muy débil su fe cristiana, se abrasa una religión cuyos principios aberrantes ignoran y cuyos ritos son ajenos a nuestra civilización. En la actualidad existen en Alemania y Francia casi siete millones de musulmanes que  ya han asimilado la cultura de dichos países, sin embargo son Estados de fuerte autoridad en la vida cotidiana, cosa que es muy diferente en Latinoamérica.

El politólogo Samuel Phillips Huntington publica una controversial teoría sobre el “¿Choque de civilizaciones?”, en el cual afirma que en el siglo XXI las guerras serán enfrentamientos entre civilizaciones y no de estados-nación. En su tesis, en realidad da el nombre de civilizaciones a los bloques geopolíticos en conflicto, por lo que podemos afirmar que el concepto de Estado-Nación heredado de la formación de los Estados Europeos y de su nacionalismo, posterior al renacimiento, puede estar desfasado, dada la estructura de los Estados Modernos, los cuales en su mayoría son plurinacionales, pero que comparten intereses geopolíticos comunes, y en su mayoría han sido creados por los intereses geopolíticos europeos en los últimos doscientos cincuenta años.

La segunda causa de riesgo para Latinoamérica, es el fomento de entidades locales anti occidentales, como el “Gobierno de cuatro naciones mayas (Akateka, Chuj, Popti y Q’Anjob’Al)”, además de otras poblaciones, no indígenas, en la zona norte del departamento de Huehuetenango (Guatemala), auspiciado por el Centro de Documentación y Solidaridad en América Latina y África (C E D S A L A), entidad española de Izquierda, hecho que resulta absurdo al considerar que el objetivo de este Gobierno, es luchar contra los intereses civilizadores y económicos de inversiones extranjeras. Vale decir de los Estados Unidos y Europa, con el propósito evidente de identificar el indigenismo con el marxismo. Este es un elemento común que encontramos en una multiplicidad de organizaciones en Latinoamérica.


Finalmente, las últimas razones por las cuales se aumenta el riesgo de la amenaza islámica en Latinoamérica son porque el pensamiento geopolítico de los Estados Unidos solamente abarca un período de pocas décadas, mientras que en el contexto del islam los hechos tienen origen en las últimas cruzadas que aún están vivas en su pensamiento y además, en el colonialismo británico. Todo lo consideran como si se fuesen sucesos iniciados ayer; esta es razón por la cual las metas del islamismo deben ser evaluadas en razón de sus resultados, sin preocuparnos si éstos tardarán cincuenta años o un siglo. Otro factor a considerar es la falta de relación de los Gobernantes latinoamericanos con los ciudadanos, quienes se preocupan más por mantenerse en el poder gracias al populismo que por atender a las verdaderas necesidades del pueblo, esto deja un espacio social y moral libre al islam. Finalmente la tolerancia a ideas extrañas nos hace muy vulnerables y no lo advertiremos sino hasta que sea demasiado tarde.

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