Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 22 de junio de 2014.
“La posición de los
Estados Unidos en relación a la Guerra contra el Terrorismo, por las presiones
internas y el alto costo material y humano de la guerra, favorece en todos los
campos a China y Rusia sobre estos países,
y necesitan tener o dejar en la zona a aliados fuertes para que combatan
a los radicales ya que para ellos y sus regímenes también serán amenaza en el futuro”.
Reflexión de un General de División y Prof. de Geopolítica.
El Estado Islámico de
Iraq y el Levante, (ISIS o EIIL, según sus siglas, o DAESH, su acrónico árabe),
ha tomado, en muy pocos días, importantes territorios en Irak y Siria, y así se
ha constituido en una fuerza muy superior a la de los gobiernos establecidos y
sostenidos por occidente. Esta toma de los dichos territorios, ha sido posible porque los Estados Unidos
abandonaron una la guerra inconclusa en Irak, lo cual permitió que la
resistencia pudiese cohesione. Y que los Gobiernos impuestos se preocupasen más
por apoyar situaciones tribales a conveniencia que por buscar un acomodo de las
diferentes fuerzas existentes para un Gobierno en relativa calma. Los gobiernos locales han velado por sus intereses tribales minoritarios. Por
esta causa fue imposible la reconciliación o más bien que se alcanzase
un nivel de entendimiento con las otras
partes beligerantes de acuerdo a la
realidad política. El espíritu de conquista por un mundo islámico, auspiciado
por el mismo Occidente a partir de la caída del Sha Mohammad Reza Pahlevi y las
políticas occidentales hacia esa zona, que parecen ser contradictorias entre
sus intereses de muy corto plazo, en relación
con los de largo plazo de las potencias occidentales, han creado también una situación
política de muy difícil contención.
El origen de la jihad (guerra
santa según denominación occidental), se remonta a la autoproclamación de Muhammad
Ahmad ibn as Sayyid abd Allah como “El Mandi” (El señor de la Época), aunque
hay en las dos sectas: chiíes e ismailíes, discrepancias sobre diferencias
escatológicas del Corán y sobre a quién debe de atribuírsele ese título, pero
no la hay en cuanto a la lucha del islam contra la dominación occidental y las
religiones no musulmanas. En 1898 Lord
Kitchener en el pináculo de la
dominación británica en África, creyó
haber puesto fin al peligro islámico, con la batalla de Ondurman, pero al presente se ha decantado otra vez como
un verdadero y muy serio peligro para occidente.
Las fuerzas islámicas
han logrado victorias rápidas (el EIIL) porque están integradas por gran número
de combatientes reclutados en decenas de países en los cuales actúa una red jihadista
(guerrera) , que son reclutados por una red que abarca Asia y Europa, contando con el apoyo de las antiguas
fuerzas del Partido Baaz en Irak. Aunque no existe concordancia ideológica entre
éstos y los jihadistas, sí la tienen
frente al que consideran el enemigo
común: occidente y los aliados locales de éste. Parece ser que con el tiempo, el jihadismo será la fuerza
preponderante, deduciéndolo de la toma
de Mosul y de la rápida influencia de
esta tendencia mayoritaria aunque también parece que sólo será así, cuando sus
objetivos comunes, estén ya satisfechos.
Las fuertes críticas de
los grupos de de Izquierda sobre los fines perseguidos por el EIIL y sus
posibles financiamientos, permiten calificarlo como un movimiento auténticamente
islámico y es así como debe valorársele:
es de una dimensión política-religiosa cuya pretensión es alcanzar un equilibrio étnico-religioso
interno, con un claro rechazo a los intereses
occidentales más, con la firme ambición de su
expansión por sobre las fronteras árabes.
No deben ver las
naciones latinoamericanas el jihadismo del Oriente Medio con indiferencia, considerándola
una guerra para resolver idealismos que no pueden afectarlas; sin embargo es
preciso que consideren lo siguiente: la amenaza del jihadismo en el Oriente
medio, obligará a los Estados Unidos y a Europa a volcar sus intereses hacia
tal región; no obstante, el interés norteamericano se ve forzado a volverse
hacia la inmigración latinoamericana que le representa gravísimo problema,
tanto como la volatilidad de los países
latinoamericanos aún no Izquierdistas. Estos
problemas, aunque tal vez a muy largo plazo, no dejan de tener ciertos elementos
comunes y proclives a conflictos muy similares
a los que se están actualmente desarrollando en el oriente medio.
¿Cuáles son esos
problemas? Primeramente, la presencia del islam en Latinoamérica, la cual ha
sido favorecida por las relaciones políticas con Iran e incrementada por la
inmigración palestina no cristiana. En México se encuentra la mayor
concentración del islamismo en Latinoamérica. Los líderes religiosos, en su
mayoría provienen de las zonas actualmente en conflicto y viven y predican las
ideas religiosas y políticas que traen de sus lugares de origen. La expansión del
islam en Latinoamérica es de temerse: lo favorece la tolerancia religiosa que
es principio del liberalismo; la religiosidad de la población que se ha
debilitado grandemente a causa del materialismo y el sensualismo y finalmente
porque las sociedades, cansadas de los desordenes de la vida social, de la
corrupción política, de la inmoralidad y perdida de sus sentimientos
religiosos, buscan finalmente en religiones extrañas el consuelo y esperanza
que han perdido. La curiosidad y la novedad de prácticas y ritos extraños son
fuertes asideros y siendo ya muy débil su fe cristiana, se abrasa una religión
cuyos principios aberrantes ignoran y cuyos ritos son ajenos a nuestra
civilización. En la actualidad existen en Alemania y Francia casi siete
millones de musulmanes que ya han
asimilado la cultura de dichos países, sin embargo son Estados de fuerte
autoridad en la vida cotidiana, cosa que es muy diferente en Latinoamérica.
El politólogo Samuel
Phillips Huntington publica una controversial teoría sobre el “¿Choque de
civilizaciones?”, en el cual afirma que en el siglo XXI las guerras serán
enfrentamientos entre civilizaciones y no de estados-nación. En su tesis, en
realidad da el nombre de civilizaciones a los bloques geopolíticos en
conflicto, por lo que podemos afirmar que el concepto de Estado-Nación heredado
de la formación de los Estados Europeos y de su nacionalismo, posterior al
renacimiento, puede estar desfasado, dada la estructura de los Estados
Modernos, los cuales en su mayoría son plurinacionales, pero que comparten intereses
geopolíticos comunes, y en su mayoría han sido creados por los intereses
geopolíticos europeos en los últimos doscientos cincuenta años.
La segunda causa de
riesgo para Latinoamérica, es el fomento de entidades locales anti
occidentales, como el “Gobierno de cuatro naciones mayas (Akateka, Chuj, Popti
y Q’Anjob’Al)”, además de otras poblaciones, no indígenas, en la zona norte del
departamento de Huehuetenango (Guatemala), auspiciado por el Centro de
Documentación y Solidaridad en América Latina y África (C E D S A L A),
entidad española de Izquierda, hecho que resulta absurdo al considerar que el objetivo
de este Gobierno, es luchar contra los intereses civilizadores y económicos de
inversiones extranjeras. Vale decir de los Estados Unidos y Europa, con el
propósito evidente de identificar el indigenismo con el marxismo. Este es un
elemento común que encontramos en una multiplicidad de organizaciones en Latinoamérica.
Finalmente, las últimas
razones por las cuales se aumenta el riesgo de la amenaza islámica en Latinoamérica
son porque el pensamiento geopolítico de los Estados Unidos solamente abarca un
período de pocas décadas, mientras que en el contexto del islam los hechos
tienen origen en las últimas cruzadas que aún están vivas en su pensamiento y
además, en el colonialismo británico. Todo lo consideran como si se fuesen
sucesos iniciados ayer; esta es razón por la cual las metas del islamismo deben
ser evaluadas en razón de sus resultados, sin preocuparnos si éstos tardarán cincuenta
años o un siglo. Otro factor a considerar es la falta de relación de los Gobernantes
latinoamericanos con los ciudadanos, quienes se preocupan más por mantenerse en
el poder gracias al populismo que por atender a las verdaderas necesidades del
pueblo, esto deja un espacio social y moral libre al islam. Finalmente la
tolerancia a ideas extrañas nos hace muy vulnerables y no lo advertiremos sino
hasta que sea demasiado tarde.
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