Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 8 de junio de 2014.
Después de leer la
columna “Análisis sin Fronteras”, de Ana
María Salazar, publicada el día 6/5/2014, en Frontera.Info, que trata de la
Seguridad y Reforma Energética y, complementado esta opinión, con dos documentos más: el uno, intitulado “EL MODERNO CONCEPTO INTEGRADO DE
SEGURIDAD ENERGÉTICA” (publicado el 2/4/2013 por el Instituto Español de
Estudios Estratégicos) y el otro, “SEGURIDAD PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE EN
LAS AMÉRICAS”, de la Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo integral de la Organización
de los Estados Americanos (OEA), podemos entender a cabalidad, lo que en este
momento, está en juego con Petrocaribe.
Los acuerdos marco del
Tratado de Seguridad Energética Petrocaribe, dice en su ARTÍCULO I, OBJETO: El
presente Tratado tiene por objeto desarrollar entre las Partes Contratantes un
proceso amplio y sostenido de integración que contribuya con la seguridad
energética de la región del Caribe, complementando las fuentes de energías
primarias disponibles con el potencial y desarrollo de energías renovables;
promoviendo el intercambio tecnológico para la búsqueda de nuevas fuentes;
desarrollando la cadena de la energía en procura de su industrialización y
fomentando el uso racional de la misma, en búsqueda del máximo ahorro y la
eficiencia energética.
Según tal exposición,
el objetivo de Petrocaribe, es asegurar el aprovisionamiento constate a precios
de mercado de combustibles fósiles, bajo el concepto de “oferta adecuada”.
Dentro de este primer contexto, el acuerdo con Petrocaribe, se encuentra dentro
de los parámetros tradicionales de lo que se considera Seguridad Energética; sin embargo, en vista
de lo finito en el tiempo de los recursos de petróleo y que, 192 países
dependen de un pequeño grupo de productores y de lo volátil de las zonas de
extracción petrolera, el concepto de Seguridad Energética, ha adquirido una
dimensión diferente, dentro de la Seguridad Nacional, considerando aspectos
mucho más amplios que sobre el suministro de petróleo y la seguridad de las
instalaciones de refinería y, acopio de hidrocarburos.
Bajo este tal concepto,
la seguridad del abastecimiento abarca dos dimensiones diferentes: a) el hecho
económico de una cierta cantidad de hidrocarburos suministrada a un precio
determinado y b) el concepto psicológico de seguridad que se basa, en la percepción
de la realidad del suministro o, la dependencia de uno o varios proveedores, lo
cual permite alternativas de compra, sin
dependencia geopolítica o de otro condicionamiento que no sea el
económico, bajo los principios de libre mercado.
Tiene, la inseguridad
energética, un componente social pues, su falta o escases, genera demandas
sociales; tanto por los sectores mayores consumidores de energía como por los
eventuales conflictos de intereses suscitados por la falta de éste. Además,
aunque no sea necesario para ajustar los mercados, trasmitir a los consumidores
los aumentos de precios (subsidios), este aumento plantea problemas de equidad
en cuanto al acceso de la energía de los sectores de la población de más bajas
rentas. En consideración a tal situación, concluimos que la seguridad
energética no tiene las mismas implicaciones para los Gobiernos, las empresas energéticas
y los consumidores finales (hogares y empresas) pero que sí afecta al todo
social.
El segundo considerando
del Tratado dice: “REAFIRMANDO los principios de cooperación, solidaridad,
complementariedad y soberanía en el manejo de los recursos naturales, con una
visión caribeña integral del problema energético, vinculado estrechamente al
desarrollo e independencia de nuestra región y a la superación de los profundos
problemas económicos y sociales de nuestros pueblos”. Este considerando
introduce a Petrocaribe en una dimensión moderna, no tradicional de la Seguridad
Energética, por lo cual, ésta se la considera
desde su aspecto geopolítico. Así queda
claro, cuando, en Caracas, el 25/5/2009, se da su nombre y forma definitiva al
ALBA: así se dijo, “En relación con el
cambio de nombre, el presidente Hugo Chávez aclaró que no es una modificación
semántica sino de códigos, de sentido y de fondo, pues el ALBA pasó de
propuesta teórica a plataforma política territorial, geopolítica y de poder”.
La cita periodística
arriba señalada, fue publicada en la edición especial de GRANMA, del 14/7/
2009, en la que se encuentran también publicados los principios de ALBA en donde se puede leer: “10. Hay que cuestionar la
apología al libre comercio per se, como si sólo esto bastara para garantizar automáticamente
el avance hacia mayores niveles de crecimiento y bienestar colectivo. 11. Sin
una clara intervención del Estado dirigida a reducir las disparidades entre
países, la libre competencia entre desiguales no puede conducir sino al
fortalecimiento de los más fuertes en perjuicio de los más débiles.12.
Profundizar la integración latinoamericana requiere una agenda económica
definida por los Estados soberanos, fuera de toda influencia nefasta de los
organismos internacionales”.
De tal manera queda
claro que el suministro de hidrocarburos a El Salvador, se encuentra dentro de
un marco estrictamente político y no, económico: de hecho, significa que al ir desarrollándose
nuestra dependencia de Petrocaribe, en igual medida se verá afectada nuestra
Seguridad Energética, con peligro de la Seguridad Nacional, pues la dependencia
de un único proveedor, ya sea el Estado o un socio internacional, aumentará el
riesgo y lo que se pretende disminuir con la libre competencia y la
diversificación en la compra de combustibles es precisamente ese posible
riesgo.
La inestabilidad
política venezolana aumenta aún más el riesgo en el suministro de hidrocarburos
y también, a su vez, siendo el acuerdo
con Petrocaribe, una iniciativa del partido de Izquierda en El Salvador, y
estando este, en el poder, da al tratado
con Petrocaribe y a su relación con el ALBA un peso político mayor. Un peso tal,
que ya fue evidente en las elecciones pasadas y, frente a la empresa privada
nacional.
Nota:
Un especial agradecimiento a las personas que colaboran gratuitamente con
PUBLICACIÓN ACCIÓN, enriqueciendo con sus opiniones y el envío de artículos
especializados, pero de relevancia nacional, así como a aquellas personas que
se reúnen cotidianamente para compartir sus análisis políticos de la realidad
nacional con esta publicación, sin más interés que el velar por la defensa de
los principios democráticos aplicados a la libertad política, económica y
religiosa.
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