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jueves, 25 de abril de 2019

¿CRISIS EN CIERNES?



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


La crisis en Centroamérica debida a la corrupción en su sistema político, ha generado un cambio, que ha sido impulsado por la anti política; esta señala la corrupción del sistema, promoviendo esperanza, en base al populismo. La acción de la anti política llevó al triunfo a Andrés Manuel López Obrador y a Nayib Bukele, creando hacia sus personas un entusiasmo inicial: instando muy probablemente a que su modelo político se repita en Guatemala, Honduras y Nicaragua.

El nuevo Gobierno salvadoreño ha tratado de favorecer en Guatemala el fenómeno de la anti política, favoreciendo la candidatura de Thelma Aldana y copiando de Guatemala la CICIG. El desprecio a los gobiernos de Honduras y Nicaragua ha tenido por intención señalar de ellos, el descontento interno, narcotráfico y tiranía. La esperanza es para que, a su señalamiento, la oposición reaccione, tomando impulso la anti política.

La anti política pretende derribar la corrupción y el sistema partidario y, con ello, a los políticos corruptos; sin embargo, en el caos, permite la corrupción del poder del gobernante y reforma el sistema que permite la arbitrariedad: Es es lo que estamos viendo con Manuel Andrés López Obrador y muy probablemente, veremos en un futuro, con Nayib Bukele.

El resultado del caos social en que está Centroamérica, no tiene orígenes en el sistema de partidos políticos, sino en los corruptos que lideran dichos partidos, lo cual es estimulado por la posibilidad de adueñarse del erario público y de aumentar los ingresos sirviéndole al narcotráfico y contemporizando con las pandillas.

La pasividad y mansedumbre humana, enseñada para un buen funcionamiento del sistema democrático, ha impedido que la ciudadanía pueda deshacerse de su corrupción y sufra la resignación o la emigración. Sobre la posibilidad de consolidación de una nueva dictadura, está el peligro de un conflicto regional, que puede desestabilizar el área.

Desde principios de los 60´s, hemos tenido conflicto con Honduras, el cual se mantiene aún y es originado, por el criterio expansionista de Honduras y la necesidad de emigración de los salvadoreños, rechazada por los intereses hondureños.

Si la mecha de las anti política en Honduras y Nicaragua no se enciende, las gestiones de Nayib Bukele en contra de sus Gobiernos, podrían romper el precario equilibrio logrado entre los tres países, pues una posible alianza militar entre El Salvador y Nicaragua contiene la expansión militar hondureña, pero si ese equilibrio se rompe, El Salvador, puede quedar muy mal parado, pues sus fuerzas militares son muy inferiores, con la consecuente debilidad del Alto Mando. El equilibrio en la región, sólo podría ser mantenido por los intereses de los Estados Unidos.

Un conflicto en el área, sólo traería una mayor emigración, favorecería en el caos, el trasiego de droga, por el control territorial de las pandillas y aumentaría la emigración. Permitiría sin embargo a Honduras, concretar su pretensión soberana sobre la salida al golfo de Fonseca, lo cual significaría la perdida de gran parte de nuestro territorio marítimo, en este país que tiene más mar territorial, que tierra firme.

Los recientes acuerdos de PEMEX con una compañía alemana, vinculada al Kremlin, con visos de capital chino como respaldo, para la explotación de petróleo en aguas someras, deja en claro los intereses geopolíticos extra continentales en el área y, un conflicto regional, pudiera favorecer el ingreso de estas potencias en Centroamérica.

En 1969, El Salvador, gano militarmente, la guerra con Honduras, pero perdimos territorio diplomáticamente, en los años siguientes, Ya perdimos la posesión de la Isla Conejo, hoy Honduras pretende salida soberana al Golfo de Fonseca y puede lograrlo, en una siguiente crisis internacional.

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