Publicación Acción

Es necesario expresar libremente el pensamiento político para el fortalecimiento de nuestro sistema democratico, republicano y representativo.



jueves, 23 de enero de 2020

PROBLEMA DEL AGUA Y POPULISMO



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El actual problema del agua en el gran San Salvador, puede analizarse, bajo los principios que rigen el populismo. La crisis actual del agua, es problema técnico, de carácter administrativo, pero está tratándose de manera populista, con graves consecuencias para la salud.

Pueden distinguirse claramente, en este problema, cuatro etapas: 1) la aparición del problema, 2) el desvió o encubrimiento de la información, 3) la responsabilidad del problema y, 4) la corrección de su información. Son cuatro etapas del populismo, que permiten crear un mayor desorden administrativo, el cual facilista el descontrol y manipulación de los fondos públicos.

La crisis actual del agua, es debida claramente, a la incapacidad de los funcionarios que dirigen dicha función: su competencia es sólo la sujeción al Presidente, que identifica tres círculos de confianza, de los cuales, el Presidente hace depender la responsabilidad que él asume o descargue, en un momento de crisis, como el actual. El primero es el de sus familiares, el segundo de sus amigos y el tercero, el de sus socios. En este sentido debemos de entender la función de su gabinete. Esto es, si los errores son de su círculo más cercano o de sus amigos, la responsabilidad recaerá sobre quien él tenga “menos confianza” o sea “menos cercano”. Tal hemos podido apreciar ahora, cuando se desdice de lo que han dicho varios de sus funcionarios.

El problema del agua puede resolverse, pero a largo plazo, mediante inversiones planificadas, lo cual por ahora, no se ve;  se sólo se percibe  populismo:  soluciones improvisadas o sacadas de la manga, tal ha sido  el despliegue militar o distribuir botellas de agua.

El impacto de la crisis del agua, ha sido impacto para más de millón y medio de personas, creando  en las redes sociales, una dinámica propia, que no han podido ser controladas por el Gobierno mediante sus troles que han señalado a ARENA y el FMLN, de culpables. Sin que esta acusación haya calado en el pueblo, pues evidente es, la incapacidad del Gobierno. cuya credibilidad, ya está bajando, pues el antagonismo “pueblo vs. FMLN –ARENA” que llevo a Bukele al poder, está ya agotado.
Esta crisis muestra que la realidad, está superando la ficción creada por el populismo; sin embargo, al ofrecer soluciones – por más utópicas que sean -, se crea una esperanza que segmenta la población en la percepción del problema: crea esperanza: el agua llegará pronto o tarde, pero sí llegará. Mientras tanto, el Gobierno gana tiempo para las próximas elecciones del 2021 y la definición de sus candidatos no sufrirán el peso de ninguno de los desaciertos o, la baja de popularidad del Gobierno de Bukele.

La crisis del agua lleva años y no se solucionará sólo con repartir botellas de agua, cargarla de químicos o con un despliegue militar. Es necesario una planeación integral, que abarque tanto el uso doméstico, como el industrial, el agroindustrial y el agrícola. Además, con la preservación de los bosques cafeteros y las zonas de infiltración hídrica y una conveniente planificación urbanística. Las medidas populistas serán inútiles y sólo endeudarán más al país y enriquecerán más a los funcionarios públicos.






sábado, 18 de enero de 2020

PARA FRUSTRAR EL POPULISMO



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Las propuestas para frustrar el populismo son numerosas; todas con sesgo ideológico y, mantienen la estructura populista, manipulando también la información con troles, que garantizan un posible cambio del líder populista. Pero para frustrar el populismo, debe actuarse desde la misma sociedad, mediante el uso de la verdad, con ideas políticas claras y utilizando las fuerzas vivas de la nación, en defensa del sistema democrático y republicano, sin la búsqueda de panaceas o soluciones fáciles, a los problemas sociales.

Muchos tratadistas de izquierda, dicen que se frustra el populismo, “dando más poder al pueblo”, lo cual, inevitablemente lleva, a la instauración de la “democracia participativa”, que es manipulada por el líder populista; tal como ha sucedido en Venezuela, consolidando el poder del populista, porque él finalmente, termina encarnando en su visión, los “intereses del pueblo”, legitimando así, su ejercicio del poder.

Los progresistas (mezcla de ideas liberales con anarquismo y muy cercanos a la izquierda) dicen que es necesario regular las redes sociales y filtrar la información que va al público, lo cual permite al final, una restricción a la libertad de expresión, muy aprovechada por el gobernante populista, que ejerce ese control. También proponen “poner al ser humano primero”; lo cual es una mera abstracción, que no conduce a nada, pero que sí, es manipulada por el populista.

Algunos publicistas y políticos de derecha, aseguran que el populismo debe combatirse mediante el uso masivo de las redes sociales, manipuladas por troles, siguiendo las mismas líneas que ha seguido el dictador populista, pero tal, implica que se compita económicamente con las redes que tiene el populista, subvencionados por el Gobierno, lo que es imposible de lograr, pues la mayoría de los grandes donantes, cuyos negocios, dependen de la actividad estatal, no estarían de acuerdo con entrar en un conflicto innecesario con el gobierno y, generaría una dinámica de “conflicto social”, que atentaría contra la institucionalidad del Estado y los negocios.

Cuando naturalmente se expresa la realidad de una situación y lo hace un gremio en particular, se da luz al problema y se denuncia la farsa o “utopía” que promueve el populista. Al generalizarse esta conducta, se contrasta la verdad de la situación, con la mentira del populista. Siendo tal, el momento en el cual deben surgir, las soluciones coherentes y verdaderas.

Esto nos obliga a entender que, sólo la institucionalidad de un Estado, o sea el conjunto de sus instituciones, operando juntas y, sin populismo, son las capaces de generar el progreso nacional. La institucionalidad no posee rostro visible, pues este es el de todos. Cuando aparece un líder o caudillo, que nace de la institucionalidad, es respetado por esta, y basa su poder en todos, a diferencia del líder populista, que ha creado su aceptación en base a la manipulación de la opinión pública y, mediante el empleo de grandes sumas de dinero.

Por cerca de 15 años nuestra política ha sido manipulada por los medios de comunicación y las estructuras políticas partidarias, usando métodos científicos de inducción al voto, lo cual nos ha sumido en una profunda crisis social y política. Por esto debemos, volver a la institucionalidad democrática y republicana, rechazando todo viso de populismo, prescindiendo sobre todo de sus métodos, que sólo nos prometen sueños de “Alicia en el país de las maravillas”, mientras nos arrastran al caos y el infierno político, los cuales benefician al populista y a quienes le rodean.  

domingo, 12 de enero de 2020

POPULISMO Y MOVIMIENTOS SOCIALES



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El populista válese de los movimientos sociales, para mantener una lucha constante, creando la “subversión democrática”, tal dice Enrique Krauze, en artículo publicado el 14 de octubre de 2005 - escritor e historiador mexicano, miembro de la Academia Mexicana de la Historia y de El Colegio Nacional, director de la Editorial Clío y de la revista Letras.

El populista crea “enemigos” nacionales o internacionales, contra quienes lucha la sociedad, materializando y magnificando el quehacer de las organizaciones sociales. En consecuencia, hay un desvío de los intereses reales del Estado, hacia otros, que son sólo de interés del populista: con distracción social, de los problemas reales.

En Venezuela, Bolivia y Nicaragua, se culpa al “Imperio yanqui”, en Chile y Argentina al “sistema capitalista” y en España, a los “facha” (fascistas). Pero cubierto con esa cortina de lucha o reivindicaciones sociales, todo populista lo utiliza, para justificar sus errores y obtener sus fines.

El populista, al crear una “subversión democrática”, impide que el sistema de pesos y contrapesos funcione, así como que los diferentes mecanismos dejan de operar, como sucede en una guerra o conflicto armado, pues todo es politizado, son un caos: partidos políticos, sociedad civil, gremiales empresariales y sindicatos. Esto garantiza al Gobierno, que se le controle sobre sus finanzas y, cuando ya es tarde, deducir responsabilidades porque hay otro populista, desplazando al anterior y se hace imposible recuperar lo defraudado.

Aunque el populismo se centra en una persona, crea un sistema vicioso, que da como única opción, para hacerse del poder del uso del populismo. Esto lo hemos visto desde el Gobierno de Saca, hasta hoy. Los robos cometidos por Saca y Funes no habrían sido posibles sin la destrucción de los controles internos del Estado.

Vemos hoy la corrupción de Sigfrido Reyes: se generó en los dos Gobiernos anteriores. Se escucha que Salvador Sánchez Cerén, ha cometido ilícitos patrimoniales: seguramente saldrá a luz, en la medida que sus estructuras de corrupción, pierdan poder, frente a las nuevas, consolidadas, en derredor de un nuevo líder populista.

Varios de los hoy presos, por la corrupción de Sigfrido Reyes, trataron de crear una gremial a fin al Gobierno, para substituir en su influencia a la ANEP y la ASI. Aglutinadas estaban las empresas ALBA, allegados al Gobierno, y pretendían influir, respondiedo a los intereses de Funes y Sánchez Cerén. Varios de sus antiguos colaboradores, son hoy, funcionarios del nuevo Gobierno, en perpetuación de este ciclo.

Hoy las organizaciones sociales son lanzadas para la “defensa del agua” o de las pensiones, pero lo que pretenden, es mayor control en el uso del agua, para elevar su dominio poblacional, sobre la industria y la agroindustria. La mayoría de las organizaciones que luchan por las pensiones, exigen que éstas, pasen al Estado y culpan a la “oligarquía bancaria” las bajas pensiones, sin reflexionar que la baja rentabilidad, es debida a la sangría ocasionada por los préstamos estatales bajos intereses y tablas definidas por los diputados Lo que aseguraría una nueva inyección de fondos al Estado, sin tener que pagar lo ya prestado y, crear a los jubilados, la ilusión de pensión justa.

La quiebra del IPSFA (Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada) tiene su origen en las exigencias, luego del conflicto, por parte del Gobierno, sin que éste, haya pagado su deuda, o en sus bienes usufructuados, por parte de funcionarios corruptos, como lo muestra el caso de Sigfrido Reyes. Igual situación se puede apreciar en el INPEP y el Seguro Social.

El populismo crea “subversión democrática”, causa de la la descomposición social, que  no pueda corregirse.

jueves, 9 de enero de 2020

MARCO DEL POPULISMO



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El populismo es el medio de tomar el poder, usando la voluntad popular, pero sin que el pueblo pueda razonarlo, frente a las necesidades nacionales. El populismo actual, es ya de tercera generación: utiliza la nueva tecnología y sigue siempre los mismos patrones, cuya forma, es identificable en cualquier régimen de este tipo.

Inicialmente, el populismo fue utilizado por Benito Mussolini en Italia, como método de propagación del fascismo. Fue retomado por Juan Domingo Perón, en Argentina y, en una tercera generación, por Hugo Chávez en Venezuela. Es propio del populismo, la destrucción de las economías de los Estados o el arrastre de éstos, a una guerra. Los populismos latinoamericanos modernos, son de tercera generación.

El populismo exalta la imagen de una sola persona, centrando todo el gobierno, en dicha imagen. Sus Ministros y demás funcionarios son sólo sus servidores. Para mantener el control absoluto, crea pequeños feudos o grupos de funcionarios, entre quienes establece competencia tal, que no es posible que surja imagen que pueda dar sombra al populista, pero si tal cosa sucediese, pero si surgiese, serviría como chivo expiatorio, de los errores del populista, evitando que el sistema de pesos y contrapesos opere. Además, necesita una reelección continua, aunque la legislación no lo permita y es razón para que la ley, deba ser adecuada a su conveniencia, lo cual altera el sistema republicano; tal ha sucedido en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y en cierto sentido, en Argentina.

El populista se vale del discurso, para señalar la corrupción o, el mal estado del país; crear una corriente de pensamiento, inducida hacia sus fines; utiliza científicamente la tecnología, no permitiendo que los procesos naturales de la reflexión se puedan ejecutar por el pueblo o creando una corriente a la cual el ciudadano se ve inducido a seguir. Para ello, hoy se crean cuentas falsas de troles (antes medios impresos y organizaciones fantasmas) que producen una sensación de “corriente social mayoritaria”. En tal sentido, todos los recursos del Estado son volcados hacia dicho fin, olvidando las verdaderas necesidades del bien común. Enfatiza el populista, la intensidad o gravedad de la crisis social, para manipularla fuera de la realidad, comprando lealtades con el erario público.

La riqueza es repartida a criterio del populista. Lo comprobamos cuando Evita Perón dijo: “¡Ustedes tienen derecho a pedir!” y “Sangra tanto el corazón del que pide, que hay que correr y dar, sin esperar”, vemos que supedita a ese fin todo interés económico, sin importar el origen de la riqueza: del fruto privado, de lo recolectado por el Estado, en razón de impuestos, préstamos internacionales o de la explotación de recursos naturales, propiedad del Estado, aunque alterando así, los ciclos naturales de la economía.

En consecuencia, la verdad la fábrica el populismo y  se apropia de ella, convirtiéndose en el representante de la verdad nacional, en aplicación de la sentencia “Vox populi, Vox dei” (voz del pueblo, la vos de Dios”, por lo que colapsa el sistema  democrático: utiliza la representación, como  medio de manipulación, pues el ejercicio directo del poder, por parte del soberano, no es posible: el populista lo encarna y  ejerce, por lo que su poder no tiene límite, se encuentra por sobre la ley, pudiendo cambiarla, en su beneficio.

El error de los políticos frente al populismo, es pretender usar la tecnología, en forma populista, para combatir el populismo, lo que tendría como resultado, el cambio de un dictador populista por otro igual. Por tal razón, el populismo debe combatirse con la verdad y mediante las reales organizaciones cívicas.

martes, 7 de enero de 2020

EL PELIGRO DEL POPULISMO



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El populismo es fenómeno social muy extenso:  abarca diferentes planos de la actividad humana, causando variedad de daños, los que, sirven para el encubrimiento de la corrupción y facilitan el crimen organizado y el terrorismo.

Abarca este fenómeno, tres planos diferentes; primero, concerniente al del ciudadano, segundo, al de quien realiza el populismo y tercero, los efectos económicos, tanto de los directos del populismo, como de su lucro cesante, que es el costo del desarrollo de un país.

Sufre el ciudadano en su voluntad soberana, los tres vicios del consentimiento: error, fuerza y dolo. Al darle falsa información, para que responda de determinada forma, está manipulándose la realidad, sobre la que tomará decisiones soberanas erróneas, o encausadas. Cuando intencionalmente, se manipula esa información, crease colectiva fuerza moral, que induce a determinadas reacciones, por lo que sí, hay fuerza, ya que el individuo se ve forzado a la presión social, creada artificialmente. La intención de manipular la pública opinión, para obtener el consentimiento soberano, constituye el dolo, es decir, la intención manifiesta de crear un engaño.

Obtener la aprobación del soberano mediante engaños, es el objetivo del populismo; la razón del Gobierno para la ejecución del Bien Común, pasa a un segundo plano: generalmente las decisiones populistas causan un daño directo, no benefician a la sociedad. Cambian el concepto de “función social”, el cual supedita el interés particular, al bien social. El objetivo del populismo, es el ejercicio del poder hegemónico. Por lo que supedita el interés particular al hegemónico del populismo, sin importarle a éste, el perjuicio sobre el particular, en aras del poder del Gobierno.

A este daño particular, que puede cuantificarse como daño emergente,  se suma el costo social de medidas no tomadas oportunamente o necesarias, lo que se convierte en daño emergente para la sociedad, el cual puede  medir por el desarrollo no alcanzado.

El populismo, al debilitar el funcionamiento de las instituciones públicas, causa el mal funcionamiento de las mismas, impidiendo que se pueda investigar convenientemente la corrupción y que, los controles hacia el crimen organizado, sean más débiles, favoreciendo con ello, la penetración del terrorismo, pues dado su clandestinaje, busca toda organización que esté fuera de la ley y que le garantice secretismo, para poder operar, dándose el asocio del crimen organizado con el terrorismo.

El populismo crea el poder del dinero, pues no hay ningún particular que pueda igualar el poder financiero del Gobierno y su capacidad coercitiva: este, además de nutrirse de los impuestos, de tener la capacidad de endeudarse externamente y de tomar los ahorros de los trabajadores, utiliza esos recursos, para su propio beneficio, la consolidación de su poder hegemónico (capacidad de influencia), pues al cambiar el bien común, por su bienestar y, utilizar los recursos del Estado, para la consolidación de su poder, hace suyos todos los recursos,  que le es permitido sólo por la debilidad de sus instituciones y controles públicos.

El populismo es comparable como el VIH (SIDA), el cual no es mortal por sí mismo, sino que permite que todos los virus que atacan el organismo, no puedan ser combatidas por éste, hasta que el organismo, entra en un colapso general y fallece por una causa que normalmente se trataría con una aspirina.

El populismo causa la pérdida de la capacidad de reacción de un Estado, porque su sistema es manipulado desde su origen: la voluntad soberana, utilizando para ello, la tecnología y las fuerzas naturales que existen en la sociedad. Esto convierte al populismo en el peor enemigo de la vida en sociedad.

viernes, 3 de enero de 2020

ECOLOGIA: FACTOR DE DESARROLLO SOSTENIBLE



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


El cambio climático, es un fenómeno que tiene por causa la acción del hombre y que se ha sentido en el mundo entero; para nuestro país, es una seria amenaza, por su pequeña extensión, gran número de habitantes y, el grado de depredación ambiental, que nos obliga a abordarlo prioritariamente, sin sesgo político, sino como realidad mundial que implica la responsabilidad humana, por su supervivencia como especie.

Algunas personas quieren relacionar el cambio climático con un modelo económico: el mercantilismo, derivándolo al liberalismo:  creen que, combatiendo esos sistemas, se protege el medio ambiente; esperan que el “hombre, sea amigable con el planeta y consigo mismo”, prescindiendo del consumo y del uso de la tecnología, que es la que nos ha dado el bienestar y que permite la preservación de la vida humana, con una mejor calidad de vida.

Se destruyó el agro, por cuestiones políticas, en los años 80´s, lo cual, junto al conflicto armado, generó el abandono del campo, creando una mayor presión poblacional sobre las ciudades. Al perder el agro importancia económica, todas las políticas gubernamentales se centraron en la industria y el comercio, lo cual destruyó la única industria establecida y auto sustentable, que mantenía el único bosque del país: el café, distribuido en el 10% del país y el cual ahora, apenas llegará a 180,000 mz. sembradas y que van disminuyendo.

La destrucción del único bosque del país, no solo lo daña: es una perdida para el mundo, pues el sistema climático, es mundial, no conoce barreras humanas. El café ha sido base de la economía nacional y también del conservadurismo en el país. Su destrucción fue planificada: luego de su bonanza de los años 50´s, quedó vulnerable para los 80´s. Hoy quedan, de poco más de 50 beneficios, solamente quedan menos de 13. Y muchos de ellos han sido vendidos a empresarios hondureños y los pocos que aún funcionan, poseen una capacidad instalada, superior al café cosechado.

La industria del café, no se limita al productor y a quienes trabajan en las fincas, sino que se extiende al beneficiador-exportador y de allí, a la banca, generando una larga cadena de valor:  su recuperación sería cuestión de décadas.


jueves, 2 de enero de 2020

PERSPECTIVAS PARA EL 2020



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Mientras no haya un cambio drástico en la política internacional, las condiciones sociales y políticas en nuestro país permanecerán siendo las mismas, nada favorecedoras del clima necesario para el desarrollo sostenible: el populismo y la lucha de poder partidario amenazan destruir al sistema republicano, precisamente cuando la economía mundial nos sitúa en riesgo.

La disputa de Estados Unidos con China y Rusia, es hegemónica y, por ahora, dicha disputa se centra en la tecnología, base del desarrollo industrial, el cual ha permitido ganar la hegemonía de que está gozando. Los posibles acuerdos económicos, entre USA-China, mejorarán el comercio mundial, pero no pondrán fin, al problema en cuestión, que tiene orígenes más profundos.

Mientras, por el control global, se da dicha disputa entre las superpotencias, Nayib Bukele, muestra una posición indefinida con ambos, procurando obtener de ellos, lo más posible, no para el país, sino para su consolidación de poder interno; esta posición política es insostenible a largo plazo. En muchas ocasiones, vemos a los políticos actuando en los medios, pero ignoramos que es lo que mueve sus acciones, sucede como el actor teatral, de quien vemos sus acciones, pero no, las acciones de los tramoyistas, escritores y directores, que determinan al final, el papel del actor.

Un ejemplo de ello, es la Diputada Milena Mayorga, quien sigue las indicaciones de uno de sus asesores, que tiene estrecha relación con Bukele, por lo que no podemos distinguir entre lo qué es propio y, lo que es manipulación, pero sí, que al final, se vuelve un títere más del escenario político, creado para la manipulación mediática y populista de los acontecimientos, siempre centrándose en la manipulación política.

Podemos destacar, que los trasfondos de las visitas a Japón, China y Catar, han sido sujetos a manipulación interna, como es, negando la lucha hegemónica de China con USA y las pretensiones chinas en Centroamérica, los intereses de expansión tecnológica rusa por medio de Catar y que, en Japón, no tuvo una acogida tan cordial, como aquí dicen los medios.

Todo parece indicar que los aciertos económicos internos, logrados por Trump, le darán un nuevo triunfo electoral, pese a su revés en el Congreso, por lo que no cambiará su política hacia El Salvador, pero la investidura del Gobierno en España, que exige la negociación de toda su izquierda, está arrastrando a dicho país, hacia la política conflictiva latinoamericana, por lo que el Gobierno de Bukele, podría verse presionado por el socialismo latinoamericano. La estabilidad del Gobierno norteamericano, puede asegurar aquí, en cierto sentido, una estabilidad, pero las tensiones que están generando los países latinoamericanos, con sus relaciones favorables a la izquierda, pueden, a la larga, provocarnos inestabilidad, pues si bien, el FMLN como estructura partidaria, va hacia su extinción (a, las fuerzas de izquierda, en el presente Gobierno, permanecen vivas, porque son parte de él.

Si no fuese así, no habríamos visto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos invitada por este Gobierno, procurando alcanzar acuerdos políticos que le aseguren estabilidad con la izquierda, puedan llevar al aumento del salario mínimo, a potenciar reclamos sindicales hacia la Empresa Privada o, presionar para nuevos procesos contra militares, por el pasado conflicto armado, promoción del aborto, lo relacionado con el grupo LGBTI y la promoción del indigenismo, como ente disociador de la integridad nacional.

Todo nos asegura una consolidación de poder por sobre la existencia de un sistema. La acumulación de poder, no es mala o buena por sí misma, sino porque los intereses de esa persona se vuelven los nacionales y es imposible que éstos coincidan a la larga, con las necesidades y aspiraciones de la población.