Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Desde
su llegada, el Gobierno ha provocado un caos, que tiene tres aspectos: el político,
primero; luego el económico y, por último, el religioso. Desde el inicio del
presente Gobierno, sus troles e ideólogos, han insistido en que los cambios, obedecen
a una revolución, continuando con una línea operativa o de acción, propia de la
izquierda, para la construcción de un modelo político, distinto del republicano
y democrático. Siguiendo ese proceder, debemos prever lo que se avecina.
Tiene
origen el caos, en el rompimiento del orden Constitucional, habiéndose
utilizado como pretexto, la lucha contra
los partidos tradicionales: FMLN y ARENA y, tomando a los partidos minoritarios, como
extensión de los mayoritarios, por lo que éstos, han sufrido la infiltración,
para su neutralización y substitución, de partidos nuevos minoritarios, satélites
del oficialismo.
El
caos económico, inició con los gastos fuera del Presupuesto General de la Nación,
no auditados por la Corte de Cuentas, debido a la pandemia; luego permitió la
introducción del Bitcoin, en una estructura financiera, fuera del control del
Estado y, el doble juego del papel del Estado, en las finanzas nacionales: permitiéndose
más liquidez, en el sistema financiero, mediante la política monetaria y luego,
tomando como particular, dicha liquidez, sin que el rendimiento de dichos
fondos quedase asegurado, salvo por los flujos de tributación fiscal, en una
economía de estanflación.
El
Régimen de Excepción, ha permitido cambiar la percepción de inseguridad por la delincuencia,
a la percepción de la inseguridad, por el abuso de la fuerza del Estado, fuera
del marco Constitucional, anulando de hecho, las autonomías del Ministerio
Público (autarquía) y del Órgano Judicial.
El
aumento de la Fuerza Armada, sin ninguna amenaza externa conocida, sólo augura
su uso frente a la amenaza interna del Gobierno, ante el descontento
generalizado por el caos político, económico y social, que está causando el
Régimen de Excepción.
Ahora
se suma una nueva lucha del Gobierno: señalando como pandilleros a los pastores
evangélicos, por lo cual, los pastores y sus feligreses, son el futuro objetivo,
del Régimen de Excepción. Y aunque es muy probable que el Gobierno haya
ordenado agilizar la liberación de muchos reos, capturados sin causa alguna, debido
a la incapacidad de seguir aumentando el número de detenidos, pues la capacidad
de los centros penitenciarios, ha sido rebasada.
Señalar
como pandilleros a los pastores evangélicos, podría ser en el país, el inicio de
una lucha religiosa, pues en ediciones islámicas españolas y del mundo árabe,
consideran a Nayíb Bukele como el primer presidente musulmán de Latinoamérica y,
se han difundido videos en árabe, promocionando a El Salvador, como una tierra
islámica, dichos videos van destinados al mundo árabe, para lograr el apoyo económico
necesario, para la difusión del islam en El Salvador, liderazgo que asume, la
familia Bukele.
Prohibir
las celebraciones y manifestaciones particulares del 15 de septiembre,
exceptuando la oficial, encabezada por el Presidente, según memorándum del
Ministerio de Gobernación, riñe con el espíritu de independencia patria y, del
sentimiento de libertad propio del ciudadano: libertad personal, religiosa, económica
y respeto a su propiedad privada.
Al
inicio del tercer centenario de la independencia patria, está por retornar una
lucha ya dirimida políticamente desde el 23 de agosto de 1859, cuando nuestro
código Civil, separó las atribuciones del Estado y de la Iglesia, recalcado por
la Constitución de 1886, ahora con el anuncio de un nuevo Código Civil y, los
rumores de la enseñanza del Islam desde las escuelas públicas, vuelve a tomar
vigencia el concepto de un Estado, cuyas leyes ya no son las dictadas por el
ciudadano, sino las impuestas por la religión.