Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
La inauguración de los
Juegos Centroamericanos y del Caribe, aquí en El Salvador, es ejemplo, que ilustra
la razón de la existencia del Estado y de cómo el gobernante, utiliza el circo,
para distraer sobre la responsabilidad de las verdaderas obligaciones del
Estado, en la utilización del principio “pan y circo para el pueblo, para que
me deje ejercer el poder”, olvidándose de que las necesidades sociales, pueden conducir
a un caos, obligando a un cambio radical o, a un baño de sangre.
Instalaciones inacabadas,
pero con su costo cancelado por anticipado, indican una defraudación a la
economía pública y, pagando a un cómico, 1,095 salarios mínimos por su
presentación, hacen que este sujeto, gane en media hora, lo que significa el
trabajo, en igualdad de tiempo, de 263,013 personas. Hecho que nos sirve para
ilustrar lo que la moral y la razón nos indican, sobre la gestión publica
actual. Seguramente, los gastos de estos juegos, ya han sido declarados
“reservados”, con prohibición de ser revisados, bajo los parámetros del “control
previo”, por la Corte de Cuentas, siendo conocidos únicamente, por el
Ministerio de Hacienda.
La razón de ser del
Estado como organización, es crear las condiciones de justicia en la sociedad.
La justicia se alcanza por medio de la razón política, o sea la aplicación del
bien común. En este caso, emplear el dinero público, para pagar a un cómico y,
no cumplir con la obligación de subsidiariedad del Estado, proveyendo medicinas
a quienes más lo necesitan, injusticia es.
Pagar anticipadamente a
extranjeros, por obras de naturaleza pública, con deficiencias técnicas sin ser
entregadas cuando se necesitan, es
injusticia, mas aún, si el mismo Gobierno las protege, declarando
“reservados” dichos gastos.
Un acto de injusticia ha
sido la cancelacion de 262 municipios, sin razón política o social manifiesta,
únicamente, por mandato de la Asamblea Legislativa, en exceso de funciones, y
para beneficiar electoralmente, al partido oficialista, no legitima tal acto,
pues convierte los actos legales de formación de Ley, en coerción y no, de
entendimiento social, para alcanzar la justicia.
Si no existe la “razón práctica”
en la gestión de Gobierno, desaparece el Derecho, por lo que no hay distinción
entre el Estado, y en el poder, una banda de ladrones.
La razón de la existencia
del Estado, es el “bien común” y éste se logra, por medio de la política. Por
esa razón, es de obligación ciudadana, la participación general en la política,
con el fin de que, por medio de la discusión y entendimiento de las necesidades
y aspiraciones colectivas, surja la razón política, o sea, el cómo realizar
actos políticos, que vayan hacia el bien común y la justicia, ejecutándolos mediante
la razón práctica.
La justicia no se alcanza
invocando el pasado y, culpando a gestiones anteriores, de los errores
presentes, ni se alcanza, creando espectáculos de “pan y circo”, para ocultar
la miseria en que se vive, creando poco a poco, las condiciones para un
alzamiento social, que tiene como retardante, la emigración y las remesas.
El hambre y las
necesidades humanas, se perciben en la sociedad salvadoreña, y no será la
distracción de un día, lo que la sacie, solo la distrae, mientras que el
Gobierno, ve solo por sus intereses personales, a costa de los intereses
públicos.