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miércoles, 1 de mayo de 2019

ESTADO, LIBERTAD, CONSTITUCIÓN



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Para MOVIMIENTO LIBERTAD


La libertad, es un derecho anterior y superior al hombre que, por voluntad divina, se origina en su ser racional, dándole capacidad de discernimiento y elección, que, al ser ejercidas por el conjunto social, crean la voluntad colectiva, creadora a su vez, del Estado y, el medio de crear armonía entre el individuo y el Estado, es la Constitución: como un acomodo pacífico de las libertades individuales frente al poder del Estado.

En el presente y en la práctica, el Estado se ha convertido en ente con vida propia, nutriéndose a base de la actividad y el ingenio privado; sirviendo lo recaudado, no para el bienestar común o la subsidiariedad, sino para sí, el cual se reparte, entre sus funcionarios o, estos lo usan para poder ejercer mayor control sobre el particular.

Este trastorno en la función del Estado: de ente rector y facilitador de la vida en sociedad, a ente, con vida propia, es causa de que la lucha política, por el control del Estado, sea cada vez más encarnizada y, ya no garantice equilibrio, en el ejercicio del poder.

La Corte de Cuentas certificó que Funes y Saca, nunca manejaron dinero y se les otorgó un finiquito “exprés”, siendo que, entre ambos, substrajeron setecientos millones de dólares. El Fiscal General vende la justicia y la Corte de Cuentas acepta como válidos sus gastos de viáticos millonarios, en viajes de placer. Corte Plena amordaza a probidad, para dirigir y retrasar la investigación de enriquecimiento ilícito, mientras el Ejecutivo entorpece la actividad generadora de bienes y servicios, por todos los medios posibles: desde horarios de transporte mal diseñados, hasta obstáculos diarios en Alcaldías y burocracia estatal.

Todo esto ha sido posible debido a la falta de participación ciudadana, en los procesos políticos. No participación de calle, electorera o revolucionaria, sino la que es compatible con el diario vivir, sin dejar la política en manos de “profesionales de la política”. La política es debate continuo, es confrontación y no, mansedumbre y aceptación, como nos han enseñado, pues de ese actuar, sale la imposición de las minorías; ejemplo es la veda de armas en algunos municipios, que deja al ciudadano, policías y soldados, indefensos ante la delincuencia. El ciudadano tiene derecho a defenderse si el Estado, no cumple con dicha atribución.

El sentido común y ser natural de la sociedad, son guía para un buen gobierno; siguiendo estos principios, se han generado las “normas de buen gobierno”, base para una buena administración pública. Sin debate y sin capacidad para hacer valer la opinión colectiva, se impondría el interés de la minoría. El ciudadano debe estar preparado para hacer valer sus opiniones y, si éstas, no son escuchadas, las debe que exponer a la comunidad y ésta, presionar para ser escuchada, creando conciencia colectiva; el consenso mayoritario, debe imponerse: así impide la tiranía.

Entre los políticos, la lucha es llegar al poder para imponer las reglas y favorecerse, utilizando al Estado como “modus vivendi”; lo apreciamos así, en las cúpulas partidaria. Si continua tal mansedumbre, seremos siempre las vacas lecheras del Estado: estaríamos forjando y pagando nuestras propias cadenas.

Las pandillas se han impuesto por la fuerza de las armas, los políticos por la fuerza de unos pocos y todo por la tolerancia de muchos. Es necesario que el sentido común impere y nuestra libertad se materialice en un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, como lo afirmó Abraham Lincoln en Gettysburg.




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