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domingo, 29 de septiembre de 2019

LAS AMENAZAS PARA BUKELE


Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Nayib Bukele, posee en este momento y, según encuestas, el 93% de aceptación popular: ha sido acumulado mediante el uso estratégico de tres métodos; troles, en uso permanente, desde su disputa inicial con la cúpula del FMLN, pacto con algunos políticos opositores para que callasen sobre su corrupción en la administración de dos Alcaldías y se impone hoy, a los grandes medios de comunicación, para acallar las posibles voces en su contra, todo lo cual asegúrale obtener fácilmente una mayoría electoral en el 2021, no obstante el acuerdo migratorio con Estados Unidos, la CICIES y el fraccionamiento de sus nuevas estructuras políticas, podrían, a mediano plazo, desestabilizarlo, bajando su popularidad.

Conviene entender hoy, el concepto de “Tercer país seguro”:  así debemos saber que el país de origen del migrante es el primer país y el segundo, es aquel al cual solicita asilo el migrante. El tercer país es aquel que acoge al migrante durante su espera de la solución del segundo país; éste, en realidad viene a ser una “sala de espera migratoria” que tiene la obligación de proteger al migrante en todas sus necesidades: alimentación, salud, seguridad física, trabajo y contención de esa población, en plena garantía de los Derechos Humanos. Condición toda muy difícil de cumplir para El Salvador, con un mínimo crecimiento económico y, en donde hay 120,000 desplazados internos a los cuales el Estado no ha podido resolver su situación y son la fuente primaria de nuestra emigración.

La fallida paz en Colombia y la crisis venezolana, crearan, a la larga mayor, presión migratoria, siendo un campo muy fértil para la proliferación del crimen organizado, subvencionado por el tráfico de droga.  Aunque se cuente para el sostenimiento de estos refugiados, con la ayuda Norteamericana y de la Unión Europea, la distribución de la asistencia y del cumplimiento de las obligaciones del Estado, se verán afectadas negativamente, por los cambios en la Ley de Adquisiciones y Contrataciones, propuesto por el Gobierno, que busca la centralización, y que desembocará en burocratización y retardos,  provocando  descontento generalizado, que no podrá ser ocultado aún, con el dominio que se tiene hoy, de los medios de comunicación.

Las expectativas creadas en derredor de la CICIES son muy numerosas y si ésta, no ofrece resultados rápidos o, se emplea como arma política, habrá un desencanto masivo: si los resultados son rápidos, es muy probable que los casos no prosperen en sede judicial, por falta de sustentación o, sea necesario, violación al debido proceso, ocasionando un rompimiento constitucional. Esto considerando como parámetro, la complejidad de los casos juzgados hasta el momento y, los escasos resultados judiciales.

Si se diese un rompimiento constitucional, habría muchas voces de protesta y, los afectados formarían una nueva oposición que difícilmente podría ser controlada. Si seguimos las experiencias de Guatemala y de Honduras, en donde hubo muchas arbitrariedades y la corrupción aún continúa al igual que el narcotráfico.

Actualmente, Nayib Bukele cuenta con el pleno dominio de la opinión pública; sin embargo, sobrepasado el punto de satisfacción (alcanzado en sus 100 días), será mucho más difícil a futuro, llenar esas expectativas.

La estrategia de organización partidaria de Bukele es la descentralización, por eso participará con dos partidos: Nuevas Ideas y Gana, además de estimular las candidaturas independientes para restarles posibilidades electorales a los partidos tradicionales, pero en la practica cada fuerza quiere proponer alcaldes y diputados, lo que está generando pugnas internas, como la vista con GANA. Si no se satisface a todos, podrían darse deserciones y desaparecerían muchos apoyos. La estructura política celular, funciona muy bien en la oposición, pero no, cuando se ejerce el poder.

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