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martes, 23 de junio de 2020

EDUCACIÓN Y CORRUPCION



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION 

La educación, de repercusiones a largo plazo y, limitada relación con la política electoral, aunque sí relevante, no fue considerada durante la pandemia. Otro factor a valorar, es el de la corrupción en el presente Gobierno, envía un mensaje a los jóvenes: el fin justifica los medios y, todo es posible, si se tiene el poder político: lección que se combina con la propaganda electoral de “los mismos de siempre” y “devuelvan lo robado”.

La educación, desde finales de los años 70´s, sufrió cambios en su concepto básico: enfocándose hacia la producción, o sea, enseñar sólo esencial,  ser un trabajador calificado, según concepción patrocinada por la UNESCO en el mundo y, suprimiéndose materias humanistas como la moral, el civismo e historia universal, que situaban al individuo en su rol social y de convivencia armónica, según la pedagogía francesa y alemana, que tradicionalmente, formo a generaciones, desde la consolidación del liberalismo y nacionalismo en el país.

Este cambio en la educación, dejo a cargo de los padres, la formación moral y cívica del joven, la cual no fue efectiva si éste vivía en un hogar disfuncional, alterado por conflictos sociales o, sus padres sólo poseían, escasa o nula formación. Se creó la ficción, de que el maestro, asumiría la función del hogar disfuncional, introduciendo la formación humanista como eje transversal en la educación técnica del estudiante, pero al politizarse el maestro, la formación fue muy distinta.

El humanismo en las universidades, aún pudo mantenerse por muchos años, según estuviesen a cargo de ellas, antiguos profesionales, formados bajo parámetros franceses y alemanes, sin embargo, las exigencias formales y académicas del Ministerio de Educación, que sigue los parámetros de la UNESCO, ha terminado de imponerse, suprimiéndose materias básicas, de carácter humanista, que son pilar de la formación ética profesional.

Los actos de corrupción, que ya están siendo aceptados por el presente Gobierno, son producto de este fenómeno educativo que, por lo dilatado del mismo, cuyos efectos son a muy largo plazo, resultan irrelevantes electoralmente, pero políticamente sensibles, pues la transformación en la educación, fue uno de los factores (no el único ni principal) para el desarrollo del conflicto armado y la aparición de la mara, luego de los Acuerdos de Paz, hasta el presente. La mara, como fenómeno antropológico, es la persona humana, despojada de formación cívica, sin la comprensión de los derechos inherentes, a la calidad humana, respondiendo únicamente, a sus necesidades básicas, en un entorno social, diferente al del Estado. Una explicación, expresada por este autor, en el ensayo “La Norma a la Luz de la Fisiología Humana (2016)”.

Así, un corte abrupto como el actual, en la educación del país, presentará futuras consecuencias muy graves, pues no es sólo lo que el alumno deja de aprender: matemática, ciencias naturales o geografía, sino la socialización que enseña la escuela, como formadora de la conducta humana para el futuro, en sus reglas y en la aceptación e integración en el colectivo social.

Las universidades privadas, llevan años capacitando a sus docentes en técnicas educacionales por internet, pero no a los maestros de escuelas públicas, donde está el mayor número de estudiantes; los ejemplos que los alumnos han recibido son de supervivencia en la pandemia o de total sumisión, solicitando asistencia pública. Mientras que el Gobierno da el mensaje de su corrupción, que es castigada levemente, si existe la denuncia pública masiva, o sea que; “si la haces, que no te descubran”.

El repudio a los partidos políticos, ha sido por su corrupción y si el Gobierno es hoy corrupto, afirma el desprecio a los políticos, fomentando por frustración, la deserción electoral.

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