Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Dos
consecuencias tiene el autoritarismo “millennial”; el aislamiento y el
radicalismo, que conducen al Gobierno, al abandono de sus obligaciones: orden,
seguridad y subsidiariedad o asistencia al desvalido. El incumplimiento de
estas funciones, permite que el crimen organizado, controle el Estado y, que la
economía baje, en el país, a límites insostenibles.
El
concepto de autoritarismo “millennial”, lo desarrolla Benjamín Moallic, Doctor
en sociología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, e
investigador del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos de México.
Este concepto, diferencia el autoritarismo de antaño, militarista y
progresista, con el actual, centrado en el populismo y sus relaciones con el
crimen organizado, con la finalidad de obtener riqueza para lucro personal, en
referencia directa a Nayíb Bukele, en su relación Estado y sociedad.
El
autoritarismo “millennial”, inicia el aislacionismo internacional, el 4 de mayo
de 2021, en cadena nacional, cuando en rueda de Embajadores, ataca a los representantes
de la Unión Europea y España, reprochando al Encargado de Negocios de Estados
Unidos, por no asistir a su convocatoria, cuyo objetivo era justificar – cantinflescamente
- la destitución de los Magistrados de la Sala de lo Constitucional y del
Fiscal General de la República. Los ataques a los diplomáticos ya mencionados,
fue para enviar el mensaje de su autoritarismo a dichos países, advirtiendo a
la Oposición, de sus intenciones de romper el orden constitucional.
El
aislacionismo interno, es un proceso que inició el 9 de febrero de 2020, con la
toma de la Asamblea Legislativa, siguiendo un mandato “Divino”, el cual le
impulsa a realizar la captura de las pandillas, suprimiendo las garantías
individuales de todos los salvadoreños. Dichas acciones en su conjunto, han
permitido la “deconstrucción constitucional” (transformación de su significado,
adoptando una forma apegada, acorde a los intereses del autoritarismo
“millennial”). Al aplicar tal deconstrucción, desaparece la institucionalidad,
la cual es substituida por las fuerzas del crimen organizado, situación que ha
sido denunciada desde el extranjero, señalando al presente Gobierno, como entidad
controlada por el crimen organizado.
En
el Gobierno, que utiliza el populismo como medio de control primario y, la
coacción Estatal y delincuencial, como secundario, no existe diferencia entre
el crimen y el Estado. Esto aleja la inversión extranjera y sólo promete la
prosperidad para quien se cobije bajo el autoritarismo o el crimen organizado.
Esto destruye el quehacer económico nacional.
Los
países que han expresado simpatía por el presente Gobierno salvadoreño, son
todos autócratas: Rusia, China, Turquía, Venezuela y los países árabes. Todos,
con economías que dependen de su relación con los países democráticos: Estados
Unidos y Europa. Por lo que se cambia la bonanza económica, por los intereses
del Gobierno.
El
descenso de la economía nacional, provoca el abandono de las funciones del
Estado, pues las prioridades del Gobierno, son entonces preservarse, como un
ente distante de la sociedad y no, como quien le sirve, ordenando la actividad
privada.
El
autoritarismo “millennial”, es más nocivo, que el autoritarismo militarista o
los errores de la gobernabilidad partidaria anterior.
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