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domingo, 10 de febrero de 2013

LA ESTRATEGIA DE LA IZQUIERDA ES SIEMPRE IGUAL:EN LA GUERRA, MUERTE; EN LA PAZ, CARCEL



Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 10 de febrero de 2013.


La actual y muy viva controversia entre la empresa privada (ANEP) y la empresa de los Alcaldes del FMLN (ALBA PETROLEOS y sus subsidiarias) ha interesado y dividido la opinión de la ciudadanía salvadoreña, atenta a cualquier conflicto en el cual, estén en juego sus intereses económicos.

Esta lucha, dicen algunos, bajará los precios y aumentará los empleos; otros, opinan que los resultados, cualquiera sean, afectarán en alguna forma, negativamente, la vida nacional.

Es el caso de que ANEP (empresa privada) al advertir que la empresa ALBA tiene un crecimiento arrebatado y una expansión ilimitada, con clara visión política, más no, económica, ha pedido que el Gobierno investigue si dicha empresa ha cumplido y cumple, en su expansión los requisitos legales a que toda empresa comercial, esta obligada.

Es verdad que la empresa comercial ALBA PETROLEOS, fundada por Alcaldes del FMLN, comienza con la venta de hidrocarburos, pero hoy ha crecido y abarcado ya tantas empresas comerciales que, su éxito inusitado, se debe a la diferencia del pago del petróleo venezolano, comprado por los salvadoreños; lo cual significa que El Salvador debe ese dinero a un plazo de veinticinco años, en una confusión de deudor: ¿es el Gobierno y el Estado de El Salvador o es una empresa Municipal la que deberá de pagar ese dinero o serán las empresas particulares que conforman el ALBA?. Sin embargo, sin importar quien deba pagar, es dinero que  debe el conjunto de salvadoreños, es decir la Nación, pues su pago deberá de salir, vía de utilidades o vía de impuestos, razón por la cual es de suma importancia el esclarecimiento de la estructura financiera de ALBA, en El Salvador.

Esta realidad, inquieta a la empresa privada, porque, al final, sólo hay un medio de pagar esta deuda: con productividad económica, lo cual sólo es generado por la actividad económica salvadoreña, ya que el Estado no genera dinero, pero sí lo consume en los servicios públicos que presta.

La amenaza de esa cuantiosa inversión, es en realidad, doble, pues no sólo se esta gastando dinero supuestamente público, según los criterios político-económicos de ALBA (lo cual implica beneficios de orden público), sino que, a su vez, está desplazando la actividad privada, con clara intención política, lo cual, tiene forzosamente, que llevar a largo plazo a una baja actividad económica nacional y en consecuencia, una menor recaudación y una mayor crisis económica nacional.Por todas estas razones, la ANEP pide al Gobierno que investigue las actividades de esta empresa.

Los fundadores y dueños de ALBA en El Salvador, han salido en su defensa y dicen: “Es una empresa honorable; en su defensa, la guerra será sin cuartel”, es decir, sin compasión. Estas han sido declaraciones fuera de lugar o inoportunas, pues la petición de la ANEP es sólo que se investigue el crecimiento, expansión y actividades político partidarias, que por la naturaleza de sus actividades, está sujeta a leyes que regulan la actividad de libre competencia.

Varias preguntas nos hacemos ante dichas declaraciones: ¿por qué tildar de “honorable” a una empresa comercial, cuando el honor es atributo de la personalidad humana? Esta forma de considerar a una empres, no es de acuerdo a nuestra legislación, pero sí según las ideas jurídicas de izquierda, por lo cual, no sólo estamos dirimiendo una cuestión económica, sino también ideológica. Y, en cuanto al concepto de “guerra sin cuartel” ¿por qué? si como dice el refrán, el que nada debe, nada teme. Si ALBA  cumple con la ley, si no hay ardid con sus negocios ¿porqué temer y amenazar? La razón es muy sencilla: mientras la empresa privada y la mayoría de los salvadoreños pensamos en la economía, democracia y el mejoramiento del país, ellos piensan en términos de guerra, o sea de destrucción del enemigo,  por lo que consideran a la ANEP y, a todos los que se opongan al ALBA, como sus enemigos a destruir,  lo cual es, en esencia una estrategia de guerra.

La ciudadanía no quiere guerra, sino investigación legal, publicación de los resultados y , finalmente saber cual es la verdadera composición de la estructura financiera del ALBA así como sus propósitos verdaderos, pues si bien lo primero que ha dado esta controversia, es que Luz Estrella Rodríguez al defender a ALBA una entrevista en un canal de TV el viernes recién pasado, aclaró que ALBA ya no es una empresa de economía mixta, sino que su capital es préstamo venezolano,  lo cual, crea un contexto muy particular para sus inversiones, las cuales ya no pueden tener la protección o privilegio de una economía mixta.

No se trata de un enfrentamiento entre dos grandes fuerzas económicas, lo cual en sí está dentro del libre juego comercial, sino, por el contrario, la utilización de una fuerza económica con un fin distinto a la libre empresa: crear desarrollo para satisfacer las necesidades de la población, obteniendo una utilidad conforme a las leyes de la oferta y la demanda; lo cual permite un desarrollo sostenible, al promover el crecimiento económico para sí y para el Estado.

De lo que se trata, es de la utilización del mismo dinero salvadoreño, para la creación de empresas con finalidad política, dándole a las Alcaldías del FMLN, un poder de inclusión o exclusión en las actividades económicas del ALBA, tal como lo afirmó Luz Estrella Rodríguez. Esta situación, crea una competencia desleal, si lo vemos desde el punto de vista económico y, si lo vemos desde el punto de vista político, podemos afirmar que existe una  compra de voluntad política hacia el FMLN, lo cual, no sólo es contrario a los valores democráticos, sino que, al afirmar que la ayuda del ALBA, dependerá de la continuidad del FMLN en el poder, al entrar en el período electoral, implica una compra del voto, pues este no dependerá del bienestar general esperado para el país, sino de un bienestar individual.

El siguiente peligro que está presente, es que el Gobierno de El Salvador, emita decretos contrarios a las políticas de libre comercio, que nuestro Gobierno ha seguido en los últimos años, con la finalidad de favorecer un negocio del ALBA, como ha sucedido con la compra de semillas para cultivo. Esto rebasa las consideraciones propias de una lucha económica por el control de  una porción del mercado y, entra dentro de las consideraciones políticas de todos los salvadoreños.

La posición de la empresa privada no es de guerra sin cuartel, sino de que se aplique la ley salvadoreña, pero al parecer, para los miembros del FMLN que están en el ALBA, sí es guerra, tienen la intención de utilizar al Estado como su instrumento ejecutor de sus políticas y, si antes mataban a sus opositores, hoy, lo que pretenden, es encarcelarlos, buscando su muerte civil.  Esto explica la anterior crisis política para tener en sus manos el control de todas las instituciones del Estado, especialmente el Órgano Judicial, las distintas Superintendencias y sobre todo ahora, necesitan la Corte de Cuentas de la República. Preciso es entonces, que se debata y aclare todo lo relativo al ALBA, no sólo en El Salvador, sino sus conceptos político-económico latinoamericano. 

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