Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Por las recientes declaraciones
del Vicepresidente Félix Ulloa, al periódico vespertino francés “Le Monde”,
parece anticiparse un cambio de táctica, en el proceder político del Gobierno:
anuncia el cambio Constitucional y, el desprendimiento de algunos
colaboradores, señalados como corruptos o, relacionados con el crimen
organizado, para poder avanzar hacia su objetivo principal: la consolidación de
su poder.
Era doctrina del presente
Gobierno, la absoluta defensa de sus allegados y descarte, de los aliados por
conveniencia; pero sugerir la investigación de Carlos Marroquín, Director de
Reconstrucción del Tejido Social, por haber favorecido la evasión de un
pandillero, utilizando la estructura del Estado, en cumplimiento de acuerdos previos
Gobierno-pandillas (según audios difundidos por la prensa), marca un cambio en el
oficialismo: descarta su política de cohesión.
Los acuerdos con las pandillas,
sirvieron para el control territorial electoral, de la candidatura de Bukele,
ahora, al conocerse dicho pacto y hacerse públicos sus entretelones, el
Gobierno, consolidada su posición, se desprende de ellos. El régimen de
excepción indefinido, en que nos encontramos, le asegura el uso irrestricto de
la fuerza, ante cualquier acción de las pandillas y de la oposición, pues las
libertades de que gozamos, son aparentes: dependen del criterio de la Presidencia
o, de la aplicación de dicho criterio por un PNC o soldado raso, sin que dicho
derecho, derive directamente, de la Ley.
La idea de reelección o
extensión del mandato presidencial, es persistente y, en vez de abandonarla,
para evitar la inestabilidad del país, se insiste en ella, ahondando aún mas la
crisis: la reelección presidencial, al igual que la extensión de su mandato,
implicarían un rompimiento constitucional: “oficializaría” la dictadura.
Las elecciones para alcaldes y
diputados en una fecha y, la presidencial en otra, tiene como objetivo, evitar que
la mala gestión municipal actual, recaiga sobre Bukele: deja a sus allegados
políticos, librados a sus fuerzas. Es forma de cortar la relación que se dio,
en las elecciones anteriores, aglutinando a todo el que pudo ayudar a su causa
y hoy, pasado el momento, se desecha, creando un “consumismo político”.
Este “consumismo político”,
procura acercar a quien le pueda aportar cualquier tipo de fuerza política o
material, para luego, según las circunstancias, desecharlo en aplicación del concepto
“use y deseche”.
Utilizó las fuerzas del FMLN
contra él mismo; aprovechó, las diferencias internas de ARENA, para crear
resentimiento hacia su dirigencia, neutralizando su caudal electoral; luego fue
contra ambos partidos, ya debilitados. Ahora, desecha a sus propios alcaldes y
diputados, para apoyar a otros, con más posibilidades económicas y electorales
y, cuyas candidaturas, serían menos polémicas o más aceptables, pero todos bajo
la “protección y acuerdo” de Casa Presidencial.
La Fuerza Armada es hoy, quien
más sirve a Bukele, pero seguramente, llegado el momento, también será
desechada o, al menos, sus mandos serán librados a su suerte, luego de los
señalamientos de violación a los Derechos Humanos, como lo fueron en su
momento, quienes hoy, están siendo juzgados por Crímenes de Guerra.
Si el Fiscal General,
extradita a más pandilleros y cumple con otras extradiciones relacionadas con
corrupción, que Estados Unidos solicita, podría decirse que la presión
internacional, está haciendo mella, de alguna manera, en el presente Gobierno.
Hoy, Félix Ulloa asume, el papel de verdugo, señalando la necesidad de una
investigación sobre la relación del Gobierno con las pandillas, así Bukele, no
se relaciona con dicha política y aparece alejado de la responsabilidad de la
acusación. Esta forma de actuar, va acorde con la del Gobierno, crear crisis,
para ver su evolución y luego, resolverlas en beneficio del régimen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario