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jueves, 31 de enero de 2013

EL GENERAL MANUEL JOSÉ ARCE, EL PRIMER VETERANO DE CENTROAMÉRICA


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 31  de enero de 2013.




El 28 de diciembre del año recién pasado, la Asamblea Legislativa emitió el Decreto N° 203, por el cual se declara “DÍA  NACIONAL DEL VETERANO DE LA FUERZA ARMADA”, el 31 de enero de cada año y, en una muy breve exposición de motivos, en el considerando II dice: “Que la Fuerza Armada desde su creación, la han constituido hombres de honor y valentía, que han servido con patriotismo, sacrificio y lealtad a la nación, en defensa de los altos intereses de la república; considerándose como veterano, aquél que ha estado de alta en las Fuerzas Armadas, por medio de una orden general, cualquiera que haya sido su función, pasando a una situación de retiro, o que haya dejado de prestar sus servicios activos a la Fuerza Armada”.

Como vemos,  el concepto de “veterano”, se aplica al militar que lleva un tiempo sirviendo en filas y conoce, en profundidad, la vida de cuartel.  Y, también titúlase como veterano a la persona que ha combatido en una guerra. Y aplicando  mejor el concepto de veterano militar, vale decir que, veterano es toda persona que, en el cumplimiento de su deber constitucional e institucional, ha representado el interés último del Estado, volviéndose su instrumento directo: el ejerció del poder legítimo, mediante el uso de la fuerza; y esto, en razón de lo que se expresa en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador,  ya sea de forma directa (ARTÍCULO 2.- En tiempo de guerra la Fuerza Armada cumplirá su misión Constitucional, asegurando mediante campañas y operaciones militares la defensa de la soberanía del Estado y la integridad del territorio.) o, indirecta (ARTÍCULO 3.- En tiempo de paz la Fuerza Armada coadyuvará al desarrollo y la promoción de las políticas y objetivos de la defensa nacional, y excepcionalmente el mantenimiento de la paz interna. Organizará, equipará e instruirá Unidades en situación activa y de reserva, capacitándolas para cumplir la misión en tiempo de guerra).

Esto nos lleva a reflexionar sobre el papel de la Fuerza Armada de El Salvador y sobre quienes recae tal honrosa calidad. La primera aclaración pertinente es que la calidad de veterano, es exclusiva de quienes han pertenecido a la Fuerza Armada  de El Salvador, y no, de quien han combatido  o quienes  hayan combatido en contra de la fuerza legítima del Estado de El Salvador. La diferencia estriba en que la Fuerza Armada, ha ejercido la fuerza en representación del Estado, mientras que, cualquiera otra persona o personas, ha o han ejercido violencia por la defensa de una ideología o de intereses propios o de grupo, pero en ningún momento posee la representación nacional; y, en segundo lugar, la convicción personal del veterano no se traduce en sus actos de servicio, pues sólo actúa de conformidad con el poder político, ceñido a la Constitución.

Teniendo muy cercano  aún, el fin de la Campaña Militar 1981 – 1992 (31 de enero de 1992, según el Parte a la Nación, dado por el Ministro de  la Defensa, General René Emilio Ponce), es natural que todos los que en aquel momento combatieron al Estado de El Salvador, quieran señalar como actos ilegítimos, todas las operaciones realizadas por la Fuerza Armada de El Salvador; sin embargo, para evitar la continuidad del conflicto, se tendió un velo de perdón y olvido, fundamento de los Acuerdos de Paz de Chapultepec. No obstante, este velo no oscurece las acciones de la Fuerza Armada, ni resta legitimidad a sus acciones, pues el valor de las mismas puede sólo apreciarse bajo la visión jurídica de la época y no, a la luz de las teorías modernas, que tienen propósitos políticos actuales.

El honor de ser los primeros defensores de los principios libertarios de Centroamérica corresponde a San Salvador y San Vicente, por lo cual, con mucho orgullo podemos afirmar que la primera defensa de la libertad Centroamericana corresponde a El Salvador, en la acción de La Batalla de El Espinal, del 11 de marzo de 1822.

El Comandante en jefe fue el  entonces Coronel Manuel José Arce y Faboaga, quien junto a sus 800 oficiales,  sub - oficiales y  personal de tropa, libraron la primera batalla en defensa del territorio patrio centroamericano, bajo los principios liberales proclamados en el Acta de Independencia del 15 de septiembre de 1921. El hecho de ser veterano de una campaña militar,  concede honor y gloria imperecederos a todos sus protagonistas: mientras ellos  viven, su ejemplo mueve el valor de los demás y, cuando mueren, sus virtudes militares, son  inmemorial ejemplo para el heroísmo de las generaciones futuras. El militar, con todo y ser una persona corriente que debe atender  a sus necesidades de vida personal, es sobre todo, un hombre público, un funcionario del Estado; del Estado como Nación, como totalidad de los ciudadanos; así, esta condición, no es suya sólo cuando  viste el uniforme, trasciende también sin disminuir, hasta el último de sus días y le inunda de gloria después de  su muerte.

Son muchas las virtudes que ha de poseer el soldado en su vida militar, pero, cuando ya ha participado en una campaña y recibe la categoría de veterano, ha probado poseer dos virtudes militares que le dan superioridad ciudadana: la fortaleza y la humildad. La fortaleza, durante las acciones militares y, en la responsabilidad de sus actos, pues cada uno de ellos, implica la interpretación y aplicación de la ley, según el bien común, dictado por las autoridades civiles de la época. La segunda, es la humildad, pues no espera recibir ningún honor por los actos realizados, a no ser por la satisfacción de haber cumplido con su deber, en beneficio de la patria y de sus conciudadanos.

Desde la Batalla del Espinal, hasta la participación en Iraq y Afganistán, en nuestros días, podríamos enumerar una  campaña por generación, lo cual confirma la necesidad de la existencia de la Fuerza Armada de El Salvador, para cumplir no sólo con sus obligaciones Constitucionales internas, sino también con sus obligaciones frente a la comunidad internacional.

La elección del 31 de enero como “El  DÍA  NACIONAL DEL VETERANO DE LA FUERZA ARMADA”, no ha sido la más apropiada, pues intrincadamente alude a la Campaña Militar 1981-1992, cuando el señalamiento de ese día, debe de ser universal para El Salvador y Centroamérica, y, especialmente, para todas las campañas en las que ha participado la Fuerza Armada de El Salvador. La Historia señala el día 14 de diciembre de 1847 como muy apropiado, pues en ese  día en que falleció el  del General Manuel José Arce y Faboaga, fundador del Ejército nacional y creador de nuestra primera insignia patria. Su visión político-militar lo concretó en el lema: EL EJERCITO VIVIRÁ MIENTRAS VIVA LA REPÚBLICA; lo que expresa que; si no hay nación organizada, no hay Ejercito, pues precisamente la misión del Ejército es sostener a la República, aún a costa de su vida, así para honrar y glorificar a nuestro prócer, el día del Veterano debería aludir a su heroísmo y ejemplo, que han imitado las generaciones posteriores de militares salvadoreños

La oposición a que el 14 de diciembre, fuese el día del veterano militar, estriba en que se reclama dicho día para la celebración de las acciones del Mozote. Sin embargo, si vemos esas acciones a la luz de la Historia, tenemos que, en aquel momento, en esa zona, se pretendía segregar el territorio nacional, para que pudiese ser declarado, ante las naciones extranjeras: “territorio liberado” y dar así a la insurgencia, legitimidad de lucha. Razón de más para consagrar en esa fecha el heroísmo del veterano en ese día, pues el General Manuel José Arce y Faboaga, jamás hubiese permitido la segregación del territorio nacional, pues se definió en ese día, la integridad del territorio nacional en época reciente. Y esto ha sido a costa, no sólo del sufrimiento físico del veterano militar, sino también del sufrimiento moral, pues por la acción del Mozote, ha traído acusaciones de crimen, por quienes en su momento, quisieron la segregación nacional.

La función de la Fuerza Armada, está expresada en la Constitución de la República y en su Ley Orgánica. Ahora bien,   las consecuencias para quienes atenten contra la seguridad e integridad del Estado, será  responsabilidad de quienes las realicen, pues la función de la Fuerza Armada, es conjurar la amenaza, para salvaguardar la integridad del territorio,  el ejercicio del poder legítimo y la integridad física de sus ciudadanos junto a sus derechos.




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