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martes, 25 de junio de 2013

CUATRO AÑOS DEL FMLN Y SU ENTORNO GEOPOLÍTICO


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 25 de junio de 2013.

Suele generalmente nominarse el ejercicio de una administración presidencial, con el nombre del Presidente, porque lo relevante de la misma, es la personalidad de dicho alto funcionario, pero en el caso del presidente Funes, lo verdaderamente relevante es la aplicación ideológica del partido que lo llevó al poder, la gestión de éste, y su efecto frente a otros países que tienen una cierta relación de influencia en El Salvador.

Han sido predominantes de este Gobierno, la confrontación constante  con representantes de la empresa privada, como resultado de políticas contrarias al libre desarrollo de la misma, la negociación con las pandillas y la probable utilización política de estas, con fines no muy claros, hasta el grado de ofrecimiento de subsidios y asistencia social, y todo esto, mucho más allá de las posibilidades del Estado, pero como medio para encubrir un desmedido gasto público, contrario a las tendencias internacionales y por último, la utilización del aparato estatal, para el favorecimiento de empresas transnacionales, con finalidad política y lucro personal de dirigentes de izquierda.

El conjunto de estas gestiones, pudieran ser calificadas por muchos, que muchos, de  ineficaces, pero es en realidad, es todo lo contrario: cada una de las acciones del FMLN, por medio de la gestión Funes, es perfectamente congruente con su ideología: se ha aplicado en dicha gestión, el principio de “tierra arrasada”. En efecto, el continuo hostigamiento hacia el desarrollo privado de la actividad económica, ha hecho que ésta se retire del país y obliga a otros inversionistas, a no invertir en este país y a obligado a los mayores inversionistas salvadoreños a suspender sus inversiones en El Salvador, prefiriendo hacerlo en otros países “más seguros”. Todas estas circunstancias  son indicador muy claro de la situación sobre el futuro económico del país. Otro fenómeno relevante en este sentido, es la presencia cada vez más fuerte de la Banca colombiana, que ha venido a comprar participaciones accionarias locales, en una relación de alto riesgo/beneficio, inaceptable para capitales nacionales,  que ven en la economía salvadoreña una burbuja (crecimiento artificial de la economía) que en cualquier momento puede colapsar, favorecido por la acción gubernamental.

Otro fenómeno económico relevante en este Gobierno, ha sido la inyección de capital venezolano a la economía salvadoreña; capital que no va destinado precisamente, a la producción directa, sino, más bien, al asistencialismo para rédito político, lo cual no afectaría en pequeña escala, pero sí en la cantidad y extensión que se hace y, no sólo favorece a la creación de una burbuja económica, sino que deprime a la verdadera empresa productiva, contribuyendo a potenciar el efecto de distorsión económica.

La política económica gubernamental, genera un serio peligro a la economía nacional, pues en el momento en que la gestión del FMLN, lograse asegurar un siguiente período y deteriorase la economía nacional, podría generarse la fuga de capitales extranjeros, los cuales están siendo sostenidos por la economía de consumo que actualmente tenemos. Este razonamiento, ya ha sido utilizado como propaganda electoral en las pasadas elecciones presidenciales, pero cuando no existían las condiciones económicas actuales, ni las de políticas adversas; por otra parte, no es un fenómeno que se pueda apreciar masiva y estrepitosamente, sino sólo por medio de la venta de sus participaciones mercantiles (venta de acciones) o el cambio de marca, posiblemente, a favor del Grupo Alba.

La negociación con las pandillas, de la cual la generalidad del pueblo salvadoreño ha sido nada mas un mero espectador, crea en El Salvador un santuario para la delincuencia internacional,  la cual  va tomando ya  visos políticos,  pues las pandillas  al consolidarse en otros países, guardan siempre una relación directa con El Salvador, lo cual es gravísimo para nosotros, sobre todo por que  ya  las pandillas son consideradas en los Estados Unidos, como un problema de Seguridad Nacional y ya España se ha visto obligada a  crear en sus Comisarías, unidades especializadas en pandillas y vence grafitis de la MS y la 18 en algunas calles de Roma, que son marcas que pasan inadvertidos para los europeos, pero no para los ojos nuestros. Esta situación crea no sólo un peligro dentro del territorio nacional, sino que alcanza a nuestra población honrada que ha buscado un turo en lejanas tierras, sobre todo cuando el salvadoreño huye de las pandillas en su propia tierra. Si bien las pandillas no son un fenómeno atribuible a este Gobierno, sí lo es el reconocerlas como de una fuerza política, pues este reconocimiento, coloca a nuestro país, como favorable a una fuerza que se encuentra en este momento, en una zona gris, entre crimen organizado y terrorismo político.

El distanciamiento del FMLN, que ha querido mantener el Presidente Funes, ha sido sólo en cuanto a la imagen de quien ejerce el poder y no, de los lineamientos del ejercicio de dicho poder, lo  cual ha dejado en claro, su pretensión para el ejercicio futuro de un segundo mandato, si su alianza con Tony Saca, se lo permite, pues su presidencia ha sido nada más, un vehículo del FMLN, para la implementación de ciertas políticas favorables al avance de la izquierda en el país, hacia un rumbo muy difícil de revertir por la derecha, a no ser por una dictadura, lo cual sería inaceptable, para Latinoamérica.

La tendencia a la que Funes a encaminado a El Salvador, es la misma en la que están Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia. A esta también, se encamina Colombia, como resultado de los inevitables Acuerdos de Paz que se están desarrollando actualmente, y se perfila en dicho camino a Brasil, debido al  malestar social,  que impulsará un cambio, el cual muy probablemente aproveche la izquierda.


Para El Salvador, revertir el camino hacia la izquierda, es muy difícil por ahora y en las actuales circunstancias; exigiría dos condiciones casi imposibles: que la derecha se una bajo una misma bandera y liderazgo, con espíritu combativo de supervivencia y no de acomodamiento a sus particulares intereses del momento y, que la comunidad internacional la apoyase en su lucha política. Estas dos condiciones, están aún muy lejos, pues nuestro estadio político, es hoy, comparable con el de Nicaragua o el de Venezuela, en los primeros años del mandato de Chávez. Por otra parte, nuestros procesos electorales, han sido transparentes a la opinión internacional y, el actual Gobierno, no ha tenido una oposición relevante a sus disposiciones; más bien, ha sido notoria la corrupción de los políticos nuestros de oposición,  lo cual, deslegitima de hecho, cualquier denuncia en tal sentido, pues lo sobresaliente en la opinión pública, es la corrupción de la oposición, lo cual crea una situación favorable al Gobierno, y la corrupción de este,  parece ser menor que la de la oposición, ante la opinión pública, aunque en la realidad, sea lo contrario. Esta corrupción generalizada, crea un ambiente y opinión muy favorable al Gobierno y al FMLN, y leja al ciudadano común de su intención de voto.

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