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miércoles, 9 de mayo de 2018

LA INDIGNACIÓN EN CENTROAMÉRICA



Por     
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Los generalizados abusos y la corrupción, generan siempre un estallido social. Del 2010 al 2013,  se dio en los países árabes, llamándosele “la primavera árabe” y, en Europa surge en España, el movimiento de “indignados” (15-M), que se propaga entre los años 2011 y 2015. Ha aflorado en Centroamérica la indignación: rechazo social espontáneo a la corrupción gubernamental,  surgida por  la apatía de los partidos políticos, en resolver las necesidades nacionales, pero muy diligentes, en satisfacer sus propios intereses, a costa del erario nacional y del clientelismo político

Los desatinos de los Diputados, contribuyen a la indignación social: el de proponer la construcción de un nuevo edificio para la Asamblea Legislativa y la indiferencia ante cientos de plazas fantasmas, que no obstante, que se continuarán pagando y, la consideración de un Diputado a quien parece que por su cargo, le pagan muy poco ($ 4,025.72). Visto así, la Asamblea Legislativa es el centro de mayor corrupción en el país. La percepción ciudadana es que la población trabaja para pagar impuestos que engordan el “cuche del presupuesto” (apreciación de un diputado) del cual se alimentan los funcionarios públicos. Poco a poco, van apareciendo más casos de corrupción como el de Bukele: $ 731,000.00 por una campaña publicitaria y medio millón, para sus empleados favoritos,   actos que generan un mayor rechazo al sistema partidario.

El FMLN se pronunció en favor de la dictadura de Daniel Ortega y en contra, del pueblo que se está manifestando. Bukele dice adversar la corrupción y la tiranía, pero aspira a gozar una y otra, al hacerse del poder, al igual que Ortega; no  considera  que la indignación que manifiesta el pueblo nicaragüense, ya  ha aflorado en Centroamérica: en Guatemala, el 15 de septiembre de 2017 y en El Salvador, el 4 de marzo de este año.  Todo debido a la  corrupción, y, con el detonador adecuado, puede desatarse violentamente el rechazo a la corrupción.

Los detonadores sociales pueden ser tres: 1) las fuerzas anarquistas,  ya manifestadas el primero de mayo,  2) la impunidad en los procesos de corrupción, 3) las acciones desacertadas de los Diputados.

En el ambiente ya se manifiesta la indignación: surgen  chispas de desobediencia civil. El FMLN consciente de la situación social,  propónese distraer la preocupación social con un acto de patriotismo: el reclamo de la isla Conejo.  Si dicho reclamo no da el resultado esperado, se buscará otra otro motivo, que permita atribuirse patriotismo al Gobierno y a los opositores, traición. En todo caso,  mientras los funcionarios públicos continúen creyendo que pueden seguir actuando como lo han hecho anteriormente, lucrándose del Estado, la indignación nacional seguirá creciendo,  y  no se la detendrá con  acciones como abrir el Seguro Social o aumentar el número de usuarios de los subsidios públicos.

Si los partidos políticos no rechazan a sus funcionarios corruptos, el repudio social será generalizado contra el sistema de partidos, favoreciendo  la anarquía,  que será resuelta por un dictador populista. La ostentación de la riqueza en un político o aspirante a político, es rechazada por la población, que está al borde de la quiebra en un 70% . La austeridad debería ser norma de los políticos, como prueba de su patriótico interés en la búsqueda del bien común.

La única manera de desmontar esta bomba de tiempo social, es  la probidad en los manejos públicos, un cambio de Gobierno y que la iniciativa privada, pueda con toda libertad desarrollar la capacidad productiva del país, aliviando la precaria situación económica del salvadoreño.

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