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miércoles, 17 de octubre de 2018

AD DEFENDUM IUS RESPONSUM DEI



Por     
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


En el libro, “Teología del Martirio Cristiano”, el Padre Juan Vicente Chopin Portillo, compara el martirio de la Iglesia de los primeros siglos, con la muerte de los revolucionarios actuales y, rebate los argumentos Teológicos de Fray Ricardo Fuentes Castellanos, por lo cual acreedor es, del derecho de respuesta, para la defensa de Dios.

Fray Ricardo Fuentes Castellanos, fue un sacerdote Dominico salvadoreño, que inició sus estudios religiosos en la España Nacional, al tiempo en que anarquistas y comunistas, asesinaban a sacerdotes y monjas, en la España Republicana. Por la defensa de la Fe y los valores nacionales, recibió del Generalísimo Francisco Franco, la Orden de Cisneros (que se otorga por servicios relevantes prestados a España) y  el General Augusto Pinochet, le confiere la Orden de Bernardo O´Higgins, siempre por su defensa de los valores cristianos y de libertad. Desde mediados de los años 70´s, fue marginado de la Iglesia (porque advertía de  ésta, su desviacionismo y herejía)  y, ya como Diocesano, se ganó la vida, gracias a sus artículos, publicados en los periódicos y su labor en el Centro de Estudios Económicos y Sociales, desde donde se difundían los valores de libertad y principios económicos, basados en los principios de Ludwig Heinrich Edler von Mises (escuela austriaca de economía).

El “tradicionalismo”, al que hace alusión el Padre Chopin,  tiene su origen en la aplicación de los principios dados en el Concilio de Trento, y las doctrina de San Agustín de Hipona  y Santo Tomás de Aquino (ambos Doctores de la Iglesia). Este pensamiento tradicionalista considera que el “racionalismo”, ha llevado al hombre a centrarse sobre sí mismo y no, sobre Dios. La Teología de la Liberación, al considerar que la iniquidad, es causa de los problemas sociales y exigir la participación social, en las luchas políticas se deriva de la Fe, deja a Dios de lado y, se centra en el Hombre, mereciendo así, las condenas Papales. (El tradicionalismo en su expresión política Española: el “Carlismo”, puede apreciarse en las obras de Ramiro de Maeztu,  Juan Vázquez de Mella y Antonio Aparisi y Guijarro, cuya consigna es: DIOS, PATRIA, FUEROS, REY).

En la Iglesia primitiva, el martirio fue por Fe;  las luchas  revolucionarias actuales, constituyen una agresión a lo establecido por el formalismo de la sociedad, expresado en el Estado y, si nos basamos en los principios aplicables, para determinar la licitud de la guerra (razonados por los Teólogos Salamantinos), el que inicia la guerra, realiza una guerra injusta y la sociedad que se defiende, realiza un acto de legítima defensa.

En El Salvador, la guerra no hubiese sido posible, si la Iglesia católica, no utiliza a las Comunidades de Base (impulsadas por los Padres Rutilio Grande, Inocencio Alas, Ignacio Ellacuría, Plácido Erdozaín y muchos otros) como medio de reclutamiento para las FPL y ERP.

Monseñor Romero, fiel a la Teología de la Liberación  negó consuelo a la familia de un secuestrado y asesinado, por ser “familia oligarca”, pues según esta forma de pensar, el pecado nace de la materia y la iniquidad social y no,  del incumplimiento de las virtudes teologales; fe, esperanza y caridad. Virtudes que Dios infunde en la inteligencia y en la voluntad del hombre, para ordenar sus acciones.

Con la obra “Teología del Martirio Cristiano”, se pretende establecer, que el pensamiento “tradicional” de la Iglesia Católica, ha sido errónea y que, lo derivado del Concilio Vaticano II, es lo correcto. En la práctica, justifica la insurgencia, en la guerra de los años 80´s  y obliga a los católicos a aceptar los principios revolucionarios. ¿Estarán los católicos tradicionales destinados a profesar en las catacumbas?

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