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domingo, 24 de mayo de 2020

CONSOLIDANDO EL FRENTE INTERNO



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION 

Con sus acciones, Nayib Bukele pretende consolidar su frente interno: no en razón, de acción sanitaria nacional. Pretende destruir a sus contrarios y, construir las bases de un Gobierno sin oposición, mientras que su frente externo se desmorona rápidamente, las acciones que se derivarán de esto, a su criterio, podrán ser enfrentadas fácilmente, si su frente interno es sólido, tal como ha sucedido en Cuba, Venezuela o Nicaragua.

Cada intervención de Nayib Bukele es diatriba que deja confusos a muchos, pues se victimiza, culpa a la Asamblea Legislativa, a la irresponsabilidad del ciudadano, genera temor por la amplitud de la curva de contagio y lo mortal que esta es. Todo ello, en su conjunto, muy bien estructurado, es para despertar la emoción de la masa pero no, para explicar el proceder de la Presidencia, sino para convencer a sus seguidores y consolidarlos en derredor de la necesidad de un cambio, fuera del orden constitucional y tradicional del Estado. Sus funcionarios defienden al Gobierno y sus troles, promueven el cambio.

Al prolongar la cuarentena, los procesos eleccionarios están viéndose afectados, pues los partidos políticos, no logran recuperarse de las derrotas pasadas; sus elecciones internas serán sobre los pequeños feudos, en derredor de los candidatos tradicionales, razón del rechazo al partido político y, del triunfo de Bukele, en las elecciones pasadas. Lo cual dará una propuesta electoral de la oposición que, irá seguramente, solo con los votos de dichos feudos y no, con la inmensa masa del simpatizante ideológico o, del voto indeciso, que siempre termina dando el triunfo electoral.

Cuestionable es la aceptación de Bukele de un 92%, pues las mediciones son por internet y con la existencia, de más de medio millón de cuentas falsas, no puede, este número, ser validado. Cada bandera blanca en una casa significa necesidad de alimentos, que el Gobierno no ha podido satisfacer y, cada bocina sonada, es una familia que rechaza a su Gobierno y las medidas que éste ha tomado, ese descontento, aún no puede ser cuantificado en el terreno y mucho menos, aprovechado por la oposición.

Los $ 300.00 distribuidos y, las ayudas alimentarias que se dan hoy, son para sus allegados: masa que junta, es más que la oposición dispersa o apática, lo que le puede asegurar el triunfo en la Asamblea Legislativa, pero no reflejar, la realidad política del país.

Los salvadoreños dejan de percibir $ 600 millones cada semana de cuarentena, lo cual es imposible que el Gobierno pueda repartir, y destruye la economía, juntamente con la oposición. Ve como un logro, la amenaza del gran empresariado de emigrar y no, como un riesgo nacional.

El Gobierno cuenta con que, para evitar una emigración masiva, tendrán que darle donaciones o facilitarle créditos que, a la larga, serán impagables y, al negársele o imponerle condiciones lesivas a su poder interno, su mirada se volverá hacia quienes desean la posición geopolítica de El Salvador: China y Rusia, que están deseosos de disputar influencia estadounidense en Latinoamérica.

La idea de Bukele, de ver a El Salvador convertido en país musulmán, según el sueño de su padre que, responsabilizaba al oro americano, el haber detenido la expansión islámica en Europa y, que los latinoamericanos, deberíamos ser “los hermanos menores” del islam. Esta visión, implica financiamiento para sus planes, pero también la aceptación moderna de conflictos complejos, como el palestino-israelí, cuando El Salvador, ha sido un lugar de paz y refugio para estas dos corrientes de emigrantes.

Otro riesgo, es que El Salvador, ingrese al nuevo conflicto:  mundo musulmán vs. Occidente, en sus plataformas terroristas: de tales peligros, debe estar consciente la oposición.

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