Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El
tirano democrático, se origina en un proceso democrático, pero una vez en el
poder, destruye la contraloría y equilibrio de poderes y, asume el control del
Estado, aunque aún subsistan formalmente, algunas instituciones del sistema
republicano. El tirano democrático, tiene muy diferente origen del nacido de
una revolución o, de un golpe de Estado: ha sido necesario el desarrollo de un
proceso social más largo, que permite la acumulación de poder, de forma
“natural”, aceptado por la mayoría, aunque signifique un suicidio o eutanasia
del país que, con el tiempo, va contra los intereses nacionales.
Cuando
no hay pleno desarrollo del sistema Liberal y no se desenvuelven
igualitariamente las libertades política, económica y religiosa, asegurándose
el pleno disfrute de los bienes individuales, con subsidiariedad al necesitado
- responsabilidad social del Estado-; permite el aparecimiento del neo
mercantilismo, o sea, la intervención del Estado, para asegurar la acumulación
de riqueza para sí y sus allegados, generalmente la estructura económica sostenedora
del poder, a la que falta ideología política.
Esta
situación permite asegurar que el sistema político es injusto y corrupto, pues sin
motivo, favorece a unos y castiga a otros. Por lo que los movimientos de Izquierda
encuentra terreno fértil, en aplicación de la lucha de clases, pero al llegar
al poder, ceden ante los intereses
personales y ven su propio lucro, por lo que sigue siendo válido el argumento
de la lucha social, como lucha de clases, pero con claro desencanto de la
Derecha y de la Izquierda, en su actuar dentro del sistema democrático.
Las
elites económicas allegadas al Gobierno, ven lo innecesario de contribuir
económicamente con los partidos políticos, pues les basta su cercanía y apoyo a
la estructura del poder, para lograr sus objeticos económicos. El
financiamiento del partido político cumple la función de unir partidariamente a
la sociedad, aunque el financiamiento sea divido entre todos los partidos,
según su tamaño electoral. El otro fin, es canalizar la necesidad de cambio
político, en base al sistema eleccionario, pero si éste se vuelve una mera
formalidad o se suprime, este mecanismo de “gobernador social” o válvula de
escape social, desaparece.
El
resentimiento social generalizado, lleva al dictador democrático al poder,
ayudado por las elites económicas, que ven en él, una alternativa económica más
barata, que apoyar a un partido político, corriendo la incertidumbre de una elección.
Todo
esto, crea una insatisfacción general, que el dictador manipula en su favor, pues
responsabiliza al sistema democrático y no, a sus violaciones constitucionales
y presentando a la Constitución como un obstáculo social a vencer, para lograr
el bien común.
El
dictador democrático, procura destruir todas las instituciones que podrían hacer
objeciones a su poder, por lo que busca alianza con países, cuyas pretensiones
geopolíticas no cuestionan el autoritarismo.
Como
consecuencia, el país se encoje, o sea el desarrollo económico se contrae y se
reducen el mercado y desaparecen las condiciones favorables a la inversión, lo
que se traduce en una competencia que ahoga al mediano y al pequeño. Y, en la
medida que este proceso se desarrolle, peligraran más las grandes empresas,
pues el Estado, al no tener de donde alimentarse, comenzará a canibalizar el
capital privado. Indirectamente lo hace al aumentar las restricciones estatales
y al decretar nuevos impuestos, que fomentan la corrupción, el apoyo al
Gobierno se vuelve esencial para la supervivencia económica.
No
serán la falta de libertad política o las marchas en contra del Gobierno, las
que obligarán a un levantamiento, en retorno al Estado de Derecho, sino la
destrucción económica que causa el totalitarismo y el canibalismo, en los
sectores empresariales.
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