Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓNACCION
El nombramiento de un oficial en servicio activo como
Ministro de Educación, envía dos mensajes, uno hacia el interior de la Fuerza
Armada y otro, de naturaleza política. La propaganda oficialista ha justificado
su nombramiento, en la necesidad de orden, el cual es congruente con una
educación tradicional, fundada en principios franceses y alemanes, vigentes
hasta las reformas de Walter Beneke, implantadas en 1968, pero la semejanza con
estos métodos, es sólo es en su forma disciplinaria, mas no así en su contenido
y objetivos. Por esta razón es necesario analizar el mensaje político que hoy
se envía.
El nombramiento de la nueva Ministro de educación,
contradice el principio expresado en el Art. 211 de la Constitución; que
establece la apoliticidad de la Fuerza Armada: pues al ser una oficial en
servicio activo (sin importar si corresponde a las armas o al servicio), está
sujeta a la institución castrense, y su desempeño es “apolítica”, sujeta a decisiones
manadas de legítima autoridad, en respeto y acatamiento de la cadena de mando,
o sea, de autoridades “políticas” pero su cargo de ministro, es eminentemente
político. Al ser ministro, conforma el Órgano Ejecutivo y actúa dentro del
Consejo de Ministros como autoridad “política”, en conjunto con el Presidente;
esto según el Art. 150 de la Constitución.
Esto pone a una oficial que se encuentra a la orden del
Estado Mayor, en una posición superior a la entidad de la que depende; teniendo
la oficialidad superior que colaborar con lo que requiera el Ministerio de
Educación, a pedido de un oficial de inferior rango. Esto obligado por el
principio de colaboración entre órganos de Estado, o sea que un oficial en
servicio activo, con función política, está por sobre la jerarquía y mando militar
ordinario.
De aquí desprendemos el primer mensaje: los jóvenes
militares que han aceptado la política como su guía, están sobre la oficialidad
que ha seguido y cumplido los requisitos propios de la carrera militar.
Vislumbrando que es muy probable que haya una depuración por edad en un futuro
cercano y veamos el retiro de muchos oficiales superiores que, por la actual
inamovilidad en los ascensos y en las jefaturas militares, sean purgados por
una nueva generación de oficiales políticos, que acepten la nueva doctrina
manada de Casa Prsidenial.
El segundo mensaje, es hacia los padres de familia: no han
podido educar a sus hijos y será el Estado quienes los eduquen en los
principios y valores dictados por el Gobierno y, de no colaborar en esta tarea,
según la indicación estatal, serán castigados. La reforma que crea un
ministerio para dictar los valores, moral, convencionalismos sociales y
religión, se complementa con este cambio en la educación y, se verá reflejado
en la nueva educación que esta planificando el Estado: obediencia y formación
castrense, por sobre formación académica universal.
La educación escolar, debe de tender hacia la socialización
o sea la vida dentro del Estado, bajo el principio de la convivencia pacífica y
en respeto mutuo, pero si el Estado dictará las pautas, inclusive las
religiosas, se está cayendo en el adoctrinamiento, muy similar al modelo
chavista. Igualmente, si no se inculcan los valores derivados del cristianismo
o sea del mundo occidental, se cae en un irrespeto a la convivencia y se da el
fenómeno de la mara. Y si al aparecer esta, no se reconoce su verdadera causa y
se le justifica como “una porción de la sociedad excluida por el Estado”, se
corre el riesgo de aumentar el problema hasta que llegue a niveles
incontenibles.
Muchas de las nuevas disposiciones dictadas por el Ministerio
de Educación, son contradictorias con la Ley Crecer Juntos para la Protección
Integral de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia y no sólo plantea un
conflicto de leyes sino un cambio hacia el adoctrinamiento desde la
adolescencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario