Por Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
PUBLICCIÓN ACCIÓN
S.S. 21/02/2012
Como propuesta de la
campaña política, se ha planteado una VEDA
DE ARMAS DE FUEGO, a nivel nacional o por medio de las Alcaldías
Municipales. Dicha veda, ha sido ya debatida en la Asamblea Legislativa, sin
que se haya llegado a un acuerdo positivo.
Se ha argumentado a
favor de dicha veda, que, con las armas de fuego se están cometiendo la mayor
parte de los gravísimos crímenes que en la actualidad afligen tanto a la
ciudadanía honrada y que por esto, su prohibición, desarmaría a los
delincuentes, desapareciendo en consecuencia, la criminalidad.
Ante este argumento
preguntémonos: ¿Se comete el crimen por que se posee el arma, es decir, es el
arma de fuego la causa del crimen o, es ésta, sólo su instrumento?
Consideremos que el
delincuente no porta el arma habitualmente; la toma (robada, comprada en el
mercado negro o prestada) cuando en su conciencia, se ha hecho el propósito de cometer el
delito. Cómo la veda, solo prohíbe la portación de las armas y no su
existencia, el delincuente siempre sabría encontrarla de alguna manera, pero además, suponiendo que no pudiese obtenerla
¿se abstendría de cometer el delito?.... No, pues a falta de armas de fuego,
usaría para cumplir su propósito cualquiera otra cosa: cuchillo, puñal,
machete, etc. En conclusión: no es el arma de fuego la causa; ésta, es sólo un
instrumento. Por consiguiente, al proponer la veda de armas de fuego nos
olvidamos de lo esencial: las causas de su uso.
Y al hablar de su uso,
de las armas de fuego se entiende, deberíamos considerar que el uso de éstas es
de los dos sectores sociales: los honrados y los delincuentes.
Veamos entonces para
qué usan armas de fuego las personas honradas: a) Por que creen poder
defenderse de una agresión; b) Por afición deportiva y; c) Por colección. Estas
personas tienen las armas debidamente legalizadas. Y si con ellas se comete un
crimen, las autoridades fácilmente pueden detectar a su autor.
Ahora bien ¿Cómo
obtienen las armas de fuego los mareros y demás delincuentes? … ¿Quién lo puede
precisar?: robo, tráfico internacional, extorción etc. Y estas fuentes, veda o
no veda, siempre estarán a su disposición para proveerles cuando ellos lo
necesiten.
Pero volvamos a la
gente honrada que todavía a Dios gracias, suponemos es la mayoría de los
ciudadanos. Todos, sin excepción, por la naturaleza de nuestro Estado y
ordenamiento jurídico, debemos confiar en la capacidad del Gobierno para
defendernos de cualquier agresión y, en consecuencia, el ciudadano no necesita
portar armas para su defensa personal, pues sólo el Estado tiene poder legitimo
para ejercer fuerza material sobre un individuo. Sin embargo, actualmente, en
la práctica, el Estado autoriza la tenencia y portación de armas de fuego, para
particulares y empresas de seguridad,
por que es evidente, la experiencia lo dice a diario, que el Gobierno actual no tiene capacidad
para defender a todos los ciudadanos de la agresión delincuencial. Demuéstralo
a cabalidad la realidad nacional. Por esto, las empresas con capacidad
económica, contratan servicios de seguridad privada; los políticos cuentan con
la seguridad particular que les da el Estado en virtud de su cargo y, el pequeño
comerciante junto al particular, indefensos, se somete a la extorción (pago de
renta a la mara). Contra este crimen, no hay defensa, pues al que no cumplen,
lo asesinan.
Toda la población esta
indefensa: hombres, mujeres, ancianos, adolecentes, niños, soldados y policías
fuera de servicio.
Ahora bien, el
ciudadano que con ánimo viril se defienda personalmente, sabe que en caso de
lesionar o dar muerte a su agresor, tendrá que probar ante la justicia que su
acto fue en legítima defensa, lo cual le costará sufrimiento y dinero, pero
habrá defendido su vida. Y esto es el máximo de nuestros bienes.
Es muy aleccionador el
caso publicado a finales de 2011, en los periódicos de mayor circulación y que
sintetizamos así. “Se procesó en el
Juzgado de Paz de San Pedro Masahuat, a un padre de familia, por el homicidio
de un pandillero que fue ultimado en el acto de violar a su menor hija, y
lesionar a otro en el mismo acto. La denuncia del secuestro fue puesta ante las
autoridades policiales, pero éstas no pudieron encontrar a los hechores, pero
sí lo hizo el padre. Es costumbre de los mareros, matar y desmembrar a su
victima para ocultar todo rastro de su delito. El acto del padre, salvo la vida
de la menor, sin embargo, mientras éste era procesado, otros pandilleros,
dieron muerte a su esposa, madre de la menor, en la tienda de su propiedad,
como venganza por la muerte y captura de otro miembro de la clika”. Y ya no
mencionemos los numerosos enfrentamientos a tiros entre pandilleros y pasajeros
de los buses, en el momento de su asalto.
Es elocuente la
respuesta que dio un ex Magistrado de la
Corte Suprema de Justicia, a quien le preguntaron en una conferencia en una
prestigiosa Universidad, su opinión sobre la veda de armas de fuego: “Yo me opongo a que los particulares porten
armas de fuego, pues yo nunca las he tenido ni las tendré; pero, no me opongo a
que mis guardaespaldas las porten”. No hago más comentarios.
Hay quienes argumentan
que usar un arma de fuego para defenderse no siempre es efectivo, pues el
delincuente puede ser más hábil, más fuerte o, poseer mejor arma. Sin embargo,
esta es ya una decisión personal del individuo, esta en su derecho procurar su
defensa. Por un informe de ORMUSA, había en nuestro país 149,719 armas legales
y un estimando del doble en armas ilegales. Un informe reciente de IEADES,
reporta que hay 280,000 armas legales y tres veces esa cantidad en armas
ilegales. Si consideramos que en Centroamérica hay 4.5 millones de armas de
fuego, y que el 70% de estas es ilegal, comprenderemos que la veda de armas de
fuego en nuestro país, no sería efectiva para contrarrestar la criminalidad.
Proponerlo es considerar el problema de la criminalidad sólo superficialmente y
que es controlado por la seguridad pública. Débese por el contrario, ahondar en
sus causas: el General Munguía Payés dijo, cuando era Ministro de Defensa, “no se puede desarmar a las personas
honradas ante la delincuencia existente”.
Fue esa, opinión
prudente y realista: toda persona tiene derecho a defender su vida, su familia
y su propiedad. La colectividad ha creado el Gobierno y le ha conferido el
derecho de usar la fuerza para defenderla, pero ésta entidad, en la actualidad,
prueba su incapacidad para cumplir tal misión y en tal caso ¿Que puede hacer el
individuo?..... Partir de su lugar de origen y buscar nuevos horizontes, en
donde el Estado por medio del Gobierno le proteja, o ceder ante la
delincuencia, hasta que sus recursos pasen a manos de los mismos, fortaleciendo
su poder, tanto económico como el sicológico sobre el ciudadano común, o por
último, defenderse, usando el arma como un disuasorio y, en última instancia,
para la defensa material de su vida, o intereses.
Prueben las autoridades
que toda la ciudadanía vive en paz y las armas serán innecesarias.
Es evidente que la
criminalidad va en aumento y que la impotencia del Estado es una realidad, por
lo cual la prohibición de portación de armas de fuero o veda de las mismas,
sería una ley inapropiada, que no resolvería el problema delictivo. Tildar
dicha propuesta de populismo es impropio de conformidad con el significado
leninista revolucionario, aunque en nuestro medio se usa tal término para
calificar proposiciones que pueden alagar a lo que llaman “masa”, es decir, al
conjunto de la sociedad que juzga solo superficialmente, pero que es incapaz de
analizar los hechos con verdadera seriedad.
Es muy necesario decir
que la veda de armas de fuego sería no sólo ineficaz sino inconveniente y muy
peligrosa dar a la delincuencia el mensaje de que la ciudadanía esta indefensa,
a su plena discreción, es decir a su arbitrio, antojo o voluntad.
En conclusión, sin
luchar habríamos sido derrotados por la criminalidad.
Decimos muy seriamente
que este sentimiento no sería propio ni digno del pueblo que afirma en su himno
nacional:
LIBERTAD ES SU DOGMA,
ES SU GUÍA;
QUE MIL VECES LOGRO
DEFENDER
Y OTRAS TANTAS DE AUDAZ
TIRANÍA,
RECHAZAR EL ODIOSO
PORDER.
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