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jueves, 18 de abril de 2013

LA EMPRESA PRIVADA, FUNDAMENTO DEL ORDEN ECONÓMICO Y SOCIAL



Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 18 de abril de 2013.

En estos días de inestabilidad política, hay confusión en cuanto al significado de los términos y valores jurídicos y sociales, de tal manera que la sociedad, expresa significados diferentes, con los mismos términos, pero de conformidad con sus intereses particulares o su filiación política. Creo pues, necesario y oportuno, aclarar ciertos conceptos cuyo significado es fundamental para entender el sistema democrático y liberal, evitando así, confusión de términos ambiguos con los cuales se sustentan distintas formas de socialismo, en materia económica.

Adquieren una mayor importancia, estas aclaraciones, en cuanto al significado de los términos,  cuando,  de diferentes sectores,  se escuchan voces que dicen: es necesario una constituyente para que pueda adecuar la Constitución a una “nueva realidad nacional”. El interés por ésta “adecuación” no tienen todos ni la misma causa,  ni el mismo propósito: cada grupo tiene su propio particular interés: para que los mandatos electorales sean más largos, otros,  para evitar el funcionamiento y desgaste de una campaña electoral tras otra, o por acrecentar los controles gubernamentales hasta el punto  de volverlos inoperantes, que facilitaría las maniobras políticas en beneficio propio o de sus sustentantes (no digo “representados”) otros, para lograr las transformaciones económicas, planteadas durante el conflicto armado y, finalmente,  permitir que el derecho se vuelva un instrumento de venganza contra quienes combatieron el terrorismo durante el pasado conflicto armado.

Es pues oportuno referirse al concepto de empresa,  por la función que dicha institución social, desempeña en la vida nacional.

Por definición, empresa es la asociación de personas naturales o jurídicas que se dedican a la obtención,  fabricación o venta de productos tangibles o intangibles o, a la explotación de un recurso natural.

Esta actividad humana, es la más antigua del mundo, está organizada como todo cuerpo social, sujeta su existencia, a la demanda y evolución natural de las necesidades sociales y las del Estado, como ente aglutinador del conglomerado humano. Es tan amplia e importante la función de la empresa, que es necesario considerarla, desde diferentes puntos de vista: como unidad de producción y en su función social y económica.

Desde el inicio de los tiempos históricos, toda actividad que genera recursos para la vida humana ha sido gravada, directa o indirectamente,  para contribuir al sostenimiento del conglomerado social, sea éste, ciudad-Estado, Civitas, Estado o, su más reciente evolución, el Estado Moderno. Los recursos que así obtiene el Estado, provienen de una serie de actividades diversas que generan y distribuyen riquezas,  mediante la natural cooperación humana en la producción. Esta producción,  debe ser la suficiente para satisfacer tres necesidades: la de la producción,  la del que produce y la del Estado y,  además debe seguir el equilibrio natural del incentivo al trabajo,  las leyes del mercado y la necesidad racional de los servicios y subsidiariedad del Estado.

El socialista tradicional, ve los medios de producción como  de su propiedad y, sobre todo, ve al Estado, como el director y conductor de la sociedad, por medio de la producción. La iniciativa individual, está limitada por los criterios estatales. La meta, para el Estado, es la producción, siguiendo las teorías del economista ucraniano Jrijorovch Liberman, que proponía que la rentabilidad de las empresas estatales, vendría de un aumento de la productividad,  lo cual redundaría, en un mayor salario y beneficios para el trabajador. En la práctica, la imposición de metas de producción, dictadas por los requerimientos económicos estatales, dio como resultado, un descenso de la calidad, con la insatisfacción del consumidor local y, un rechazo del producto, sujeto a la libre competencia, en un mercado exterior, teniendo estos factores como resultado: un descenso en la economía centralizada y, lo cual, al final, fue una de las causas del desmoronamiento de la Unión Soviética y sus satélites. Todo este descalabro económico, se puede resumir en “la falta de incentivo privado en la producción, sin la influencia natural de la oferta y la demanda”.

La evolución de la economía socialista, fue presentada por Deng Xiaoping el 9 de abril de 1974, en su discurso en la sede de las Naciones Unidas, cuando expresó  la frase “Dos Mundos, una China”. Su visión económica, sólo era el instrumento de una nueva concepción del mundo, frente a su enemigo natural: la Unión Soviética. Razón por la cual, desarrolló la Teoría de los Tres Mundos, la cual ya no supone una colisión ideológica y de poder con occidente, sino que, la utiliza, para fortalecerse económicamente y desarrollar su industria. La clave de todo su desarrollo, es la iniciativa privada en China, la cual se ha ido abriendo poco a poco, pero sujeta a un inquebrantable régimen político, lo cual  ha hecho de la globalización, el medio indiscutible para la expansión de la iniciativa privada, con una restricción política interna. Como consecuencia, sí se logra bienestar económico, pero a la larga, crece la insatisfacción política, pues la libertad económica sin libertad de pensamiento y expresión del mismo, es imposible de sostener a un largo plazo,  pues la una es estimulante de la otra.

Y tenemos aquí la concepción latinoamericana del socialismo, la cual establece la iniciativa privada en las empresas públicas, utilizando para ello, una relación muy particular: el Estado favorece a la empresa privada, dirigida por los dirigentes políticos (de partido político), que a su vez, son los funcionarios públicos quienes ejercen la dirección del Estado, utilizando  en la empresa, una mezcla de dineros públicos, con dineros partidarios. Esta empresa privada con capital estatal, si bien puede, en cierto sentido, ser formalmente empresa privada, no lo es en la realidad, pues el mismo criterio del Gobernante, es el que impera en este tipo de empresas, por lo cual, tenemos el criterio estatal en la empresa y no, la normal regulación estatal. Por otra parte, los recursos generados por ésta, son utilizados en beneficio partidario,  lo cual causa dos distorsiones: la de la naturaleza y fines de la empresa y la del financiamiento partidario.

Volviendo a la empresa en general,  las personas y las agrupaciones de las mismas (empresas), por naturaleza humana, siempre tienden a buscar su bienestar, pero cuando se les convence de la necesidad de un aporte, para una causa o bienestar común, lo hacen voluntariamente, por la necesidad del bien común. Esta idea del bienestar colectivo, nace, precisamente en los albores de la Democracia y la República, cuando Temístocles en el año 483 a de C, convence a los atenienses que las utilidades de las minas de Laurión, que pertenecían a la ciudad de Atenas, fuesen empleadas para la construcción de dos cientos trirremes para el desarrollo comercial y la defensa de Atenas. El dinero fue entregado a los atenienses más ricos, para que con el construyeran la flota, que tres años después sería la salvación de Atenas, frente a la invasión Persa. La utilización de fondos públicos, en vez de ser empleados en el consumo de la población, fue el inicio del concepto de bien común, y la ejecución de una obra del Estado, en manos de la empresa privada.

La persona, en lo particular, jamás se niega a dar ayuda al desvalido, ni se resiste a pagar un porcentaje de sus utilidades, para el bien común, en la ejecución de obras de desarrollo o de ayuda a la población en riesgo, pero  sí, cuando comprende que sus impuestos son utilizados para el bienestar exclusivo de los políticos, o que se les exige,  para que sus riquezas, ganadas con esfuerzo, sean para el pago de “deudas generacionales” o para buscar  una distribución de la riqueza, según los criterios del Estado, y no, de la distribución natural, producto del trabajo y del ahorro,  entonces sí, habrá  resistencia y ésta,  muy justificada. A esto es lo que Frédéric Bastiat llama “expoliación del Estado”, como una forma de robo de la propiedad privada.

Si los Gobernantes actuales, no comprenden esta realidad, nublados por la ideología socialista, la situación económica, se complicará más para los salvadoreños.  Manifestó  Roberto Cañas, del FMLN, en un programa de entrevistas, refiriéndose al capital de ALBA en El Salvador, que tienen acumulados “doscientos millones de dólares”, los cuales serán usados en su campaña electoral del 2014. Cabe preguntarse ¿Qué esperará a la sociedad salvadoreña cuando, en los proyectos de ALBA se acabe ese dinero? Y,  sobre todo, cuando el Gobierno pretende firmar su ingreso a PETROCARIBE,  y convirtiendo en deuda pública lo que ahora es deuda privada de las empras ALBA. Sólo quedará la empresa privada, nacional y extranjera, radicada en el país, para sostener la economía nacional, junto a las remesas de amor que vienen de los Estados Unidos,  en las más precarias condiciones.

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