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martes, 26 de noviembre de 2013

LA NACIÓN: SUS RICOS TRADICIONALES Y LOS POBRES


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 26 de noviembre de 2013.

En uno de mis últimos artículos, cité la opinión de uno de mis interlocutores: “el ALBA no puede ser expropiada y, esta empresa garantiza que hoy los pobres veamos que sí existe alguien con mayor poder que el de los ricos tradicionales y por fin, estos pagarán lo que nos han hecho a todos”. Peligroso es, sí, muy peligroso a la existencia de la patria, tal afirmación y deseo. Puedo creer que la malhadada afirmación, fue sólo un exabrupto por el vanidoso capricho de imponerse en una discusión: los salvadoreños, dignos de serlo, recelamos de todo acto o expresión que pueda poner en peligro a nuestra patria y sus instituciones. Me refiero sólo a los salvadoreños que, por gracia de Dios, no hemos contaminado el alma con ideologías exóticas y aberrantes que penetraron subrepticiamente y se enseñaron a soto voces, de contrabando.

Más, a pesar de la ilusión de que dichos amargos sentimientos no fuesen muy sinceros, porque son dichos al calor electoral y contra su contrincante, pero creo conveniente exponer estas reflexiones. El período pre- electoral es propicio para dirimir asuntos que determinarán el futuro de nuestra nación: ¿democrática o socialista? Tal es el problema a resolver en febrero de 2014. Antes de ir a las urnas, debemos reflexionar muy seriamente sobre las consecuencias políticas y sociales de nuestra elección. Uno de los partidos políticos contendientes es, a la vez, patrocinador y protegido de ALBA, empresa político – comercial de origen venezolano que se ha enquistado en nuestro país, dis que para nuestro bien económico. Se introdujo con el pretexto de vender barato el petróleo, pero ha sido tan abarcadora que ya amenaza a todas las empresas privadas nacionales, además de que su petróleo, no es nada barato. Su propaganda es exhaustiva y lo es también su servicio social que pregona con bombo y platillos. ALBA es un donante extranjero cuyos fines políticos, deberían ser motivo de nuestro estudio perspicaz y patriótico: el ALBA es de Venezuela y su Gobierno tiene intereses que pueden ser atentatorios a nuestra soberanía. Si el ALBA lograse tener un poder, por sobre el de nuestros ricos tradicionales, la independencia nacional sería sólo una ficción. Si para liberarnos quisiésemos expropiarla y expulsarla, tendríamos que librar una lucha jurídica que podría traer consigo, muchos males.

El FMLN ha patrocinado la entrada de esta empresa: es su vaca lechera y lo ha hecho,  midiendo las consecuencias políticas contra los nacionales, a quienes ve como sus futuros dominados.
Venezuela es patrocinador del sistema político SOCIALISMO DEL SIGLO XXI, un sistema precursor del comunismo o, comunismo disimulado. Los salvadoreños, sin considerar diferencias económicas, amamos la libertad del individuo y de la nación. La libertad es sagrada y, el Socialismo, aunque sea del Siglo XXI es un sistema que suprime la libertad. No debemos pues elegir para gobernarnos a ningún candidato que aspire al socialismo del siglo XXI. En cuanto a lo que nos han hecho los “ricos tradicionales” quisiera que sus descendientes continuasen como tradición familiar, la obra de sus antepasados. Viene a la memoria José Simeón Cañas, el rico que enfermo, se presento al Congreso a pedir la libertad de los esclavos, cediendo a los poseedores de ellos su dinero y aparece también Manuel José Arce, el rico que gasto su fortuna en las luchas por la independencia nacional, fundó el Ejercito Nacional para defendernos contra los mexicanos y en su lecho de enfermo, rechazó la limosna que le enviaba el jefe del Estado, porque su pueblo pobre de San Salvador, atendía al ilustre enfermo, en todas sus necesidades. Así ha vivido la nación salvadoreña durante 192 años. Ricos, medianos y pobres hemos vivido estrechamente solidarios, formando el cuerpo nacional y, cada quien, aportando al progreso sus virtudes: el rico, fundando instituciones para servicio de los pobres, hospitales, asilos, hospicios, universidades, museos, templos y edificios públicos y que los podemos identificar por sus nombres: Hospital Rosales,  Hospital Bloom, Asilo Sara Zaldívar, Parque Walter Deiningher, etc. Hoy, el Estado maneja estas instituciones pero son nuestra herencia, otorgada sin codicia ni dolo. El Estado no actúa por altruismo, su inversión es en razón de la obligación de realizar el bien común, con dineros públicos, aunque muchos funcionarios públicos, pretenden ser altruistas con dinero del Estado y  es una malversación moral del interés público.

Nuestra historia ha sido como dice nuestro himno nacional “dolorosa y sangrienta a la vez” pero la hemos realizado solidariamente, ricos, medianos y pobres. Y Dios permita que esta vida solidaria se prolongue en el porvenir.


La defensa de la patria no pueden los pobres hacerla, sin la contribución del rico y este, no puede defenderse sin la acción del pobre y, es esta verdad la que debe resolver el problema el día de la votación: ricos y pobres solidarios, con amor patrio, rechazaremos por gracia de Dios, a quien nos quiere pescar con el anzuelo del ALBA, para freírnos en el Socialismo del Siglo XXI. La carnada del anzuelo del ALBA son unas monedas, que le costará a las futras generaciones lucha y sangre para recobrar su libertad,  frente a una nueva clase  política: los ricos extranjeros venezolanos y sus esbirros salvadoreños, que se sienten más cómodos sirviendo a venezolanos y cubanos que  con sus connacionales.

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