Publicación Acción

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sábado, 23 de diciembre de 2017

APLIQUEMOS EL OSTRACISMO


Por       
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


En la Grecia antigua, desde el año 510 A.C. si un individuo, quien quiere que fuese, acumulaba suficiente poder, para manipular el sistema democrático, es decir el poder soberano, se le aplicaba el ostracismo, castigo que consistía en el destierro por diez años y así, con su exclusión de la política, desaparecía el peligro de su influencia. Hoy, en nuestro país, se presenta en nuestro juego democrático, un caso que amerita dicho castigo.

José Luis Merino, señalado como  traficante internacional de armas, con  relaciones con grupos terroristas internacionales y narcotraficante, que le ha podido controlar  al FMLN, y por su medio, tener la complicidad de las autoridades salvadoreñas, trazando un circulo tal, que va de lo internacional, a lo nacional y, viceversa y, que por el momento, sólo presenta un eslabón de vulnerabilidad: su inmunidad se ampara en la autoridad del Presidente Salvador Sánchez Cerén, pero el mandato de éste, está por fenecer; la inmunidad de Merino necesitará otra argolla, por lo que fuerza al FMLN, para que su peso político,  rompa la institucionalidad salvadoreña, en contravención a la Constitución: sólo podría frustrarlo, el ostracismo.

El ostracismo  salvadoreño debe ser, el rechazo de su candidatura como diputado. La oposición debe ejercer las acciones legales formales para bloquear dicha candidatura y que, la militancia del FMLN, niéguele sus votos concediéndolos  a candidatos jóvenes de Izquierda, que aún no han llegado a la Asamblea Legislativa y representarían una renovación de los ideales de Izquierda.

Deben tenerse presente dos cosas: primero, el “ARTICULO 127.- No podrán ser candidatos a Diputados: 1º El Presidente y Vicepresidente de la República, los Ministros y Viceministros del Estado, el Presidente y los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los funcionarios de los organismos electorales, los militares de alta, y en general, los funcionarios que ejerzan jurisdicción.” Segundo, que dos representantes de la Corte Suprema de Justicia y tres representantes de los partidos mayoritarios, dieron su aval como TSE, dando paso, a un fraude de Ley. Esto nos induce  a la pregunta: ¿Cuán grande es el poder de José Luis Merino para hacer que hasta la oposición política, admita sus manejos inconstitucionales?

A once días del hecho, ARENA no se ha pronunciado mediante sus representantes en ese órgano electoral,  ni sus candidatos a diputados por el Departamento de San Salvador. Sólo han reaccionado los medios de comunicación electrónica y, algunos impresos, además del repudio soberano en las redes sociales.

Si José Luis Merino fuese electo como diputado, no sólo tendría una mayor cobertura para los requerimientos internacionales que pesan sobre él: tendría más poder que el que ejerce el Ejecutivo y, parecería que la ciudadanía avalase los Crímenes de Lesa Humanidad y Crímenes de Guerra,   aprobando las relaciones con el terrorismo internacional y el narcotráfico.

La democracia exige que los poderes sociales, no sean manipulados por los intereses personales de un hombre, de lo contrario, esta es imposible y la formalidad de la misma, crea un escudo, que evita la justicia.  La oposición contra José Luis Merino,  no es sólo cuestión electoral, sino la prevalencia de la estructura jurídica y política del país: “VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz”, Eduardo J. Couture.

PUBLICACIÓN ACCIÓN y sus Colaboradores,  les desean una feliz Navidad.
Atentamente
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra

Editor.

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