Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
La fundación alemana Heinrich
Böll Stiftung, ha publicado el estudio “LA FUNCIÓN POLÍTICA DE LOS MILITARES EN
CENTROAMERICA, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua”, editado el 2020,
siendo sus autores: Knut Walter y Otto Argueta, y, en cuyo prólogo, se dice:
“el papel de las fuerzas armadas, sigue siendo una ilusión impuesta para
solucionar problemas que sólo el Estado de Derecho, y el respeto de la vida
humana y el cumplimiento a los Derechos Humanos pueden lograr”, por lo que a la
luz de este estudio, es conveniente analizar el papel que desempeñará la Fuerza
Armada en El Salvador.
La Fuerza Armada, es órgano
esencial del Estado moderno, y según al marco constitucional actual, es la convergencia
entre el Derecho y la fuerza: cuya función política es la de defender física y
orgánicamente al Estado, ante cualquier amenaza. Por esa razón, la función de
la Fuerza Armada es apolítica partidaria, no deliberante y obediente a la
institucionalidad nacional, y no, a personas como tales, aunque ostenten un
cargo público.
El estudio antes mencionado,
se refiere al peligro de la utilización de la Fuerza Armada, con un fin
político, diferente al que la institucionalidad le asigna, pues si se utiliza
como solución a los problemas nacionales, degenerando sus funciones, conviértese
en fuerza que daña al ciudadano. Y este es proceso que finaliza, con el
desprestigio de la Fuerza Armada y su manipulación partidaria.
La tendencia actual, es
presentar a la Fuerza Armada, fragmentada en su quehacer histórico,
estableciendo un quiebre que se debe al presente Gobierno, deslegitimando su
papel durante el pasado conflicto armado internacionalizado. Sin relacionar que
quienes enfrentaron dicho conflicto, fueron también quienes reestablecieron la
institucionalidad nacional en 1979 y luego, se sometieron al poder civil,
mientras aún se libraba, una lucha armada. Por lo que se puede afirmar que la
Fuerza Armada, en aquel momento y en los años subsiguientes, cumplió su rol
constitucional, dentro del sistema democrático y republicano.
En entrevista televisiva, un
veterano, externó su visión sobre el presente y futuro político de la Fuerza
Armada, afirmando que, los males nacionales débense a los partidos políticos
ARENA y FMLN, por lo que hoy, la tropa en activo y la veteranía, dan su apoyo
político al presente Gobierno. También señálalo que existe una división de
orden político, entre los intereses de la tropa y los de la oficialidad.
La Fuerza Armada, es una sola
entidad, que debe existir y funcionar al unisonó, no fragmentada entre tropa y su
oficialidad, más parece que el populismo, ha infectado a la Fuerza armada,
creando un peligro mayor, pues teniendo derecho al voto, vela por sus intereses
políticos con armas y, deja de ser un ejecutor del poder político.
Esta ruptura en las
generaciones militares, puede apreciarse en los diferentes discursos del
Presidente Bukele, justificando e impulsando, desde el Gobierno, los juicios
contra oficiales que participaron en el pasado conflicto armado. Las recientes
capturas de oficiales superiores, así lo demuestran y, las maniobras políticas,
como en el caso Mozote, ya no son impulsadas, por la corriente internacional de
Derechos Humanos.
El uso excesivo de la Fuerza
Armada, en la seguridad pública, bajo un régimen de excepción permanente,
genera dos peligros: la contaminación de la Fuerza Armada con el crimen
organizado (hecho reconocido por el Ministro Merino Monroy) y el
estrangulamiento de las normales actividades políticas. Como resultado se da la
degeneración de la función constitucional de la Fuerza Armada.
El estudio antes relacionado
concluye: “La tendencia actual al populismo y al autoritarismo…. han degradado
la frágil democracia existente al punto de convertirlos en regímenes
autocráticos”.
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