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miércoles, 5 de octubre de 2022

SOBERANÍA Y VOTO POPULAR

 

Por

Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra

Editor de PUBLICACIÓN ACCION 

 

El reciente referéndum, en las regiones invadidas por Rusia en Ucrania, permite apreciar, en términos prácticos, el alcance de la soberanía y, su interrelación con el reconocimiento de la misma, por la comunidad internacional. Estas reflexiones, pueden aplicarse a las dictaduras latinoamericanas y a El Salvador, en razón del significado que el Presidente Bukele, ha dado al término “soberanía” en su aplicación internacional.

 

Soberanía es el supremo poder político, que corresponde a un Estado independiente, reconocido internacionalmente: conforme a los procesos internos de legitimidad del ejercicio del poder. Por lo que la soberanía, necesita reconocimiento interno y externo: interno del ciudadano, en el proceso de legitimación y externo, de otros Estados.

 

En Ucrania, un referéndum o cualquier consulta popular, realizada en base a una fuerza de ocupación, va contra lo establecido por los principios que rigen a las Naciones Unidas y con ello,  contra el Derecho Internacional, por lo que dicho referéndum de anexión, no ha sido reconocido por ningún país democrático, ni por China - por su política interna hacia Taiwán, por considerarla  una provincia rebelde de China: reconocer un referéndum, para definir su soberanía territorial, sería admitir la posibilidad de Taiwán de hacer valer, por referéndum, su separación política de China continental: posición inaceptable para Pekín -.

 

El principio de reconocer a un Estado, cuyo Gobierno se deriva del orden preestablecido en una Constitución, legitimada por el ciudadano, en el ejercicio libre de su capacidad política, ha sido norma centroamericana, desde “LOS PACTOS DE WASHINGTON DE 1923, TRATADO GENERAL DE PAZ Y AMISTAD”, firmado en Washington D.C., por todos los países Centroamericanos. En el Artículo II, se lee: “declaran que se considera amenazante a la paz de dichas Repúblicas todo Acto, en disposición y medida que altere en cualquiera de ellas el orden constitucional, ya sea que procede de algún Poder Público, ya de particulares”.

 

A 99 años de firmado dicho tratado, que puede ser estudiado en los archivos del SICA y las bibliotecas de la Asamblea Legislativa, Corte Suprema de Justicia y de Relaciones Exteriores, hoy cobra vigencia, pues en directa contravención a la Constitución, el Presidente Bukele, anuncia su reelección y con ello, desafía a la Comunidad Internacional, anteponiendo la soberanía, sin tomar en cuenta que ésta, es producto de la paz interior, garantizada por el cumplimiento de los distintos mecanismos constitucionales, los cuales sería imposible de ser ejercidos, si la separación de poderes no existiese y, las elecciones se celebrasen, bajo un Régimen de Excepción, durante el cual, no existen las garantías fundamentales, pues han sido suprimidas de derecho las libertades de expresión y asociación, junto a los Derechos individuales que el Estado garantiza.

 

Consecuencia del rompimiento constitucional, es el aislamiento de la comunidad internacional, que ya estamos viendo: proceso que inicia afectando el crédito público nacional y luego, al sistema bancario privado; poco a poco, ese efecto se hará mayor: perdida de competitividad, menor inversión, y lentamente, disminución en la cooperación internacional.

 

El sistema democrático, como base de un sistema político fuerte, garantiza la plena igualdad entre nacionales y extranjeros, facilitando la interrelación armónica, sin más influencias que las surgidas de la paridad de oportunidades e igualdad jurídica, por ello, el tratado antes mencionado, garantizaba en Centroamérica, el respeto a los procesos constitucionales, para un desarrollo regional sostenible.

 

En Nicaragua, el rompimiento Constitucional lo aleja de la comunidad internacional y lo condena, a tener como “amigos” sólo a regímenes igualmente autoritarios, a los que la prosperidad y bonanza económica, no caracteriza. El Presidente Bukele, va por el mismo camino: la sociedad salvadoreña se está aislando y, sus oportunidades de bienestar desaparecerán.

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