Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El sistema mejor de Gobierno: el Republicano y Democrático; el único
que asegura que el Estado, pertenezca todo, estando en función de la persona
humana, sin embargo, es el mas vulnerable, sujeto a ser manipulado y deformado por
la misma autoridad o, por la infiltración del crimen organizado y el populismo.
La transformación del
sistema republicano y democrático, es posible por la manipulación del sistema
judicial, entendiendo a este, en un sentido lato, o sea, amplio: toda
estructura que aplica coerciblemente el Derecho (Órgano Judicial, Ministerio Público,
Corte de Cuentas, Tribunal Supremo Electoral y Tribunal de Ética Gubernamental).
Esto sucede, si cambia la concepción política-ideológica, de los funcionarios
políticos (Órgano Ejecutivo y Asamblea Legislativa).
La transformación de este
pensamiento político-ideológico, consiste en la creencia de que el destino de
la nación, depende de la voluntad de una persona, que permite el lucro
personal, ya sea por el mero disfrute de los beneficios del cargo público o,
por la corrupción que éste cargo pudiese permitir. Para que esta situación
pueda darse, debe de haber la alineación de intereses económicos supranacionales
y, del crimen organizado, con los del dictador, reflejándose en su estructura
de poder.
Esta deformación del
sistema democrático, puede explicar la pretensión de reelección presidencial, el
anuncio desde la Cadena Nacional, de la confiscación de bienes, él envió de
opositores al Hospital Psiquiátrico o, el ocultamiento de las detenciones, aun
cuando estén bajo la autoridad de un Tribunal. Retomar causas fenecidas desde
hace más de 40 años y, buscar condenas sobre exfuncionarios, hoy mayores de 90
años, por acciones mandatadas por la Constitución, para probar la “justicia”
del régimen actual.
El razonamiento del actual
régimen es perverso: asegura que se vive en un país de bonanza económica, donde
la pobreza ha desaparecido y el sufrimiento es algo antiguo, causado por los
gobiernos de ARENA y el FMLN. Por ello, gasta $100,000,000 millones en un
evento de belleza, para destacar a la mujer, pero contrata a una empresa que ha
quebrado en su país de origen, que trae transexuales, una mujer casada con
hijos y hace apología del matrimonio lésbico, entre dos ex concursantes del certamen
de belleza.
En contraste con esta
ficción, se encuentra un creciente descontento por insatisfacciones laborales
en las instituciones públicas: el Gobierno, ya no tiene más recursos que utilizar
y los ahorros privados, para cubrir su corrupción: primero tomando los fondos
de pensiones y luego, el dinero de los ahorrantes del sistema financiero,
bajando el encaje legal, para luego solicitarlo, como préstamo soberano. La voz
de muchas madres se alza por sus hijos detenidos, para justificar el encubrimiento
de un pacto entre el Gobierno y las pandillas u ocultar la corrupción. Y se
esconde la miseria en las calles, ante las cámaras del certamen de belleza, sufriéndolo
por igual, vendedores informales y perros callejeros.
Mientras esto sucede en
El Salvador, inicia en Estados Unidos un proceso, señalando a pandilleros y
Gobierno de El salvador, por un pacto que asegura un triunfo electoral y
beneficios al crimen organizado.
La deformación del
sistema judicial, permite que puedan procesarse cantidades imposibles de
diligenciar conforme a Derecho: expedientes con más de 50 o 100 procesados,
cuando el proceso penal, es sobre la responsabilidad individual y no colectiva,
lo cual convierte estos procesos en un Crimen de Lesa Humanidad. También la
persecución de militares en retiro, por el dinero que se exigirá al Estado, es
una nueva forma de estafa, que permite el actual sistema judicial.
El Tribunal Supremo
Electoral, es el que, por hoy, permite la consolidación del autoritarismo, pero
la responsabilidad también recaerá en la Fuerza Armada y en quienes “siguiendo
órdenes”, no han incumplido su función Constitucional.
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