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jueves, 2 de noviembre de 2023

¡VIVA LA DICTADURA!..

 


Por

Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra

Editor de PUBLICACIÓN ACCION

 

Al grito de ¡VIVA LA DICTADURA!....., de sus partidarios, se inscribían en el Tribunal Supremo Electoral, Nayíb Bukele y Félix Ulloa, ambos en ejercicio de su función como Presidente y Vicepresidente, en un acto y pretensión clara y evidentemente, inconstitucional. Avalado por el fanatismo de quienes se ven beneficiados por el Gobierno, sin el entendimiento de sus actos, salvo el sentimiento de odio político o, la esperanza del beneficio particular, a lo que el “Bien Común”, ha sucumbido. Esta situación, debe de analizarse.

 

Este cambio social, ya fue anticipado por Walter Araujo, como una transformación del Estado y, la oposición, no dio relevancia a sus advertencias, pues muchos creían inicialmente, que sus palabras eran mero marketing o arenga política, sin embargo, fue el anuncio de la dictadura, o dominio de un grupo, ejercido por la voluntad de una persona. Un prestigioso jurista, describe esta situación, como “sovietización” del país, un político, la describe como la “debacle de la institucionalidad” y, un sociólogo, como la “alienación y conducción de las masas”. Desde cualquier ángulo que se vean, describen la realidad de la dictadura.

 

El régimen ha creado una realidad ajena a la economía, las relaciones geopolíticas y el derecho de propiedad. Los cambios fundamentales realizados por el Gobierno de Bukele son: 1) la persona humana, está al servicio del Estado, 2) La persona carece de derechos en supresión mayor, que las que prescribe el orden constitucional, pues se extiende a los derechos procesales y penitenciarios, 3) ahora, la estructura institucional,  es una entidad coordinada para la opresión del administrado, 4) la relación entre administrado y administrador, se asemeja a la existente entre el siervo y el señor feudal, 5) la propiedad privada, está sujeta al interés del Estado, según criterio mediático del Gobierno, 6) desaparecimiento del municipalismo, 7) impulso asolapado del Islam  y acoso a las entidades jurídicas cristianas y católicas.

 

Todos estos cambios son evidentes, pero no comprendidos, si se ven como factores aislados en la sociedad, por lo cual, no generan la conmoción social que debería haber. Por ejemplo, la confiscación de pensiones, solo afecta a un sector y, no ha habido mayor conmoción, la baja del encaje legal, para que el Estado tome fondos de los cuenta ahorrantes, ha pasado inadvertido, pues todo el mundo siente seguridad en sus depósitos, cuando estos ya están en manos del Estado, sin garantía de retorno. El proveedor que espera el pago de lo previsto, pero no se da cuenta de que está financiando al Estado ($ 66,000,000), mientras ese dinero no entra en circulación. Y hay muchos más ejemplos.

 

Mientras el Gobierno, por medio de la fuerza, se consolida en el interior, se desmorona en el exterior: ya no hay credibilidad en el Gobierno y, en que podrá pagar sus compromisos internacionales. Su política exterior es errática: condena a Hamas, pero espera que los aliados de esta organización, le den el dinero que necesita. Compara a un grupo terrorista, con uno delincuencial, para realizar mayor represión interna. Coquetea con China y Rusia, en el momento en que todos se alinean para una contienda mundial y ataca a Estados Unidos (ver troles).

 

Estados Unidos, ha dicho que deja a los salvadoreños decidir su destino, o sea que dependerá de nosotros, aceptar o no, la tiranía. Y, desde el momento en que el dictador ha roto los principios constitucionales, las elecciones son, solo una forma de lucha política, la cual, en caso de fraude, se tendrá que extender por otros medios, para impedir el objetivo del dictador: legitimación de su régimen, o sea, la falta de oposición al mismo, y para que no pueda consolidar un cambio, que destruya la República.

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