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martes, 9 de julio de 2013

ESTADO DE NECESIDAD Y LEGÍTIMA DEFENSA.SNOWDEN Y ASSANGE


Por             
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 9 de julio de 2013.
                                                                      
“Hay dos clases de personas: unas que bajan el río, lo fácil y otras que quieren remontarlo a las fuentes. Bajar el río, seguir la corriente, lo hacen hasta los cadáveres. Si nos convertimos en cadáveres bajaremos más rápido. Pero si pensamos por nuestra cuenta entonces, aunque estemos solos, estaremos buscando la verdad". CHARLES PÉGUY,  escritor,  poeta y ensayista francés, muerto el 5 de septiembre de 1914,  en la batalla del Marne, como oficial francés, en defensa de su patria.

Sólo tres países, han ofrecido asilo político a Edward Snowden y, todos latinoamericanos, adscritos al proyecto bolivariano de Venezuela: Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Este suceso nos permite reflexionar sobre el fondo de la cuestión que motiva a proceder, a los servicios de inteligencia de un Estado. Una pregunta que flota en el ambiente, desde que Julian Assange, como periodista, reveló los datos, producto de un espionaje mundial  y, creó bochorno al cuerpo diplomático norteamericano y a la mayoría de los políticos del mundo.

La creencia del ciudadano común de América y Europa es que si,  vivimos en un mundo en el que impera  la globalización, pero que no obstante, cada individuo, esta a salvo en su territorio, en donde el Estado tiene la obligación de protegerlo, garantizando sus Derechos Universales y en fin, su modo de vida, libre de toda amenaza. La realidad, sin embargo es diferente, tras esta máscara de conveniencia occidental, en comparación con otras regiones, es una inmensa isla de prosperidad,  de libertad y sobretodo de seguridad. Contribuye esta general concepción del mundo el economicismo que se cree privara por sobre el plano político y que, la globalización será factor que eliminará los problemas y necesidades geográficos de todos los diferentes Estados. La realidad prueba que dicha eliminación no se realiza. Las realidades geopolíticas, no han desaparecido, forman pequeños núcleos de los cuales irradian áreas de influencia que defienden un área maños,  y es de ésta área, de donde nacen las amenazas políticas.

Tenemos que en la práctica, cada Estado poderoso o débil, tiene que velar primero, por su soberanía (interna y externa) que se traduce en la protección debida a sus ciudadanos y, este hecho, obliga al Estado a considerar toda forma no nacional como un posible antagónico o como un peligro y, en última instancia, vea como una amenaza cuyos actos atenten contra la colectividad, por que su fin político difiere con el fin o fines del Estado.

Situación ésta que  nos lleva a considerar los principios de Estado de Necesidad y de Legítima Defensa Preventiva, en la cual,  el Estado de Necesidad, será el género y la Legítima Defensa Preventiva, es la especie. En este caso, al igual que en el Derecho Penal, la primera es una causal de justificación y de inculpabilidad en la acción y la segunda,  por su consecuencia, es causal de inculpabilidad para el Estado.

Por lo cual, cada Estado, mientras más extenso sea y tenga por consiguiente mayor influencia mundial, tendrá así, mayor peligro a su existencia y serán  mayores sus amenazas (desde ambientales hasta políticas) razón por la  cual, su área de interés en inteligencia, será mayor que el de su ámbito de influencia. Esto incomoda tanto a los defensores de las garantías individuales,  como a quienes promueven las amenazas, pues para que el individuo sea protegido en sus “Derechos”, debe detectarse lo que amenaza dichos derechos y, no será precisamente esto, una labor judicial, sino del Ejecutivo, en la impersonalidad que tiene que observar. Es en este punto, en el cual  cabe una aclaración sobre una relación simbiótica, imposible de separar en la práctica: a mayor protección, mayor injerencia del Estado; más, gusta la protección, pero no así, la injerencia del Estado y,  que exista la una, y no la otra, eso es imposible.

Pues bien,  la situación actual del mundo después de la Guerra Fría, plantea nuevas amenazas y, es obligación de los Servicios de Inteligencia detectarlos y determinar, las posibles soluciones, siendo responsabilidad del Gobierno, escoger cual es la solución,  según la política más conveniente de dicho Estado.  La utilización de dicha información y acciones, siempre que sean en defensa de su Estado y de sus ciudadanos, es legítima, pero no lo es, cuando dicha información se usa  para fines políticos particulares, como quedo evidenciado en el caso Watergate (1972) y que finalizo por tal motivo, con la dimisión del Presidente Richard Nixon, el 8 de agosto de 1974.

El mundo conoce de los atentados, en el tren de Tokio, Japón (1995), de las Torres Gemelas, Estados Unidos (2001), del atentado en la Estación de Atocha, España (2004), el atentado en la escuela de Beslam, Rusia (2004) , del atentado de Londres (2005), el atentado contra hoteles en Marruecos (2006),  pero no conoce, sobre las operaciones encubiertas que han evitado otros posibles atentados. Los Servicios de Inteligencia, al localizar posibles amenazas a sus intereses nacionales, lo informan y se formulan políticas de Estado, tal como esta sucediendo hoy, con el caso de las pandillas en Centroamérica.

Todo Estado, tiene el Derecho y la obligación, a prever sus amenazas y luego, conjurarlas, pues no es posible la segunda, sin la primera,  por lo que todo ciudadano tiene la obligación de colaborar con dicha seguridad, por sobre los Derechos Individuales,  tal  es la lección que aprendió Latinoamérica durante la Guerra Fría y la agresión insurgente,  aunque actualmente, se pretenda dar prioridad a los Derechos individuales, por sobre el interés colectivo,  y frente a una posible amenaza.

El mundo libre, se ha mantenido así, gracias la muy difícil conjugación del poder del Estado, frente a las libertades individuales, dando su vida, muchas veces, por la libertad colectiva, representada por sus símbolos patrios. En consecuencia, todo aquel que atente, en alguna o varias formas, contra la Seguridad Nacional de su Estado, es un traidor a su patria, y por tanto de la colectividad de su país.


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