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jueves, 3 de marzo de 2016

CONTESTANDO A LA COMPAÑÍA DE JESUS, POR LA CAPTURA DE MILITARES EN SITUACIÓN DE RETIRO


Por    
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 3 de marzo  2016.

Los salvadoreños,  veteranos del conflicto armado y las víctimas de la ilegítima agresión armada e intelectual, sufrida durante la Guerra Fría, desarrollada en Latinoamérica, deseamos paz, perdón y olvido. La misma población, que ha servido de modelo en las Naciones Unidas, por su capacidad de poner fin y recuperarse satisfactoriamente, de un conflicto fratricida, la que se ve hoy, alterada en su tranquilidad, por las ansias de venganza y lucro personal, de ideólogos inescrupulosos que  amenazan la paz interna de los pueblos libres y es lo que hoy está sucediendo en nuestro país: la pretensión de captura de 17 militares en situación de retiro, es una afrenta a la sociedad salvadoreña y a la comunidad internacional, porque pretenden llevarnos a un retroceso social la Compañía de Jesús y la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.

1. No ha habido ni un asesinato político desde 1992,  pero sí, persecución y cárcel para quienes participaron en el conflicto armado y voluntariamente depusieron las armas, cumpliendo a cabalidad los Acuerdos de Paz de Chapultepec. Hoy, el Alto Mando militar de aquel momento, es perseguido físicamente ¿Quiénes realmente atizan la polarización y provocan inestabilidad? ¿los que defienden los Acuerdos de Paz con la amnistía que conlleva o, los que se abocan a causas fenecidas e invocan una justicia que sólo ellos reclaman, abrogándose un derecho y sentir social que no existe en el pueblo salvadoreño?

2. La amnistía es el instrumento para poner fin a todo conflicto armado y evitar un derramamiento innecesario de sangre. Este instrumento es considerado legal por el Derecho Internacional y, más aún, cuando ha sido avalado por las misma Naciones Unidas. La amnistía, no sólo permite la paz, sino también que sus participantes tomen el camino de la lucha política partidaria, en elecciones libres para lograr  sus aspiraciones de cambio social,  lo cual, ha permitido que el FMLN, con su anterior dirigencia de las FPL, en su estructura de guerra,  llegue hoy al poder, ya en su segundo período y, permitiendo que haya existido una transición pacífica y armoniosa entre las anteriores fuerzas en conflicto. Ha amparado la amnistía a 408,000 personas entre ambos bandos, dándoles estabilidad y seguridad jurídica.

3. El perdón que ofrece y reclama la Compañía de Jesús, consiste en juzgarlos bajo la autoridad del Estado, condenarlos, encarcelarlos y obligarlos a una cuantiosa reparación económica de los daños, primero pagadera por los participantes y luego, por las arcas del Estado, lo que de ninguna manera es un perdón.

4. El imperio del Derecho lleva en sí mismo, la aplicación de la justicia,  pero incomoda a quienes no ven sus deseos satisfechos. Hoy, el Derecho salvadoreño, ampara a toda persona que realizó hechos de sangre, durante el pasado conflicto armado. Sin embargo,  la enseñanza de los Juicios de Núremberg, es que también son responsables  los ideólogos que siembran ideas aberrantes en la sociedad, y que permiten la justificación de un conflicto armado, como quedó evidenciado en el “Juicio a los Jueces”; igual conducta es atribuible a Ignacio Ellacuría y los otros sacerdotes jesuitas que, desde la cátedra de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, atizaron con sus doctrinas, el fuego  de nuestro conflicto armado, convirtiéndose en referentes estratégicos, para la justificación del conflicto.

5. Las capturas y la petición de extradición, son cuestión estrictamente jurídica,  pero que se encuentra manipulada políticamente.  Nadie puede negar el peso político de la Compañía de Jesús en el mundo y, es ese mismo peso,  el que incita a torcer la justicia en su favor. Ya la Revolución Francesa estableció el principio de separación del poder eclesiástico del terrenal y, en nuestro suelo quedó formalmente roto, desde la Constitución de 1886;   sin embargo, no basta el establecimiento formal de esta separación de poderes, debe ser efectivo y quedar claro, por los acontecimientos que se están dando,  que ese poder, aquí en el país, ha sido retomado por la Compañía de Jesús,  por lo  que la defensa de los militares hoy perseguidos, sea una causa aún más grande, que la solicitud de justicia bajo la aplicación de la ley vigente. Obliga a que nuevamente se luche por la separación de poderes y que fue iniciada en nuestro país por  el Capitán General Gerardo Barrios y retomada por infinidad de juristas y activistas políticos liberales, a través de nuestra historia.

La obligación de todo militar, luego de jurar ante la bandera, es defender la integridad del territorio nacional y  las leyes vigentes, en una obediencia absoluta al poder civil, y conforme  las órdenes de sus superiores, “aún a costa de sus vidas”. Y es situación que ha vuelto al servicio activo de la patria, a quienes ya llevan más de veinticuatro años en situación de retiro, pues militar nunca han dejado de ser, pues militare se es por  profesión y por convicción, lo que les da un derecho propio de ser militares, luego de prestar  juramento a la bandera de la República de El Salvador.

6. La muerte de los señores jesuitas, se dio dentro de un conflicto armado,  en el cual ambos bandos, pretendían eliminar  las estructuras del mando enemigo, no circunscribiéndose el conflicto sólo a los combatientes. Pensar que sólo los soldados deben morir, es un concepto militar derivado de la Edad Media, que establecía una clara diferencia entre el noble y el villano, y  que se cambió durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos;  por esa razón, el Derecho Internacional Humanitario, sólo protege a quienes no combaten, realizan acciones pastorales o labores médicas.  La labor de Ignacio Ellacuría y sus compañeros nunca fue una labor pastoral, sino teológico- política.

7.  Todo salvadoreño conoce la verdad sobre nuestro pasado conflicto armado, pues la mayoría de la población adulta lo vivió; puede haber diferentes opiniones sobre el mismo y no necesita saber más sobre él,  pues hoy se tiene la aflicción de un promedio de veintitrés asesinatos diarios, más una grave crisis económica. El Salvador, no necesita remover su pasado para conocerlo, pero hay quienes aún viven en él,  aunque son los menos, pero recogido y atizado su odio social, por la persistencia de la Compañía de Jesús y de la misma, los querellantes a sueldo. El Informe de la Comisión de la Verdad fue elaborado por extranjeros,  no por salvadoreños y, encontramos en el tiempo, que las mismas organizaciones que en su elaboración trabajaron en El Salvador, son los que han participado en Chile, Argentina, Perú, Ecuador y Guatemala, siempre como activistas políticos, lo cual desmerece las opiniones vertidas dentro de dicho informe y más aún, cuando se presentan constituyéndose clandestinamente, en Tribunales Internacionales, para la Justicia Restaurativa en El Salvador.

8. La actuación del Gobierno al respecto, deja mucho que desear. Se está dejando manipular por la Compañía de Jesús, cediendo a la presión de sus querellantes y rompiendo los principios penales y legales de nuestro país, denegando la justicia  a sus ciudadanos.

9.  El Procurador de los Derechos Humanos, ha actuado como un activista político y no, por velar  los intereses difusos del pueblo salvadoreño; todas sus apariciones públicas giran en derredor a la Justicia Transicional y la Justicia Restaurativa, viendo de menos el alto número de homicidios y el reclamo público de los servicios de agua y sanidad.

10. El imperio de la justicia como el fiel cumplimiento de la legislación vigente, es lo que necesita el Estado de El Salvador y no, revivir un  un conflicto fenecido que ya no es nuestro, sino de mentes que nunca lo vivieron y pretenden ser los redentores de El Salvador. El poder político de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas subsiste por su activismo político, recogiendo las últimas chispas del pasado conflicto armado, las cuales hay que extinguir ya, en beneficio de las generaciones futuras.


Audi alteram partem (Escucha a la otra parte) Para juzgar con imparcialidad, es preciso oír la defensa después de la acusación.

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