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jueves, 16 de noviembre de 2017

MILITARES Y JESUITAS: UN DESTINO CONVERGENTE



Ignacio Ellacuría, fue formado dentro del pensamiento filosófico de su maestro, Karl Rahner, que formó parte de la escuela Novelle Theologie, criticada en la Enciclica Haumani Generis del Papa Pio XII, pero que con posterioridad, influyese  en el Concilio Vaticano II. Por dicha formación, el destino de Ignacio Ellacuría estuvo  sellado, junto a las de los oficiales que ingresaron a la Escuela Militar en los años 1963, 64 y 65, así como a la de sus superiores en mando y subalternos, al momento de la ofensiva de 1989.

Las ideas filosóficas son meras especulaciones mentales,  pero al pretender explicarse por ellas, la razón de los acontecimientos sociales, se vuelven la mano que guía el destino individual. La aplicación de las ideas de Rahner, sobre los conflictos salvadoreños en el contexto de la guerra fría, sellaron el destino de los seis muertos en la UCA y de los veintidós señalados como  responsables de su muerte y que, junto a ellos murieran setecientos soldados y mil quinientos guerrilleros, en la ofensiva dirigida contra la población civil.

Al triunfar  la revolución cubana en 1959,  hubo un cambio continental en la doctrina militar y en sus  programas de estudio, porque Latinoamérica había entrado de lleno, a la Guerra Fría, siendo teatro de operaciones de una guerra insurgente, de la cual, aun no se conocía su operatividad.  La “Tandona”, conformada por quienes ingresaron en 1963, fue la primera en recibir la nueva doctrina y, por relación de mando directo, con las dos siguientes promociones. Todos los relacionados con estas promociones, durante el conflicto armado, ya sea por mando superior o inferior, hoy están siendo procesados.

El conflicto armado de 1981 a 1992 pudo evitarse: la juventud militar que dio el Golpe del 15 de octubre de 1979, cedió el poder a la izquierda, pero ésta no lo acepto, porque  procedía del estamento militar y no, de un triunfo insurgente. La relación militar-izquierda,  había sido dirigida por Ignacio Ellacuría, Monseñor Romero y demócratas norteamericanos, en una muy delicada trama. En el actuar de esa trama, se rompen relaciones diplomáticas con el Gobierno de Sudáfrica y, se secuestra y asesina a su Embajador Archibald Gardner Dunn en una posible relación del Gobierno salvadoreño (Junta Revolucionaria de Gobierno) con las FPL.

Durante la ofensiva de noviembre de 1989, Ignacio Ellacuría se encontraba de viaje en España y Alemania y apresuradamente, regresa a El Salvador, para servir de mediador entre la Guerrilla y el Gobierno, ante  un triunfo insurreccional, propiciado en parte, por la labor subversiva de la UCA en las nuevas generaciones de militares,  instándolas a un rebelión contra los mandos, en una repetición de las conspiraciones  1979, como se da a entender en el libro “Un paso al frente”, de José Luis Merino.

La muerte de los jesuitas, como la de los 1500 guerrilleros caídos, fue inútil: los cambios esperados por la insurgencia nunca llegaron, sólo han alimentado los bolsillos de la dirigencia de las FPL y del Partido Comunista. El sacrificio de los veinte implicados en el expediente español, por la muerte de los sacerdotes jesuitas,  les hace continuar en el servicio activo. Con la extradición a España del Coronel Inocente Orlando Montano, reactivará el proceso y podrán incluirse a Alfredo Cristiani y a Francisco Merino, éste último, por haber llamado a Ellacuría, para que regresase a El Salvador.


La Ofensiva de 1989 fue la batalla con la cual se derrotó a la insurgencia,  pero lo que le permitió llegar al poder, fue la incapacidad de la clase política nuestra. El peso de la guerra se descargó en los políticos, que  no entendieron la magnitud del conflicto. Loor a todos los que hicieron armas contra la insurgencia en esos días, defendiendo a su Patria.

1 comentario:

  1. La guerrilla no fue derrotada; el ejército no pudo derrotarla y ambos se vieron abocados a firmar un Acuerdo de Paz. Lo que siguió es otra historia pero por mucho empeño que le pongan, ni con un millón diario de $ pudo la FAES ganar militarmente. Forrarse los bolsillos sí; los otros lo harían más tarde. No puede alterarse la Historia, ahí están los hechos.

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