Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Gasligting,
es técnica de manipulación sicológica: introducir una duda en sus víctimas,
para lograr la deseada manipulación. Parte de dicha técnica, empleada en El
Salvador, inicia con la “posverdad” - ya explicada en un artículo anterior-. La
utilización de la duda, sobre las acciones, o juicio, en base a falsedades, es
el más sutil abuso emocional, que conduce al error político. Por lo que, obtener
de esta manera, la voluntad soberana, no legitima las acciones del Gobierno,
aunque según la forma, sí lo estén.
El “gasligting” o
“Luz se gas” según el Diccionario es: “intentar que alguien dude de su razón o
juicio mediante una prolongada labor de descredito de sus percepciones y
recuerdos”. La mayoría de las grandes líneas políticas del Gobierno de Bukele,
han seguido este procedimiento. Iniciado por la “posverdad”, cambiando en cada
una de las acciones de Gobierno, el sentido de la Constitución.
Ejemplos de
“gasligting”, en la política salvadoreña son: asegurar que la reelección
presidencial es legal. Este concepto ha sido tan publicitado, que hasta ya es
considerado por la oposición, como una realidad política a la cual, hay que
enfrentarse, para que al final, si se somete Nayíb Bukele a una elección,
anteponer a la Constitución, los votos en su favor y forzar un cambio
Constitucional, desde la pérdida de la vigencia efectiva de la constitución,
por lo que, no tenga oposición un cambio constitucional, aunque no haya sido
convocada una constituyente, para tal efecto.
Otro ejemplo, es
la aplicación del Bitcoin, como moneda de curso legal. Ha sido tan publicitado
que no se ven sus consecuencias reales, sino los beneficios publicitados por
los troles. La realidad del rechazo nacional, se ve eclipsado por la labor de
los troles, creando la ilusión de una riqueza instantánea, contraria a la
lógica y la razón. Esto permitirá que cuando el Ejecutivo, tome la totalidad de
la liquidez nacional, la substituya por bitcoin, y el cuestionamiento sea
mínimo.
Igual método se ha
aplicado al modificar el régimen de pensiones, que le ha permitido al Gobierno,
tomar dichos fondos, para gasto corriente. Al tomar los últimos remanentes de
dichos fondos, se dirá que servirán, para proyectos de infraestructura y, que
serán pagados con peajes o mínimos aumentos de impuestos. En otra situación,
sin la aplicación de estas operaciones sicológicas, ya habrían creado un retiro
de efectivo del sistema bancario, pues el siguiente engaño, recaerá sobre la
importancia del efectivo y la necesidad de eliminarlo, para impedir las extorsiones
y crear una fiscalización efectiva, por lo que se limitará el uso de efectivo, y
se usará un medio digital. Como remate del engaño, se afirmará que es forma de
ejecutar la inclusión financiera, logrando el mayor beneficio social.
La deconstrucción
del sistema democrático y republicano (deshacer analíticamente, para dar otro
significado) mediante la construcción de una “posverdad”, que cambie el sentido
de la Constitución, para justificar el autoritarismo, creando un engaño basado
en el proceso psicológico del “gasligting”, se convierte en el mayor riesgo del
sistema democrático.
Este proceso de
engaño, debe ser tomado como vicio del consentimiento, en la forma de error,
pues al existir dolo, en la presentación de los hechos, se da en los mismos, el
error, y será imposible que el ejercicio del poder sea legítimo.
Por esta razón El
Economista publicó un artículo titulado: “9 de febrero de 2020: el día que se
resquebrajó la democracia en El Salvador”. Hoy las preguntas son: ¿Se
inscribirá como candidato presidencial Bukele?, o ¿Completará el engaño
apadrinando a alguno de sus allegados?, ¿Soportará el régimen, la falta de
liquidez? El tiempo lo dirá.
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