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viernes, 18 de septiembre de 2015

REFLEXIONES EN EL MES DE SEPTIEMBRE


Por     
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 18 de septiembre  de 2015.

Para la mayor parte de salvadoreños, el 15 de septiembre, es  día de gloria en el cual soñamos, con un futuro feliz para nuestra patria, pero para otros, es día de lamentarse,  expresando el odio  contra nuestro ser hispano, en añoranza de un pasado indígena que ya sólo existe en la arqueología, pero el cual se anhela revivir con fines políticos actuales que tienden a  alejarnos de nuestras raíces, con el anhelo que nuestro destino sea regido según las normas de un pasado inexistente y en el cual, nuestra independencia sea un estado exclusivamente material.

Nuestra independencia fue fruto de dos hechos históricos: primero las ideas de la Revolución Francesa y segundo, las guerras napoleónicas en España. En los momentos más aciagos de la vida política española, nuestros próceres anhelaron la aplicación de los principios libertarios de la Revolución Francesa,  rechazando la idea imperial del absolutismo. Podemos afirmar en consecuencia, que nuestra independencia fue exclusivamente ideológica, en el deseo de vivir un Estado Democrático de Derecho, aunque ese concepto no existiese en su forma moderna.

Entre nuestro primer grito de independencia de 1811 y nuestra independencia formal, en 1821, formamos parte de las Cortes de Cádiz, por lo que, por un fugaz momento político, fuimos  parte de la diversidad española, en paridad con las más antiguas regiones que la conforman.

La independencia fue un faro a seguir por cada una de las  generaciones futuras y así  todas sin excepción, han dado un aporte más a la vida independiente, defendiéndola siempre que ha sido necesario, aún con su sangre,  en la evolución patria. La generación del Presbítero y Dr. Ysidro Menéndez, junto a la del Capitán General Gerardo Barrios, crearon la independencia jurídica del Estado; la Constituyente de 1886, consolidó la separación entre Iglesia y Estado, sentando la libertad como base para la producción del país; la generación del General Maximiliano Hernández Martínez, le dio forma moderna a nuestro Estado; la generación de la Constitución de 1950, sentó las bases de los Derechos Sociales e hizo de ellos, una meta a alcanzar; los jóvenes oficiales de 1979, restauraron el sistema democrático y luego defendieron al país hasta 1992; la generación política posterior a 1992, defiende el sistema democrático con la aplicación del mismo.

Hay siempre nuevas metas que alcanzar: la generación actual lucha ahora contra la corrupción.  Esta lucha por mantener la libertad es constaste pues  cada generación debe luchar por construir un Estado mejor. Esta idea la encontramos en las palabras del Dr. René Fortín Magaña, expresadas durante el acto de  celebración del 15 de septiembre, en la Universidad Dr. José Matías Delgado y también, en el  Mensaje del Presidente de la Asociación de Periodistas de Nicaragua Lic. Gustavo Bermúdez Herrera en el Día Internacional del Periodista. Y es que todos los centroamericanos, aunque separados, vivimos el anhelo común de libertad y progreso que nos legaron nuestros próceres.

El indigenismo es ya arqueología; las Españas se fundieron en América, siendo una: España, pero también fundieron en un solo crisol, a los diferentes pueblos indígenas, dando origen a Latinoamérica. En esta amalgama de razas e ideas, fue eje la libertad, la que nos induce al individualismo y por sobre todo, la lucha continúa por el perfeccionamiento del sistema político, manteniendo como sólidos cimientos de unión, la lengua castellana y la fe Cristiana. Si honestamente aceptásemos como nuestra realidad el indigenismo, tendríamos que mantener el sanguinario paganismo precolombino y la sujeción a Caciques-Dioses y además, deberíamos aceptar nuestro aislamiento del mundo occidental y aún nuestra separación dentro del mismo continente.

Hispánica es nuestra tradición, y la debemos de aceptar con orgullo, compadeciéndonos de aquellos que con odio, claman un indigenismo ya inexistente y reniegan, maldicen y vilipendian  nuestra independencia y a quienes  realizaron tal gesta, pues sus objetivos son políticos personales y no, patrióticos.


De la HISTORIA DE FRANCIA, de Jacques Bainville (traducción del fráces por J. Farrán y Mayoral) cito “¿A quién debemos nuestra civilización? ¿A qué debemos el ser lo que somos? A la conquista de los romanos. Y si esta conquista hubiese fracasado, se hubiera hecho más tarde, en condiciones diferentes, acaso menos buenas, si los galos no hubiesen estado divididos y perdidos en su anarquía.” Tal juicio nos permite concluir, que la conquista española nos civilizó y formo nuestro ser, sin el cual no seríamos hoy participes de la civilización romano-cristiana.

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