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domingo, 6 de diciembre de 2015

LOS PRINCIPIOS DE GANDHI EN FUNCIÓN LATINOAMERICANA


Por    
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 6 de diciembre  del 2015.

La resistencia pasiva y la igualdad humana, son los dos grandes principios de la política de Gandhi, y no son aplicables exclusivamente a la India o a países subdesarrollados, sino en cualquier país en su quehacer político; más, pese a que son fácilmente aplicables, suelen quedarse en un lirismo abstracto, sin que ayuden a resolver los problemas prácticos: el abuso del poder y las necesidades humanas.

La resistencia pasiva, rompe el jurídico principio de  presunción del acatamiento voluntario a  la ley, o sea al ordenamiento manado de una autoridad. El presupuesto  legal, es que toda la colectividad, acatará determinada disposición y que, la desobediencia será  la excepción, la cual debe ser castigada, según el ordenamiento penal. Sin embargo, cuando sólo la excepcionalidad es la que obedece, el Estado o el que ejerce la autoridad, pierde su capacidad de control social, volviendo en ilegitimidad, su legitimidad; y entonces recae la legitimidad, en quienes ejercen la resistencia pasiva.

Tal parece ser lo que  está sucediendo en Venezuela: la sociedad se vuelca pacíficamente para ejercer su voto, mientras que Maduro, amenaza con la violencia, si no se elige a sus candidatos. El ejercicio de la fuerza contra la desobediencia a la autoridad, es más efectiva que la resistencia armada, pues ésta se limita a quien porta el arma y una resistencia de este tipo, muy difícilmente podrá llegar a la totalidad de la población: tal fue  razón del fracaso de las diferentes ofensivas realizadas por el FMLN, durante nuestro pasado conflicto armado y causa  de que  la guerrilla de las FARC, no ha podido en Colombia, obtener el poder.

La resistencia pasiva es la acción política que a lo largo, derribará al chavismo,  y pondrá fin a los Gobiernos de Correa y Morales, a pesar de las leyes que ellos den para garantizar su reelección y quieran usar el poder del Estado en su beneficio. Debe notarse que la resistencia pasiva, surge cuando han sido agotadas todas las alternativas que dan la ley y el Derecho. Se da un cambio de mentalidad  al desconocer la autoridad, y carecer de los medios y la aptitud física, para ejercer la violencia en legítima defensa.

La aplicación del principio de la resistencia pasiva, lleva forzosamente a la igualdad social, pues la resistencia no puede ser sólo de una clase o grupo, sino del conjunto social; se crea una entelequia que es común. Los distintos movimientos insurreccionales latinoamericanos, no tuvieron esa entelequia y, a su falta, se debió el fracaso, pues buscaron su base en la lucha armada y la división de clases.

Gandhi predicaba la igualdad social entre las distintas clases, pero la igualdad social puede realizarse en cualquier sociedad que esté dividida en diferentes estamentos o por ideas políticas. Es notorio, como las sociedades latinoamericanas van superando algunas de sus diferencias ideológicas, frente a hechos que les afectan en común: la corrupción y el ejercicio despótico del poder. El Ecuador, cuyo socialismo se basa en el populismo indígena, ha tenido ahora manifestaciones comunes, en contra del Gobierno, debido reformas constitucionales,  para la reelección indefinida, y contra  lo cual se ha afirmado, que dicha oposición es un “juego de la derecha”, pero hay concordancia en todos los sectores, en que dicha propuesta, es lesiva a la democracia y a los intereses nacionales. Mientras tanto, Evo Morales, hace un llamamiento a los indígenas ecuatorianos para que apoyen a Correa, aunque el mismo descontento generado en Ecuador, afecta a Bolivia.

Del principio de  igualdad entre los hombres, despréndese el que todo movimiento social y el progreso nacional, dependen del ciudadano mismo, y no  de fuerzas externas, pues si así fuese, no habría una verdadera independencia. Puede extenderse este principio a la solución de todas las necesidades sociales: estas deben de ser satisfechas por la comunidad misma, actuando todos en común, sin esperar a que sean otros, por “solidaridad con el desvalido”, se hagan cargo de las necesidades individuales, pero generalizadas en la sociedad.


Es la solidaridad que crea la igualdad, la que puede solventar todos los problemas sociales. Pero la solidaridad tiene que nacer por voluntad de los que padecen y no por el criterio de terceros, que por otros motivos proponen ayuda, que a la larga, puede volverse yugo. El asistencialismo del Socialismo latinoamericano, es el arma que hoy esgrimen los autócratas para pretender perpetuarse en el poder.

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